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Escritores | Jorge Luis Arzola: "La libertad de expresión es la razón de ser de Árbol Invertido"

"Tratar de definirse uno mismo es una tarea bastante difícil. Si me hubieras preguntado hace veinte años te hubiera dicho que era escritor."

Jorge Luis Arzola y Francis Sánches en Colonia, Alemania
Jorge Luis Arzola y Francis Sánches en Colonia, Alemania

Este trabajo forma parte de una serie de entrevistas a colaboradores, columnistas y miembros del staff de Árbol Invertido por el aniversario número 20 de la revista, el 15 de febrero de 2025.

Arzola es el manitas del equipo. No hay secreto de esta página web que no conozca, ni recoveco digital alguno por el que su oficio e intuición de programador no puedan colarse. Los clicks, las visitas y los usuarios únicos, así como las tendencias de búsqueda o las frases clave más efectivas: Arzola siempre tiene a la mano un puñado de estadísticas con las que pretende (y vaya si lo logra) edificarnos el mundo, desperezar nuestra conciencia ante un universo de datos y variables que no deja de mutar, devorándonos a todos en su espiral infinita.

Pero Jorge Luis Arzola es también escritor y padre, aunque en algún momento haya "dejado de ser" lo primero para concentrarse mucho más en lo segundo. En el año 2000 ganó la primera edición del Premio Alejo Carpentier de cuento, con su libro La bandada infinita. Poco después viajaría a Alemania por una invitación del Servicio de Intercambio Académico Alemán (DAAD, por sus siglas en alemán), para pasar un año como escritor en residencia del Berliner Kustler Program (una de las becas de creación más reputadas del mundo), país en el que ha vivido desde entonces.

Además de La bandada Infinita (Letras cubanas, 2000), tiene publicados los libros El pájaro sin cabeza (1991), Prisionero en El Círculo del Horizonte (Letras cubanas, 1994) y Todos los buitres y el Tigre (Editorial Siruela, Madrid, 2006). Cuentos suyos han sido traducidos a diversos idiomas y han aparecido en diversas antologías.

Durante la gestación digital de Árbol Invertido, ese trasvase definitivo que tuvo lugar en 2014, cuando fue inaugurado el actual sitio web, Arzola jugó un papel determinante. Por esta y muchas otras razones que él mismo nos contará, Árbol es una parte imprescindible de su vida, tanto en su faceta de programador como en la de artista, en el sentido más abarcador de la palabra.

Arzola, el origen

Bueno, empecemos por el final: ¿quién es ahora, en estos momentos, Jorge Luis Arzola? ¿A qué se dedica? ¿Cuáles son sus pasiones?

Tratar de definirse uno mismo es una tarea bastante difícil. Si me hubieras preguntado hace veinte años, es decir, cuando tenía veintipico largos o ya en la treintena, te hubiera dicho que era escritor, y un poco más tarde, que era escritor y programador apasionado por la tecnología. Pero, después de haber vivido tantas experiencias y de pasar más de la mitad de mi vida fuera de Cuba, ni siquiera sé si puedo definirme como escritor cubano, porque ya no siento una identificación tan profunda con la cultura cubana.

Escritor y programador cubano Jorge Luis Arzola.
Escritor y programador cubano Jorge Luis Arzola.

Soy otra cosa; soy un hombre maduro de cincuenta y ocho años, con dos hijos mayores de edad que son alemanes, porque nacieron y se han criado aquí. No sabría decirte exactamente quién soy, pero una cosa ha cambiado profundamente: tengo una fe sólida en Dios, en Jesucristo como salvador de la humanidad y mío personal. Así que le dejo a Dios la definición de quién soy, ya que es quien mejor conoce a uno, incluso más que uno mismo. Creo que eso responde a buena parte de tu pregunta.

Sobre mis intereses, la literatura permanece como una gran pasión. Además, soy fotógrafo aficionado desde hace años, y últimamente disfruto mucho de la fotografía macro. Compré un buen lente macro no hace mucho y ahora me dedico a fotografiar insectos y ese tipo de detalles.

Ahora, lo típico, para ubicarnos en tiempo y espacio y sacar nuestras cuentas: ¿dónde y cuándo naciste, dónde transcurrió tu primera formación intelectual?

Nací en las estribaciones del Escambray, cerca del límite provincial con Ciego de Ávila, en el municipio de Jatibonico, Sancti Spíritus. Allí pasé mi infancia hasta los siete años, rodeado de animales de todo tipo, desde yaguazas, tomeguines, tojosas, palomas y gallinas, hasta perros, gatos, caballos y peces. Tengo recuerdos muy lindos de esa época.

Nací a finales de los sesenta en un lugar complejo, pues el Escambray era una zona donde algunas personas se habían alzado en armas contra el comunismo. El régimen cubano los etiquetó como "bandidos" y forzó a los habitantes a vivir en “pueblitos cautivos”. A los siete años, a mi padre le asignaron una casa en uno de estos pueblos. Era un lugar donde todo estaba controlado, casi como en la granja de Orwell; los estudiantes estaban obligados a usar uniformes y los Comités de Defensa de la Revolución(CDRs) te vigilaban en cada esquina.

"Pasé cuatro o cinco años encerrado en casa, aislado socialmente, dedicado a leer los libros de mi hermano."

A los once años, me enviaron a una escuela donde se pretendía llevar a cabo el modelo guevarista de estudio-trabajo. Era una escuela militarizada para niños, en la que se violaban los derechos básicos de la infancia. Allí fui testigo de situaciones duras e inaceptables, y no soporté el ambiente. Finalmente, después de conflictos y fugas, mi padre aceptó que abandonara la escuela. Pasé entonces cuatro o cinco años encerrado en casa, aislado socialmente, dedicado a leer los libros de mi hermano y, después, los de la biblioteca provincial. Comencé a leer los clásicos de la literatura y desarrollé un amor profundo por ella.

En la biblioteca tuve dos encuentros importantes. El primero fue con Antonio González, un abogado y poeta que se convirtió en un gran amigo. Antonio, que hoy vive en Inglaterra, me vio con un ejemplar de Los Miserables y comenzó a hablarme. Nos hicimos amigos, y en su casa conocí a Francis Sánchez, Reinaldo Hernández Soto y otros poetas de la zona, como Ángel Lázaro Sánchez, conocido como Barquito, de Ciego de Ávila. Antonio tenía una excelente biblioteca y solía prestarnos libros. Nos reuníamos casi a diario y compartíamos libros y tertulias.

De izquierda a derecha: los escritores Ricardo González Alfonso, Jorge Luis Arzola y Amir Valle en Frankfurt.
De izquierda a derecha: los escritores Ricardo González Alfonso, Jorge Luis Arzola y Amir Valle en Frankfurt.

El segundo encuentro fue en Sancti Spíritus, donde asistí a una reunión de escritores. En esa época yo estaba obsesionado con Alejo Carpentier y había leído toda su obra. Llevaba un cuento mío, muy influenciado por Carpentier, y lo leí en la reunión. Allí conocí a Senel Paz, quien ya era un escritor respetado en Cuba. Senel me pidió la dirección y comenzamos a escribirnos. Con el tiempo, me envió una invitación para asistir a un evento organizado por el Centro Alejo Carpentier.

En ese evento conocí a Lilia Esteban, esposa de Carpentier, quien organizaba actividades para escritores jóvenes. Fue a mediados de los años ochenta, y allí tuve la oportunidad de conocer a Amir Valle, Alberto Garrido, Ángel Santiesteban, Sergio Sevedo, Raúl Aguiar, Ronaldo Menéndez, y muchos otros escritores de la generación de los “novísimos”. También conocí a Eduardo Heras León y a Salvador Redonet. Fue una época muy enriquecedora, en la que hice amistades que han perdurado hasta hoy.

Esos encuentros y eventos a mediados de los ochenta marcaron mi formación como escritor.

La generación literaria de Jorge Luis Arzola

Mientras estudiaba Letras en la Universidad de La Habana, una parada obligatoria en los semestres de Literatura Cubana fue el volumen de cuentos Los últimos serán los primeros, de 1993, antología con la que Salvador Redonet presentó en sociedad la generación de Los Novísimos. ¿Ese fue tu “debut” literario, podríamos decir, cuando te diste a conocer?

No, mi debut literario fue un cuaderno de cuentos titulado El Pájaro Sin Cabeza, publicado en la editorial de la provincia de Ciego de Ávila. Los últimos serán los primeros fue la antología con la que Salvador Redonet presentó lo que luego se conoció como Los Novísimos, como bien dices. 

Creo que el cuento más largo de esa antología es el mío, uno de mis favoritos, titulado Prisionero en el círculo del horizonte. Ahí estaban muchos autores que después se convirtieron en importantes escritores de mi generación.

¿Te sientes parte de alguna generación literaria? Según Redonet, eres uno de los novísimos, junto a otros autores como Francis Sánchez, director de Árbol Invertido, o Daniel Díaz Mantilla.

En Los Novísimos no había realmente un movimiento literario, porque cuando hablas de una generación literaria te refieres a una comunidad de estilos, recursos literarios, etc. En mi caso, mi tipo de literatura no tiene nada que ver con, por ejemplo, lo que hace Daniel Díaz Mantilla, o Ángel Santiesteban, o Amir Valle, u otros escritores de esa generación. 

En ese sentido, no formo parte de un grupo literario, pero sí de un grupo personal, de una generación de amistades. Con los años he mantenido una magnífica amistad con todos ellos; siguen siendo mis amigos y son personas a quienes aprecio profundamente. Tampoco me molesta que me incluyan en Los Novísimos; a algunos les incomoda, pero a mí no. Ese fue un término que usó Redonet y pudo haber sido cualquier otro. No tengo ningún problema con eso.

Tu último libro publicado fue Todos los buitres y el Tigre(Siruela, Madrid, 2006). ¿A qué se debe que lleves casi 20 años sin publicar? ¿Sigues escribiendo? En caso de que no lo sigas haciendo, ¿volverías a escribir nuevamente?

Bueno, lo que pasa es que esos veinte años han sido, precisamente, los años de mis hijos. Mi hija nació unos años antes de la publicación de esa novela, pero mi hijo menor llegó después. Durante ese tiempo, aunque he seguido escribiendo, no ha sido mi prioridad; mi prioridad han sido ellos. Y también reconstruirme como persona, porque cuando llegué a Alemania estaba muy lastimado, muy hecho pedazos... Tampoco he tenido mucho tiempo aquí y, además, llegó un momento en el que decidí hacer una pausa larga en mi escritura, aunque mis pausas anteriores también habían sido extensas.

"Por el momento, estoy bien. Publicar nunca ha sido, ni es ahora, una prioridad para mí."

Siempre he escrito poco y he publicado menos. No soy de esos escritores que se consideran "sacerdotes de la literatura", que viven exclusivamente para ella. Siempre he escrito solo cuando siento que tengo algo importante que decir, algo que me resulta necesario expresar, cuando me fue prácticamente la vida en el acto de la escritura.

Desde hace dos o tres años he pensado en volver a publicar, tal vez un libro de cuentos o una novela, pero bueno, ya veremos. Por el momento, estoy bien. Publicar nunca ha sido, ni es ahora, una prioridad para mí.

Exilio, Alemania, España

¿Cuándo saliste de Cuba? ¿Regresaste alguna vez? ¿Por qué?

Salí de Cuba después de ganar el Premio Alejo Carpentier en el género de cuento, en su primera edición, en el año 2000. En aquel momento, ese galardón era el más importante, y generó bastante interés más allá de las fronteras cubanas. Fue entonces cuando el DAAD, una agencia de intercambio académico y artístico del gobierno alemán, me invitó a pasar un año en residencia en Berlín junto con mi familia. Así que vine a Alemania con mi esposa y mi hija recién nacida, y me quedé; no regresé.

Salí de Cuba prácticamente con la amenaza de prisión sobre mí. En los años previos había tenido múltiples problemas con la Seguridad del Estado, y el acoso se había vuelto prácticamente insostenible. La UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), especialmente Abel Prieto y Francisco López Sánchez, quien era el presidente de la sección literaria, me defendieron en varias ocasiones.

Francis Sánchez y Jorge Luis Arzola en Colonia, Alemania.
Francis Sánchez y Jorge Luis Arzola en Colonia, Alemania.

Sin embargo, ya en esa época me habían advertido que no me defenderían si surgía otro conflicto con la Seguridad del Estado, y las autoridades ya parecían tenerme en la mira. Aun así, al ganar el premio Carpentier, no se atrevieron a actuar en mi contra de inmediato.

En un momento me negaron la salida de mi hija, pero me planté firmemente y les dije que, si no dejaban salir a mi esposa y a mi hija, yo tampoco me iría. Además, mi editora alemana les advirtió que, de no dejarnos salir, se generaría un gran escándalo. Finalmente, permitieron que saliera con mi familia.

Desde entonces, he estado sin regresar a Cuba, salvo en una única ocasión. En diciembre de 2022 volví por un breve tiempo, pues mi madre, ya muy anciana, se encontraba en una situación delicada y decidí arriesgarme a ir.

Arzola, un detalle bastante peculiar sobre ti, que quien te conoce lo nota al instante: eres fanático de los deportes, sobre todo del fútbol y del Real Madrid y de España, a pesar de que vives en Alemania. ¿Esto pudiera significar que eres admirador de la cultura española en general?

Sí, mira, yo adoro Alemania. Pero soy nieto de españoles, de gallegos y de canarios. Admiro profundamente a España, adoro su historia y su grandeza. Además, soy un gran fan del Real Madrid. No soy un fanático del fútbol que ve todos los partidos, pero nunca me pierdo los partidos de la selección española ni los del Real Madrid, o al menos casi nunca.

Real Madrid, campeón de la Champions League 2023-2024.
Real Madrid, campeón de la Champions League 2023-2024.

Mi hijo, como buen alemán, es fan del Bayern de Múnich. Es muy divertido, porque él apoya a España y al Real Madrid, siempre y cuando no estén jugando contra Alemania o el Bayern de Múnich. Creo que con eso te respondo todo: amo España, su comida, y pienso que es un país increíble.

¿Cuándo nos visitas?

Quisiera, quisiera pronto, vamos a ver.

Árbol Invertido en la vida de Arzola

Según tengo entendido, eres uno de los fundadores de Árbol Invertido. De hecho, he escuchado historias sobre la creación de la página web, suceso maratónico del que fuiste protagonista ¿Desde cuándo estás vinculado con este proyecto?

Sí, bueno, yo escuchaba a Francis cuando me contaba los problemas que tenía al intentar crear un blog y otras dificultades. Nos habíamos distanciado cuando me fui de Cuba, y apenas nos escribíamos de vez en cuando. A veces, Francis me contaba que las cosas no iban bien; la pasó bastante mal por diversas razones, en especial porque siempre fue un intelectual incómodo. En alguna ocasión, le escribí y le propuse que viniera a visitarme, y le dije que yo le ayudaría a hacer una web.

"Practicamos casi una inmersión completa de trabajo hasta que logramos sacar la primera versión de Árbol Invertido, su página web."

Recuerdo que Francis le comentó a un amigo en común, Manuel Sosa, sobre los momentos difíciles que estaba atravesando. Al parecer, también hablaba con Sosa, quien le aconsejaba sobre su situación. Fue entonces cuando yo le dije a Sosa: "Dile a Francis que venga a visitarme, que yo le haré la web". Así que Sosa le pasó el mensaje, y Francis me escribió preguntándome si realmente podría hacerle la web. Yo había estudiado programación de aplicaciones y diseño web aquí en Alemania, aunque nunca se lo había contado a Francis. Mi interés por la computación y la programación comenzó en Cuba con Dani Fernández, un amigo que era ingeniero de sistemas, pero aquí estudié formalmente.

En 2014, Francis tuvo un evento en la República Checa y logró que los organizadores le sacaran un pasaje con destino final en Alemania, donde yo vivía, para pasar una semana conmigo. Cuando él llegó, yo ya tenía gran parte del trabajo del sitio web adelantado: el planteamiento general y varios aspectos del diseño. Durante esa semana, trabajamos sin descanso, mañana, tarde y noche, para darle forma definitiva a la web y ajustarla a su gusto. Como sabes, Francis es muy exigente, y eso nos mantuvo enfocados en cada detalle. Practicamos casi una inmersión completa de trabajo hasta que logramos sacar la primera versión de Árbol Invertido, su página web.

Una anécdota que siempre me gusta contar es que, cuando finalmente terminamos, Francis se quedó impresionado. Somos amigos de toda la vida, y algo que admiro de él es su capacidad de emocionarse como un niño. Recuerdo que me dijo: "¡Wow, Arzola, esto es mucho más de lo que imaginaba!". Él esperaba un simple blog, pero lo que le entregué era una página web completa, con funcionalidades propias de un diario profesional. 

Desde entonces, hemos seguido trabajando en la web, y cada tanto hacemos cosas interesantes. Es la parte bonita de este tipo de trabajo: crear algo significativo y disfrutar el proceso juntos.

¿Qué significa para ti la revista Árbol Invertido?

La revista Árbol Invertido es un proyecto al que le tengo mucho cariño; a veces incluso le he dicho a Francis que, si él faltara algún día, me gustaría que me dejara la revista como herencia, porque siento que es tanto parte de él como mía. Sin embargo, soy plenamente consciente de que es su revista, su idea, y que yo simplemente he estado ahí para ayudar a llevar a cabo sus ideas desde el punto de vista técnico.

Siempre he tratado de implementar sus ideas de la mejor manera posible y, en ocasiones, he propuesto otras que él ha adoptado y que, con el tiempo, han pasado a formar parte de Árbol Invertido. Así que siento esta revista como un proyecto propio también, aunque sé que es principalmente el sueño de Francis.

"Árbol Invertido es un espacio democrático; Francis ha insistido en que la libertad de expresión es su razón de ser."

A lo largo de los años, he estado trabajando desde las sombras para que Árbol Invertido sea lo mejor posible. Este medio es la realización del sueño de Francis de crear una plataforma plural, inclusiva y abarcadora, que contribuya, aunque sea modestamente, a la democracia y la libertad de expresión en Cuba. Es su manera de aportar algo para que, algún día, Cuba sea un país libre, un país normal, un país de oportunidades e igualdad para todos los cubanos. Ese es el espíritu de la revista, y yo me sumo a esa visión.

Próximamente, planeamos llevar la revista a otro nivel técnico con un rediseño importante que mejorará tanto la apariencia como la funcionalidad del sitio. Este es un esfuerzo que me entusiasma mucho, disfruto profundamente el proceso de desarrollo de Árbol Invertido.

"Veo en Árbol Invertido un medio abierto donde los autores pueden expresar sus ideas libremente."

Además, quiero aclarar algo sobre la revista, dado que algunas personas me han preguntado sobre su posible alineación ideológica. Siendo alguien cercano al proyecto, puedo afirmar que Árbol Invertido no es una revista de izquierda ni un vehículo para la ideología "woke" o cualquier ideología en particular. 

Aunque soy liberal en mis convicciones personales y no comparto ciertas posturas de la izquierda o de las ideologías de género actuales, veo en Árbol Invertido un medio abierto donde los autores pueden expresar sus ideas libremente. Si no hay tantos autores liberales que publiquen en la revista, es porque no han querido, pero estoy seguro de que Francis estaría abierto a publicar artículos de buen nivel que representen una perspectiva liberal; de hecho, me encantaría que fuera así, para que el medio fuera más equilibrado.

Árbol Invertido, en esencia, es un espacio democrático donde Francis ha insistido en varias ocasiones en que la libertad de expresión es su razón de ser, brindando a los cubanos y a todo el mundo una plataforma donde puedan expresarse con libertad.

¿Te ves a ti mismo regresando a Cuba algún día? ¿Tal vez para ayudar a la reconstrucción de un país ya en democracia, para fundar un medio de prensa o para vivir en un batey, como en tu infancia?

Buena pregunta. Mira, yo realmente nunca soñé con regresar a Cuba. Pero, a medida que han pasado los años, las cosas han cambiado. Cuando me fuí de cuba mi hija  tenía tres meses, así que ella no recuerdo nada de aquello. Es alemana, naturalmente. Mi hijo, que  va a cumplir dieciocho años, nació aquí. Ambos son alemanes, pero al mismo tiempo sienten un orgullo muy fuerte por sus raíces cubanas. Les fascina todo lo que tiene que ver con Cuba.

Entonces, con el tiempo, he empezado a pensar en lo que se podría hacer para contribuir a la reconstrucción de Cuba si hubiera un cambio hacia la democracia. Mi hijo también tiene ideas al respecto. Una de las cosas que he considerado, aunque no sé si lo haré, es crear una fundación. Una fundación liberal que se dedique a difundir ideas de libertad en Cuba, para que la gente pierda el miedo y comprenda algo fundamental: la gran tragedia de estos más de sesenta años de revolución.

Represión en La Habana, 11 de julio de 2021
Represión en La Habana, 11 de julio de 2021. | Imagen: AFP

La tragedia radica en que el sistema hizo creer a la gente que el estado es la solución a todos los problemas, que el estado es quien debe proveerlo todo. Antes, el estado te daba algunas cosas, aunque hoy ya ni eso, pero a cambio de esas migajas te quitaba absolutamente todo, incluso tu esencia como ser humano: la libertad.

Creo que, si Cuba llega a una democracia, el pueblo cubano debe cambiar esa mentalidad de dependencia, esa idea de ser como "pichones con el pico abierto", esperando que el estado lo dé todo. De lo contrario, siempre existirá el peligro de que surjan nuevos dictadores como los que hemos tenido hasta ahora.

He pensado, además, en fundar un medio de prensa liberal, algo que pueda contribuir a que el pueblo cubano abandone esas ideas socialistas arraigadas. Me gustaría iniciar una aventura así, invitar a personalidades a dar charlas, y ayudar a la gente a tener una perspectiva más abierta y liberal. Porque, al final, no podemos aspirar a una democracia en Cuba sin antes cambiar la mentalidad que el régimen ha sembrado durante estos más de sesenta años de dictadura.

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Senén Alonso Alum

(Pinar del Río, Cuba, 1997). Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana en 2020. Ejerció como investigador literario en el Centro de Estudios Martianos (CEM) desde su graduación hasta 2022. Ha publicado poemas y ensayos en el medio independiente La Jeringa, en el blog de cine En Raccord, en el Portal Digital del CEM, en el boletín de crítica y pensamiento Puntal, en las revistas Librínsula, El Caimán Barbudo, Opía Magazine, AM:PM, El Estornudo, Honda, Casa de Las Américas y Cine Cubano.

(Pinar del Río, Cuba, 1997). Miembro del staff de Árbol Invertido.

Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana en 2020. Ejerció como investigador literario en el Centro de Estudios Martianos (CEM) desde su graduación hasta 2022. Ha publicado poemas y ensayos en La Jeringa, en el blog de cine En Raccord, en el Portal Digital del CEM, en el sitio web del Centro Onelio Jorge Cardoso, en las revistas Librínsula, El Caimán Barbudo, Opía Magazine, AM:PM, El Estornudo, Cine Cubano, Honda, Casa de Las Américas y Rialta Magazine. Fue finalista en el concurso de narrativa “Portus Patris” (2021), auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz de Las Tunas. Es graduado del XXII Curso de Técnicas Narrativas que se impartió en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (2020-2022), donde resultó ganador de la Beca Caballo de Coral debido a su proyecto de novela Ucronías y otras verdades ficcionadas.

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