En un clima marcado por la tensión y la amenaza de un "baño de sangre" por parte del presidente Nicolás Maduro en caso de salir derrotado, Venezuela enfrentó el 28 de julio sus elecciones presidenciales.
Antes del día de las votaciones, las encuestas indicaban una preferencia por Edmundo González, candidato opositor respaldado por la influyente María Corina Machado, quien había sido excluida de las elecciones debido a una decisión judicial aprobada por el régimen venezolano.
Finalmente, el Consejo Nacional Electoral (órgano gubernamental controlado por el chavismo), dio como vencedor a Nicolás Maduro con el 51,2% frente al 44,2% de Edmundo González. Ante este resultado, la mayor parte del pueblo venezolano se ha lanzado a las calles reclamando justicia en lo que consideran "fraude electoral". De igual forma, muy pocos países han reconocido a Maduro como legítimo ganador y muchos exigen una revisión del proceso electoral.