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Opinión | El sistema socialista o su aplicación: ¿cuál es el problema de Cuba?

"El alma, la esencia, la vida y el desarrollo de todo sistema, modelo y estructura es, y debe ser, la libertad y la dignidad plena del hombre".

Fidel Entre Nosotros
Cartel de Fidel en una calle cubana. | Imagen: AFP.

Hoy me gustaría reflexionar y ofrecer mi opinión acerca de cómo se interpretan los acontecimientos que hemos vivido y estamos viviendo los cubanos. Cada vez, con mayor frecuencia, se expresan críticas desde casi todos los sectores de nuestra sociedad: amas de casa, personas en las colas, trabajadores a los que no les alcanza su salario, médicos, campesinos, religiosos, cineastas, maestros…

Que crezca la conciencia crítica es muy bueno para toda la sociedad. Que junto con ella crezcan también las propuestas de solución es todavía mejor. Así, lo que necesitaríamos urgentemente es la voluntad de cambio real, efectivo, ágil, pacífico, libre. Esto no lo veo por parte de los que tienen mayor responsabilidad. Mientras que los que vivimos y sufrimos todas las crisis vemos cada vez más urgente la necesidad de cambios estructurales.

El análisis de la realidad

Hay un refrán popular que dice: “Todo es del color del cristal con que se mire”. Quizá una lectura sea que hay diversidad de opiniones en la vida real. Otra lectura pudiera ser que cada persona escoge el color del cristal con el que mira la realidad. Yo creo que el refrán tiene un fallo y se trata de sus dos primeras palabras.

“Todo” no todo puede tener el mismo color. La realidad es como un “vitral”. La realidad es multicolor, a veces con muchos matices, traslúcida cuando es atravesada por “la libertad de la luz”. Es imposible analizar la realidad en blanco y negro. Y peor aún es cuando se pretende que todo sea blanco o todo sea negro. Así no es la vida. Todos lo sabemos.

A veces, nos pasan “carretas y carretones” en la prensa, en la televisión, en la radio, en las redes digitales, por no saber leer e interpretar la realidad.

“Es”: la realidad no es del color con la que se mire. Aparenta ser. Se colorea artificialmente con el cristal que se use. Ahora, con las nuevas tecnologías, se pueden usar tantos “filtros” que en ocasiones la persona que estamos viendo en la foto no es la de la vida real. La realidad tiene matices, es multicolor, tiene sus propias características. Disfrazarla, ponerle “coloretes”, ocultar alguno de sus rasgos o matices es sencillamente mentir. Es la vida en la mentira que no es lo mismo que mentir en la vida.

Por eso, es muy importante que todos los ciudadanos aprendamos a “leer” la realidad de lo que nos está pasando, de lo que vive Cuba y el mundo. A veces, nos pasan “carretas y carretones” en la prensa, en la televisión, en la radio, en las redes digitales, por no saber leer e interpretar la realidad. Con frecuencia, los cubanos adolecemos de un analfabetismo analítico, un analfabetismo para hilar las noticias, para tejer los diferentes fragmentos que nos llegan o logramos escudriñar de lo que está pasando. Es otra faceta del analfabetismo ético, cívico y político.

Un itinerario sencillo para la lectura e interpretación de la realidad en que vivimos es:

  1. Hacernos siempre muchas preguntas en nuestro interior primero –en pensar primero, como nos enseñó el Padre Varela- y hacer también esas preguntas a nuestro alrededor buscando la verdad de los hechos y de las crisis y de las propuestas que nos vienen de arriba, o de fuera.
  2. La primera batería de preguntas debería ser la de los ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? Rastrear la mayor cantidad de información. Escudriñar fuentes de información diferentes e incluso divergentes. Buscar la mayor calidad de la información y cerciorarnos de que son ciertas, aunque diversas.
  3. La segunda batería de preguntas debe ser la de los ¿Por qué? ¿Cuáles son las verdaderas causas de lo que está ocurriendo? ¿Quién lo provocó? ¿Quiénes lo facilitaron? ¿Qué tipo de causas lo han provocado: personales, sociales, económicas, religiosas, políticas? Si desconocemos las causas estamos perdidos en la lectura de la realidad, confundidos en su interpretación y errados en su apreciación ética.
  4. La tercera batería de preguntas sería la de los ¿Para qué? ¿Cuáles son los fines que se persigue al provocar esta realidad? ¿Cuál sería el fin último? ¿Ese objetivo a lograr es claro, está enmarañado, se nos oculta? Si sabemos el "¿Para qué?" será más fácil identificar el qué y el por qué.
  5. Pero hay todavía una pregunta más profunda, más crucial, más definitoria del análisis de la realidad. Se trata de la necesaria y urgente pregunta de: ¿Lo que está sucediendo es sistémico o es una mala aplicación del sistema? Lo que está pasando pertenece, esencialmente, ¿a la estructura en crisis o es a causa de fallos humanos circunstanciales? En pocas palabras: ¿Esta realidad que vivimos pertenece a la esencia o a las circunstancias?

Es muy necesaria la educación ética y cívica para poder aplicar estos métodos de lectura e interpretación de la realidad.

Con frecuencia “leemos” la realidad de manera fragmentada. Una noticia aislada de otras. No hemos aprendido a “hilar” o, como dicen los influencers, a tejer un “hilo” que le dé columna vertebral a los acontecimientos, relacionándolos entre sí.

Creo que vivimos en la fragmentación informativa y no solo en la manipulación u ocultación de la verdad. Por mucho que se disfrace, la realidad puede ser percibida si juntamos las vértebras que la conforman.

Propuestas

Tengo la certeza personal de que lo que está ocurriendo en Cuba no es el resultado de una serie de errores humanos. No son fallos en la aplicación del modelo. No es, siquiera, la acumulación de factores internos y externos que nos han “conducido”, como si fuéramos seres inertes, a la crisis terminal a la que asistimos.

Estamos viviendo una crisis estructural a causa de la esencia del sistema implantado. Aunque no hubieran ocurrido enormes errores humanos, cosa además imposible, el resultado fuera igualmente desastroso, sencillamente porque el resultado es intrínseco del sistema. Es su esencia, porque no se ha puesto como centro, sujeto y fin a la persona humana, a su libertad, su responsabilidad, sus derechos y sus deberes cívicos y políticos, económicos, sociales y culturales.

Los partidos y organizaciones deben ser y estar al servicio de las personas, y no al revés.

Esta es la esencia del desastre cubano. Cuando las estructuras aplastan a la persona humana, las mismas estructuras se vuelven contra sí. Se deshumanizan. Se corrompen. Se pudren. Porque el alma, la esencia, la vida y el desarrollo de todo sistema, modelo y estructura es, y debe ser, la libertad y “la dignidad plena del hombre”.

Entonces las propuestas, las soluciones planteadas, los caminos deben estar al servicio del cubano y no al revés. La economía al servicio de la persona. La política al servicio de la persona. Los partidos y organizaciones deben ser y estar al servicio de las personas, y no al revés.

En invertir esta escala de valores está la raíz de los males en Cuba. Lo demás es seguir perdiendo el único tiempo que tenemos en esta vida y agregar más sufrimiento y angustia a nuestro pueblo.

Reconstruir esa escala ética a la medida de la plenitud de toda persona humana es la clave del verdadero cambio en Cuba.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.

(Publicado originalmente en Centro de Estudios Convivencia).

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Dagoberto Valdés Hernández

Dagoberto Valdés.

(Pinar del Río, 1955). Ingeniero agrónomo. Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años. Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007. Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006. Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director. Premios: “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017. Reside en Pinar del Río.

 

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