Cubanos tomaron las calles de distintos barrios de La Habana en la noche de este lunes 8 de diciembre de 2025, hicieron fogatas, tocaron cazuelas y correaron reclamos de "Libertad, Libertad", en una explosión espontánea de rebeldía que se replicó en varios puntos de la capital cubana. Un descontento popular que surge en medio de apagones continuados por más de 12 horas. Predominaron los gritos de "¡Libertad!", además de las exigencias de que se restableciera el servicio eléctrico, como señal de un malestar que va más allá de la crisis energética y pone sobre el tapete el hartazgo de la población en contra del régimen.
Cacerolazos y calles bloqueadas en Marianao
En Marianao, al oeste de la capital, los cacerolazos comenzaron al caer la noche y se extendieron hasta la madrugada del martes 9 de diciembre. Los videos muestran a cientos de personas en la vía pública, muchas de ellas con ollas y cazuelas en alto, acompañando el ruido metálico con consignas contra los apagones y el deterioro de los servicios básicos. Los que grababan evitaron siempre filmar los rostros de sus conciudadanos para evitar la posterior identificación y represión por parte de la policía del régimen y la Seguridad del Estado.
En el barrio de Zamora, los vecinos improvisaron barricadas con contenedores de basura y desechos encendidos, bloqueando el paso de los vehículos. Las imágenes registran calles apenas iluminadas por las fogatas y por algunos teléfonos móviles, en contraste con la oscuridad casi total del entorno. En las redes se reportó también que algunas personas lanzaron botellas y otros objetos contra las patrullas del régimen.
Extensión de las protestas
La protesta de Marianao no fue un hecho aislado. Se reportaron manifestaciones simultáneas en otros municipios de La Habana como San Miguel del Padrón, Diez de Octubre, Alamar y Regla, donde también se escucharon cacerolazos, bocinazos y consignas contra los apagones prolongados.
Fuera de la capital, se difundieron videos de protestas en localidades de Las Tunas, Bayamo y Baracoa, zonas donde los cortes eléctricos han sido aún más extensos, llegando en algunos casos a dejar apenas una o pocas horas de servicio diario. Testimonios recogidos por medios independientes señalan que algunos barrios han tenido sólo 25 minutos de luz al día, una situación descrita por los vecinos como insostenible.
En medio de la oscuridad se escuchan gritos de "¡Libertad!" y expresiones de descontento que apuntan tanto a los apagones como a la crisis económica y a la falta de respuestas efectivas por parte de las autoridades. Las escenas recuerdan otros estallidos recientes en Marianao y municipios cercanos, donde las protestas por los cortes de electricidad se han vuelto recurrentes a lo largo de 2025.
Una crisis energética prolongada
Las manifestaciones de este 8 de diciembre se producen en el contexto de una crisis energética que se agudiza cada vez más por el deterioro desastroso del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), integrado por centrales termoeléctricas envejecidas por el desinterés del régimen que prioriza la construcción de hoteles, y la fuerte reducción de suministros de combustible procedentes de países aliados del régimen como Venezuela y Rusia.
Entre 2024 y 2025, el SEN ha colapsado en unas seis ocasiones, y el 3 de diciembre de 2025 se produjo un colapso parcial, que dejó a La Habana y varias provincias occidentales prácticamente a oscuras durante horas, y obligó a la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) a someter a La Habana a jornadas de apagones de hasta 18 o 20 horas diarias, y a mantener al resto del país prácticamente sin servicio eléctrico.
A la crisis energética se suman la inflación, la escasez de alimentos, el deterioro del transporte público y del sistema sanitario, lo que convierte cada apagón prolongado en un detonante de tensiones acumuladas. En este escenario, las protestas nocturnas ya no se limitan a reclamar el restablecimiento del servicio eléctrico, sino que articulan un malestar amplio frente a la situación del país.
La respuesta del gobierno: vigilancia y represión
Se reporta que el gobierno desplegó patrullas policiales y efectivos militares en varios puntos de La Habana para contener las manifestaciones y disuadir nuevas concentraciones: camiones con tropas especiales y vehículos de las fuerzas del Ministerio del Interior (MININT) aparecieron en zonas donde se registraron los cacerolazos más intensos.
Mientras tanto, el discurso oficial insiste en presentar las protestas como expresiones puntuales de "inquietud por el servicio eléctrico y el abasto de agua", evitando reconocer el componente político de las consignas que se escuchan en los videos. La narrativa gubernamental se centra en las dificultades técnicas y financieras para garantizar el suministro eléctrico, sin aludir al contenido de los gritos de "¡Libertad!" que acompañan los cacerolazos.
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