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Historia de Cuba | Cuba: del problema racial a la esclavitud para todos

La lucha contra la discriminación racial en Cuba "depende de la restitución de las libertades ciudadanas y de un programa educativo dirigido a disminuir gradualmente las diferencias de instrucción y propiedad entre blancos y negros", afirma el autor.

Presos políticos en Cuba
Represión policial en Cuba durante las protestas del 11 de julio de 2021. | Imagen: AFP / Yamil Lage

El racismo (sentido de superioridad de un grupo étnico respecto a otros) y la discriminación racial (exclusión o preferencia vinculada a la raza) carecen de fundamento científico. Ambos —enlazados por ley de causa y efecto— actúan contra la dignidad humana al ignorar los derechos y libertades básicos, e impedir la participación en igualdad de oportunidades.

Se trata de un fenómeno antiquísimo en la historia de la humanidad con presencia en casi todas las sociedades, que tiene raíces económicas, políticas y culturales. Las sociedades. Las siguientes líneas se limitan a algunas particularidades en Cuba.

En marzo de 1959, en uno de los discursos en que se refirió a la discriminación racial, Fidel Castro preguntó: 

¿Por qué no escribimos artículos contra la discriminación racial? ¿Por qué no abordamos este problema? ¿Por qué no invertimos unas cuantas cuartillas en escribir y demostrar científicamente que es absurdo? ¿En despertar la comprensión entre los cubanos?1 

Sin embargo, las medidas dictadas por el Gobierno revolucionario para radicar ese mal, además de dirigirse contra manifestaciones externas (abrir las universidades, los hoteles y las playas para todos) e ignorar sus causas, se acompañaron con la suspensión de las libertades ciudadanas, la confiscación de la propiedad sobre los medios de producción y el desmantelamiento de la sociedad civil autónoma, de manera que el sistema totalitario instaurado  convirtió esos derechos en privaciones para todos los cubanos. Y el problema se amplificó como nunca antes en toda su historia. El racismo y la discriminación racial ocuparon el lugar perdido y todos los cubanos, desposeídos de libertades y derechos, pasaron a una situación peor a la que tuvieron los negros hasta 1959.

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En un sistema restrictivo o totalitario como Cuba, hay muchos temas "tabú", "eso" de lo que "no se habla", como las diferentes formas de discriminación que subyacen y se acumulan bajo el autoritarismo.


Una breve mirada al pasado

Desde el siglo XVI comenzaron a llegar a Cuba africanos en condición de esclavos. Pero fue en las fronteras de los siglos XVIII y XIX que los hacendados cubanos, estimulados por la ruina de Haití —entonces primera productora mundial de azúcar y café— persistieron hasta lograr que España emitiera la Real Célula (febrero de 1788) que autorizó la entrada libre de esclavos para las plantaciones azucareras y cafetaleras: un comercio infernal e inhumano que se mantuvo a pesar de las prohibiciones establecidas por la Declaración de Viena de 1815, el Tratado Londres-Madrid de 1835 y el Tratado Anglo-Americano de 1862. 

En condiciones de inferioridad absoluta respecto a los amos blancos, los esclavos protagonizaron una larga historia de rebeldía: desde 1533, cuando fueron descuartizados los primeros negros cimarrones en la mina de oro de Jobabo (actual provincia de Las Tunas), pasando por los alzamientos y sublevaciones en las minas de Santiago del Prado (El Cobre), por la sublevación de Nicolás Morales en Bayamo en 1795, por la conspiración liderada por José Antonio Aponte en 1812, y las de los ingenios azucareros de Matanzas, entre ellas la llamada Conspiración de la Escalera en 1844, en la que cientos de negros libres y esclavos resultaron muertos, prisioneros y/o deportados.

En 1868, cuando los hacendados criollos iniciaron la lucha por la independencia de España, los negros se incorporaron. El hecho de que Carlos Manuel de Céspedes liberara a sus esclavos para emplearlos como soldados, no significa que ellos carecieran de motivos para participar. Los amos aspiraban a libertades económicas y políticas, los negros a  la abolición de la esclavitud. Al finalizar esa guerra, aunque solo se liberaron los que tomaron parte en ella, la esclavitud quedó herida de muerte. 

En 1879 se puso en vigor la Ley de vientres libres2, en 1880 el Patronato3, y seis años después la esclavitud fue abolida. Los negros liberados iniciaron la lucha cívica por la libertad de los que continuaban esclavos, y al fundarse el Directorio Central de las Sociedades de las Razas de Color (1886-1888), lucharon por la igualdad de oportunidades y obtuvieron algunos resultados, entre ellos, lograr en 1893 la matrícula para niños negros en las escuelas primarias.

En 1895, al reiniciarse la lucha por la independencia, los negros nuevamente se incorporaron. Si en la Guerra de los Diez Años participaron como soldados y alcanzaron altos grados, en la Guerra Chiquita4 fueron mayoría en las tropas y la mitad de la oficialidad, y en la de 1895 llegaron a ocupar los más altos cargos militares. 

Las cargas al machete y la vida en la manigua propiciaron la igualdad y la solidaridad. Sin embargo, al arribar a la República, las diferencias culturales y económicas obstaculizaron su participación. El nuevo escenario requería de un proyecto de atención priorizado, dirigido a la disminución gradual de la brecha económica y cultural (acción afirmativa), pues las leyes electorales de la República eran insuficientes para ese propósito: el sufragio universal, limitado a los varones, exigía saber leer, escribir y tener propiedades por valor de 250 pesos como mínimo, un requisito inalcanzable para la casi totalidad de los cubanos negros. 

Mambises negros del Ejército Libertador (siglo XIX).
Mambises negros del Ejército Libertador (siglo XIX).

Aunque el 60% de los combatientes del Ejército Libertador eran negros5, al crearse la nueva institución armada solo el 16,4% de ellos integraron esa fuerza, y en 1907 disminuyeron al 14,3%. En los establecimientos comerciales, empresas norteamericanas y en las oficinas públicas del Estado, al negro se le cerraba el paso o se le reservaban los trabajos que eran de su competencia desde la época colonial. A ello hay que añadir la difícil situación del campesino cubano negro, que lo lanzaba hacia los centros urbanos en busca de mejor vida. En esas condiciones ningún partido político se planteó la tarea de ayudarlos. Esos y otros obstáculos abonaron el camino de la violencia.

En 1907 se fundó la Agrupación Independiente de Color, rebautizada en 1908 como Partido Independiente de Color (PIC). En Previsión, órgano del movimiento, su líder, Evaristo Estenoz, fundamentó las razones: 

Nada puede esperar la raza de color cubana de los procedimientos usados hasta aquí por los partidos políticos porque nada han hecho que pueda ser para nosotros apreciable […]. Vamos a demostrar que practicando una candidatura en las que todos sean de color, fuera de los partidos políticos, nadie podrá negar que por muy poca que sea la minoría que dé el resultado, será siempre mayor que el alcanzado hasta ahora por todos los grupos en los distintos partidos.6

En 1910 fue aprobada una enmienda constitucional que prohibía la formación de agrupaciones políticas de una sola raza. En respuesta, el PIC declaró que tenía cerca de sesenta mil afiliados, entre ellos 15 000 soldados de la guerra de independencia, 12 generales, 30 coroneles y centenares de oficiales de menos categoría. Y en 1912 lanzaron el grito de guerra "¡Abajo la Ley Morúa!", sin imaginar que en lugar de derogarse la Ley, se lanzaría la fuerza pública sobre ellos: miles de negros fueron masacrados en nombre de la "Nación" contra "la raza inferior", entorpeciendo el proceso de conformación de la nación. 

Después de ese trágico acontecimiento, la integración de los negros se encarriló por la vía pacífica. Entre 1912 y 1933 un número creciente pudo acceder al sistema escolar público y entrar, como expresa Alejandro de la Fuente en su libro Una nación para todos: raza, desigualdad y política en Cuba 1900-2000 (Editorial Colibrí, Madrid, 2001), "al mundo de cuello blanco y de las profesiones". En 1914 se creó la Sociedad de Estudios Científicos y Literarios con la divisa de "Salvar a Cuba por la educación". En la década del 30, el movimiento obrero desempeñó una importante labor contra la discriminación, y muchos órganos de prensa participaron en el debate del tema racial: El Nuevo Criollo, El Heraldo de Cienfuegos, El Comercio, El Puritano, La Prensa, Labor Nueva, Previsión; Ideales de una raza, de Gustavo Urrutia en el Diario de la Marina, la revista Adelante; la revista Estudios Africanos, órgano de la Sociedad de Estudios Africanos dirigida por Fernando Ortiz, la revista Bohemia y periódicos como Noticias de hoy. 

En 1940 la Constitución incluyó un principio antirracista fundamental: 

Se declara ilegal y punible toda discriminación por motivo de raza, color o clase y cualquiera otra causa lesiva a la dignidad humana.7

La fuerza de la lucha contra el racismo, fue expresada en 1946, por el presidente Grau San Martín:

Dije en una reunión anterior que la discriminación racial en nuestro país está pasando a la historia y que no volverá a presentarse en el camino de nuestro progreso

El presidente Carlos Prío Socarrás, por su parte, en un discurso ante los restos del general Antonio Maceo, el Titán de Bronce, fustigó la discriminación racial. 

El negro en la Revolución

Como ya vimos, Fidel Castro se pronunció contra la discriminación racial. Mientras Ernesto Guevara (el Che), en diciembre de 1959, llamó a que la universidad se pintara de negro, de mulato…, pero sin antes delimitar sus causas. La falacia de la igualdad racial "lograda", rodó por tierra. Al derrumbarse el campo socialista, sin contar el país con economía propia, empeoraron las condiciones de vida de los cubanos y sorprendió a los negros indefensos, que por sobradas razones históricas no emigraron y quedaron excluidos de las remesas familiares, lo cual se reflejó en el aumento de las conductas delictivas y en su masiva presencia durante el conocido como "Maleconazo" de agosto de 1994.

En ese contexto, los negros, como todos los cubanos, carentes de sociedades cívicas y de medios de comunicación independientes, irrumpieron con las composiciones raperas: una influencia del rap neoyorquino que fructificó en la Isla debido a determinados antecedentes histórico-culturales. Sin embargo, el gobierno cubano logró disminuir su influencia mediante la creación de la Agencia Cubana de Rap

En resumen, la Colonia no tenía interés en solucionar el problema del negro; la República permitió el asociacionismo, el debate público y lo plasmó en la Constitución, pero faltaron las medidas institucionales correspondientes; la Revolución dictó las medidas institucionales, pero desmontó la sociedad civil y limitó los derechos y libertades cívicas que sirvieron de fundamento al avance logrado. De manera que a lo largo de nuestra historia, el problema racial adoleció del tratamiento integral que requiere un fenómeno de tal complejidad, hasta el punto de impedir, incluso, el completamiento de la nación

Cubano afrodescendiente en condición de calle (2025).
Cubano afrodescendiente en condición de calle (2025). | Imagen: AFP / Yamil Lage

Las naciones son resultado de la convergencia de comunidades diferentes en una nueva comunidad con vida económica, idioma, cultura y psicología comunes, cuya máxima expresión es la conciencia de pertenencia y destino común. En Cuba ese proceso fue obstaculizado por la desigualdad que ha impedido a los dos grupos étnicos principales —portadores de rasgos físicos, lengua, psicología y cultura diferentes—, completar la nación que comenzó a fraguarse en las luchas independentistas, y que hoy resulta imposible lograr sin antes suprimir el sistema totalitario.

La peculiaridad del problema racial en Cuba es que la lucha contra la discriminación depende de la restitución de las libertades ciudadanas, y de un programa educativo dirigido a disminuir gradualmente las diferencias de instrucción y propiedad entre blancos y negros, algo imposible desde el sistema totalitario, que redujo a la mayoría de los cubanos a la condición de esclavos.

Lleida, España, 6 de diciembre de 2025.

Notas

1 Tomas Fernández Robaina: El negro en Cuba 1902-1958. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1994, p. 184.

2 En 1870, siendo ministro de ultramar Segismundo Moret, se promulgó la ley que estableció la “libertad de vientres”, mediante la cual se concedía la libertad a los futuros hijos de las esclavas.

3 El patronado, una institución mediante la cual los esclavos se preparaban para la vida en libertad.

4 La Guerra Chiquita (1879-1880), continuidad de la Guerra de los Diez Años fue el segundo intento por lograr la independencia de Cuba, que terminó en el fracaso.

5 Jorge Ibarra Cuesta: Cuba: 1898.1958 estructura y procesos sociales. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1996, p. 165

6 Tomas Fernández Robaina: El negro en Cuba 1902-1958. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1994, p. 61.

7 Ibídem, p. 144.

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Dimas Castellanos

Dimas Castellanos

(Jiguaní, Cuba, 1943) Analista político, periodista independiente e historiador. Es licenciado en Ciencias Políticas (1975) y en Estudios Bíblicos y Teológicos (2006). Ex profesor de filosofía marxista. Periodista independiente. Tiene más de 300 artículos de opinión y es colaborador de medios como Diario de Cuba, Convivencia o Voces. Ha impartido conferencias en diversas universidades en Europa y Estados Unidos. Es autor del libro La revolución fracasada (Editorial Hypermedia, Madrid, España, 2012)

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