Nunca pensó el portero ucraniano Andriy Lunin que su oportunidad en el Real Madrid llegaría en uno de los momentos más complicados de su vida, cuando tras cinco años en las sombras, el guardameta de 24 años se vio abocado a asumir la titularidad mientras las tropas de Vladimir Putin asedian su país.
El guardameta, nacido en la ciudad de Krasnohrad, llegó al club blanco en el año 2018, tras un pago de ocho millones de euros a su anterior equipo, Zorya Luhansk, cuando despuntaba como una de las grandes promesas del fútbol europeo.
Sus primeros meses en el Real Madrid, aunque a la sombra del belga Thibaut Courtois, no dejaron de ser provechosos para Lunin, quien ganó el premio a mejor portero del Mundial Sub 20 en 2019 con Ucrania, donde quedó campeón tras vencer en la tanda de penales a Corea del Sur.
Ese mismo año fue uno de los nominados por la revista France Football al Trofeo Kopa, que reconoce al mejor futbolista de la temporada menor de 21 años, pero pese a esos méritos el Real Madrid decidió cederlo al Leganés, Valladolid y Real Oviedo, donde tuvo los minutos que le negaron las grandes actuaciones del portero belga en el club blanco.
Pese a su deseo de hacer una carrera en el Real Madrid y sentirse a gusto en la capital española, en 2022 Lunin se empezó a cuestionar su futuro en el conjunto blanco, en un momento donde el estallido de la guerra en su país natal le dio un vuelco total a su vida.
Tras la noticia del inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero del 2022 el estado anímico del joven guardameta se afectó notablemente, quien canalizó el momento sumándose a sus compatriotas en la capital española con el objetivo de recolectar ayuda para enviar a las ciudades asediadas por los bombardeos.
“Queridos españoles y toda la gente que quiera ayudar ahora a Ucrania en estos tiempos difíciles. En la calle Méndez Álvaro 8, Ucramarket, se necesita: comida enlatada, algodón, goma elástica, vendajes, medicamentos hemostáticos, analgésicos. De ropa: calcetines calientes. Muchas gracias por su colaboración”, escribió Lunin en sus redes sociales, algo totalmente inusual en un futbolista de su nivel.
Preguntado por la prensa, el joven guardameta dijo que le era complicado expresar sus sentimientos en un momento como ese. “Mi familia está ahí, mis amigos ahí y viendo como está sufriendo la gente. Espero que acabe pronto la alarma. Yo creo que para mí, para cualquiera de nosotros, no es más difícil que para la gente que está ahí”, afirmó.
El joven arquero, al que sus compañeros definen como disciplinado, serio e introvertido, también pidió a los aficionados del Real Madrid que se sumaran a manifestaciones pacíficas desarrolladas en la capital española en solidaridad con el pueblo ucraniano, participando el mismo en muchas de estas protestas contra Putin.
Se cuenta que dentro del equipo uno de sus principales apoyos ha sido el del Balón de Oro croata Luka Modric, quien de niño sufrió la Guerra de los Balcanes e incluso fue testigo del asesinato de su abuelo.
En un reportaje publicado por el diario español El Mundo, el entorno de Lunin afirmó que este “vive la guerra en silencio, como un monje”, y “es muy serio, pero sólo vive para entrenar. Da igual a la hora que sea o lo que haya descansado”.
También fuentes del club blanco aseguraron que le dieron la posibilidad de tomar unos días de vacaciones para que asimilara la situación de su país, pero este siguió entrenando como el primero sin descuidar ni un momento su preparación deportiva.
Sin embargo, no todo ha sido apoyo para el portero ucraniano, quien tuvo que escuchar durante un partido de Copa del Rey contra el Atlético de Madrid como los aficionados rivales coreaban desde la grada “Tu aquí jugando y tu país llorando”.
Este último año, cuando tuvo que asumir la titularidad ante la repentina lesión de Courtois, Lunin ha demostrado la disciplina mental que le adjudican sus compañeros con excelentes actuaciones que le avalan como uno de los mejores guardametas del campeonato español.
También sus dudas sobre abandonar el club blanco parecen aparcadas, porque, aunque el portero ucraniano sabe que el regreso de Courtois lo llevará de nuevo a la suplencia, siente mucha mayor confianza para recuperar el puesto en el futuro, y en un momento tan sensible para su vida prefiere no cambiar de aires ni alterar sus dinámicas de los últimos años.