Desconocida por muchos de sus compatriotas a día de hoy, esta intelectual dirigió una de las instituciones culturales más importantes de la Isla en los 60.
La obra de Nicolás Guillén Landrián, cineasta "maldito", es revisitada en un análisis que combina reseña cinematográfica, biografismo y crítica social.
Desconocida por la gran mayoría de los cubanos, esta mujer abogó en el siglo XIX por la educación y libertad de las personas afrodescendientes en Cuba.
Esta, la investigación más profunda que se ha realizado sobre Cabrera Infante, ofrece notables pistas sobre el entorno cultural de La Habana de los sesenta.
A través de su relación con algunos de sus familiares y amigos, el autor nos acerca a su amplio universo literario, ético, cinematográfico y culinario.
"Landrián es el documentalista paradigmático, el artista en el que hallamos todas las virtudes que a nivel universal definen al género", afirma el autor.
Usando como punto de partida las palabras del escritor serbio-peruano Goran Tocilovac, el autor de esta reflexión se enfrenta resolutivo a la "dictadura de las imagenes".