En una entrevista del 2 de abril de 1959 (referente al artículo del Diario de la Marina “La hora de la unanimidad”), el Doctor Fidel Castro dijo:
“Perseguir al católico porque es católico, perseguir al protestante porque es protestante, perseguir al masón porque es masón, perseguir al rotario porque es rotario, perseguir a La Marina porque sea un periódico de tendencia derechista, o perseguir a otro porque es de tendencia izquierdista, a uno porque es radical y de extrema derecha y a otro porque es de extrema izquierda, yo no lo concibo, no lo hará la Revolución… lo democrático es lo que estamos haciendo nosotros: respetar todas las ideas. Cuando se comienza por cerrar un periódico, ningún periódico puede sentirse con seguridad: cuando se comienza a perseguir a un hombre por sus ideas políticas, nadie puede sentirse seguro”.
Que en aquella fecha el comandante se expresara de esa manera, perecía que era lo correcto, o por lo menos, lo que podía esperarse de un político con sus antecedentes. Pero, como siempre sucede en la política, y en eso Cuba es campeona, una cosa es lo que se dice y otra la que se hace, y la historia de estos casi sesenta años es quien ha tenido la última palabra. De todo han hecho los revolucionaros cuando se trata de mantener el poder. No solo cerraron El Diario de la Marina, sino que los cerraron todos, y de paso trataron y tratan de cerrarle la boca a cada cubano, y al que se niegue lo persiguen, sin escatimar en gastos, siendo abrumador el número de ejemplos que puedo citar aquí.
Me gustaría tocar el amplio tema de la libertad de creación artística y la prensa libre en cubita la bella, pero lo que me mueve a estas líneas es el promulgado por el Consejo de Ministros, Decreto 349: CONTRAVENCIONES DE LAS REGULACIONES EN MATERIA DE POLÍTICA CULTURAL Y SOBRE LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS ARTÍSTICOS, aprobado en abril y publicado en Gaceta Oficial en el pasado mes de julio.
La costumbre en Cuba es que todas las leyes nuevas son siempre en contra del pueblo, incluso las que en apariencia lo benefician en algo, por eso en cuanto escuché de este Decreto 349, supe que nada bueno sacarían de él los artistas, y mucho menos la cultura cubana, para no hablar de los escritores, que han sido tratados siempre como ovejas negras en cuarentena.
Una primera lectura es suficiente para ver que con este Decreto 349 los artistas que no entren por el redil del comunismo pasaran a ser burdos delincuentes al margen de la ley y a expensas de que los órganos de represión se extralimiten.
Históricamente, a los comunistas no les ha importado la felicidad de sus pueblos, más de lo que le importa a un ganadero el bienestar de su rebaño, lo que significa que, este callejón en el que gobierno de La Habana quiere meter al país, no es más que otra jugada política de ese grupo que gobiernan para mantenerse en el poder, jugada sucia y siniestra, burda venganza contra esos artistas, que no son pocos, capaces de hacer la #00Bienal cuando el gobierno decidió suspender la Bienal de La Habana, y me atrevo a decir que en estos momentos, con todas las cámaras sobre los artista cubanos y la solidaridad del mundo entero apoyándolos, quienes gobiernan deben estar sin saber si derogar el decreto o hacer las maletas y salir volando para Venezuela, porque sin duda el General de Ejército metió la pata hasta la punta de las nalgas y cualquier alternativa significa reconocer que se equivocó, y eso es algo a lo que la clase dirigente no está acostumbrada.
En días pasados hablaba con unos escritores jóvenes, y de aquella conversación saqué que lo mejor de oponerse a este Decreto 349, además de defender el derecho a la libertad, no era llevarle la contraria a los opresores, sino que dentro de tres o cuatro años tendríamos una historia que contarnos cuando ya todos los pros y los contras de este tema estén bien esclarecidos. Quizás lo hagamos bajo un cielo estrellado en una Cuba libre, quizás para entonces ya el arte sea un derecho en Cuba, puede que ese sea el objetivo final de esta campaña, luego de que se derogue el Decreto 349, los artistas en particular, y el pueblo cubano en general, se den a la batalla para que el arte sea un derecho en Cuba.
Como era de esperar, algunos lacayos asalariados del gobierno, intentan denigrar a los artistas que en estos momentos se encuentran en campaña exigiendo que se suprima el Decreto 349, y esto es solo una manera tonta de tratar de desviar la atención, porque muy independientemente de si estos artistas son más talentosos o menos, o si reciben ayuda de algún mecenas, el Decreto 349 no deja de ser una puñalada trapera al corazón del arte cubano. Porque el arte son los artistas, y sobre todo los artistas independientes o marginados del sistema, siendo también aquí abrumador el número de ejemplos que puedo citar, baste con Fernando Borrego Linares, más conocido como Polo Montañez.
En lugar de querer denigrar a los que se oponen al Decreto 349, el General de Ejército y sus acólitos deberían agradecerles que tuvieran el valor, por el bien de Cuba y los cubanos, incluso por el bien y el prestigio de la "Revolución", de traer luces sobre este error que vino en forma de Decreto 349.
A todos los artistas, porque siempre me ha parecido una lamentable discriminación diferenciar entre profesionales y aficionados (creo que artistas son todos los que hacen arte, sin importar si resulte de más calidad o de menos, con más o menos recursos, o si estudiaron en una academia o son autodidactas), a los artistas ahora en Cuba se les quiere esclavizar con este decreto 349. Y a los que se nieguen o se resistan, se les va a aplicar una ley que es completamente ilegal y absurda, sobre todo en pleno siglo XXI, cuando ya la humanidad ha avanzado tanto en materia de derechos humanos.
El arte y la literatura no se pueden hacer por decreto, y puedo entender que el General de Ejército quiera estar presente en la vida de todos, pero yo me resisto a detenerme, a la hora de escribir un cuento o un poema, me resisto a tener que pensar si el cuento o el poema va a ser del agrado del General y sus adjuntos, así verdaderamente no se puede escribir, quizás por eso son muy pocos los escritores cubanos contemporáneos con reconocimiento a nivel mundial, y aún hoy sigue sin publicarse en Cuba la Trilogía sucia de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez.
Me sobran los ejemplos de artistas y escritores que han sido perseguidos desde el año 1959. Viene siendo hora de que las cosas cambien de una vez. Las personas buenas son las que se oponen al mal y contribuyen al bien. Convido a todo el que me lea, y a mí mismo, para que seamos, sigamos siendo parte del grupo de personas que trabajan por el bien común. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que el Decreto 349 se vaya. Digamos No al Decreto 349, o por lo menos, pongamos en nuestros corazones que el Decreto 349 es injusto y nunca debió existir.