El director de cine cubano Pavel Giroud mantuvo una charla este martes con el ensayista colombiano Carlos Granés en la Casa de América de Madrid, donde conversaron sobre su último documental, "El Caso Padilla", el cual fue proyectado anteriormente en esta misma institución cultural madrileña.
Durante la charla el cineasta cubano afirmó que Fidel Castro, tras ver la autoconfesión de Herberto Padilla, que fue filmada con tres cámaras diferentes por un equipo dirigido por Santiago Álvarez, prefirió mantenerla en secreto al comprender que le podía hacer más daño que traerle beneficios.
Por este motivo, explicó Giroud, el gobernante cubano decidió poner a circular una versión escrita de la autoconfesión a pesar de contar con la grabación del encuentro, pues en el texto sería más difícil detectar las emociones del poeta.
En las imágenes de este suceso incluidas en el documental se puede evidenciar que es antinatural la alocución del escritor, pues no solo exagera en muchos casos su presunto sentimiento de culpa, sino que con una fina ironía logra burlar la censura del régimen y enunciar las presiones sufridas durante sus interrogatorios con la Seguridad del Estado.
Giroud aprovechó para recordar que casos como el de Heberto Padilla se repiten hasta el día de hoy, y puso como ejemplo el de los periodistas de El Toque, a quienes amenazaron con la cárcel si no se retractaban de su labor profesional.
Sobre la polémica creada por el acceso del cineasta a este material de archivo, Giroud afirmó que una persona a quien no quiso identificar le dio una copia en un casete Betamax.
Estas cintas, según Giroud, fueron puestas en circulación por única vez a finales de la década de 1980 para mostrárselas a estudiantes universitarios en el marco del “Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas” impulsado por el régimen en esa época.
El realizador también dijo que tras estrenar la película entregó los archivos a la Fundación Heberto Padilla, presidida por María Padilla, hija del poeta.
Uno de los momentos más conmovedores de la noche fueron las intervenciones de los escritores cubanos Francis Sánchez y Rafael Vilches, quienes relataron conmovidos por las imágenes de Padilla las amenazas que recibieron por parte de la Seguridad del Estado antes de exiliarse en Madrid.