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Opinión | Las Mipymes en Cuba y su relación con la libertad empresarial

"No pueden desarrollarse verdaderas Mipymes con una economía estatista, centralizada y planificada como establecen los artículos 18 y 19 de la actual Constitución de la República de Cuba", afirma el autor.

Productos en una mipyme en Cuba
Productos ofrecidos en una Mipyme en La Habana.

Desde hace meses las llamadas micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) están siendo identificadas en la Isla como la clave para alcanzar los cambios estructurales y profundos que Cuba necesita, tanto desde el punto de vista económico como político y social. Se dice que la transición vendrá de la mano de las Mipymes.

Como sigue el debate, quiero reflexionar sobre algunos aspectos que interrelacionan la existencia de las Mipymes con las diferentes libertades y derechos de los cubanos.

  1. Las Mipymes en sí mismas, cuando sus propietarios lo son de verdad y gozan de todas las libertades y derechos, son y deben ser verdaderos motores para la creación de riquezas, servicios y empleo. En esas condiciones de libertad, las Mipymes son un motor para el desarrollo de una clase media creciente y productiva.
  2. No pueden existir verdaderas Mipymes sin libertad humana y sin libertades económicas, políticas y sociales. Especialmente: libertad de empresa, libertad de mercado interno y externo, libertad de inversión y exportación, entre otras.
  3. Las Mipymes no puede ser “quistes”, con un tejido diferenciado de limitadas concesiones y pequeñas libertades, inmersos en la total organicidad de una sociedad en la que el Estado ejerce todavía el más estricto control sobre la economía, los bancos, la bancarización con su “corralito”, el control total sobre el poder legislativo y el poder judicial, las instituciones y asociaciones de la sociedad civil y hasta el último detalle de la vida personal de sus ciudadanos.
  4. No pueden desarrollarse verdaderas Mipymes con una economía estatista, centralizada y planificada como establecen los artículos 18 y 19 de la actual Constitución de la República de Cuba.
  5. No pueden existir verdaderas Mipymes con la vigente prohibición o regulación por el Estado de la acumulación del capital y de las propiedades.
  6. No puede haber verdaderas Mipymes si la autorización para su surgimiento y desarrollo está en manos del poder totalitario que discrimina a los que no piensen como ellos y que privilegia al frente de las Mipymes a sus adeptos, meticulosamente fieles, y a otros que son hijos de dirigentes y militares.
  7. No puede haber verdaderos cambios económicos sin voluntad política de cambio y sin verdaderas transformaciones políticas y sociales con derechos humanos para todos. Lo demás es cambio fraude. Lo demás es materialismo salvaje que da más importancia al dinero y a la comida que a la dignidad, la libertad y los derechos humanos. Ambas dimensiones deben ir siempre juntas.

Propuestas

Como hemos dicho que, en sí mismas, las Mipymes son fuerzas productivas para el progreso personal y social cuando encuentran un “hábitat” de libertad y responsabilidad. Entonces, no debemos quedarnos en la enumeración de las circunstancias que las limitan, manipulan y obstruyen, sino que debemos proponer lo que las favorecerían de verdad:

  1. Los cambios económicos, políticos y sociales deben ser orgánicos, integrados y sincrónicos. Solo en esta “ecología”, ambiente de libertades y de pleno ejercicio de todos los derechos pueden surgir y progresar verdaderas Mipymes y no simulacros de ellas.
  2. Cuba debe garantizar una economía social de mercado con su respectiva libertad de empresa, derecho a la propiedad privada, cooperativa y mixta; con derecho a inversión privada, a la libertad de importación y exportación.
  3. Cuba debe legalizar la acumulación de capital y de propiedad, así como la libre creación de empleo y libre contratación.
  4. Cuba debe garantizar el libre y competitivo acceso a la creación de las Mipymes, sin privilegios, discriminaciones, ni monopolios.
  5. Se deben establecer las regulaciones mínimas necesarias e indispensables para respetar el derecho ajeno, la responsabilidad tributaria, prevenir la corrupción, el blanqueo de dinero, el narcotráfico, la trata y el tráfico ilegal de personas y capitales, el nepotismo, la competencia desleal y otras deformaciones del mercado, la empresa, las finanzas y la propiedad.

Cuba necesita cambiar para salvarse del naufragio total en que se encuentra. Salvando un solo “camarote” no se evita el hundimiento. Facilitando fragmentos de “tablas de salvación” a unos cuantos privilegiados no se evitará que la nación zozobre. Solo yendo a un astillero seguro y confiable se podrá reconstruir la República que soñaron nuestros fundadores y que todos los cubanos merecemos sin tener que huir a otras geografías.

La salvación de Cuba depende de todos.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.

(Publicado originalmente en Centro de Estudios Convivencia).

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Dagoberto Valdés Hernández

Dagoberto Valdés.

(Pinar del Río, 1955). Ingeniero agrónomo. Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años. Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007. Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006. Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director. Premios: “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017. Reside en Pinar del Río.

 

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