"¿Por qué unos pueblos han de andar descalzos para que otros viajen en lujosos automóviles? ¿Por qué unos han de ser míseramente pobres para que otros sean exageradamente ricos?" dijo Fidel Castro en la ONU en 1979, "cuestionando" el concepto de Derechos Humanos.
Y no, no es que me sepa al dedillo sus discursos (algo que, por otra parte, no estaría mal: "ten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca", dicen en El Padrino, no recuerdo si en la primera o en la segunda parte), sino que a veces me descubro leyendo la prensa oficialista cubana y pasan estas cosas.
El diario Granma, en una suerte de conmemoración del día en el que se aprobó la Declaración de los Derechos humanos (9 de diciembre de 1948), hizo una apología de este documento. "Ninguna declaración se le compara en grandeza", se lee en este texto, "pero tampoco ninguna ha sido tan manipulada por quienes pretenden convertirla en instrumento de sus espurios propósitos de dominación". Otra vez, para sorpresa de nadie, las acusaciones fantasmales que pregonan el fin del mundo y lo anuncian como pan acabadito de sacar del horno.
La lógica del Castroverso
En este trabajo, por supuesto, no hay mención alguna del activista Yoan Ricardo Llerena, apresado una semana antes de la publicación de "Derechos humanos, ¿y los de la humanidad?", el texto de Granma. Lo curioso de este encarcelamiento no radica en su arbitrariedad, algo que ya no "sorprende", sino en la causa. De acuerdo con una denuncia su esposa, las autoridades acusaron a Llerena de "propaganda enemiga y atentado contra el Estado por tener en su biblioteca varias copias de la Declaración Universal de Derechos Humanos".
O sea, según la lógica trastocada del Castroverso, esta Declaración solo es un "documento histórico" que establece "derechos inalienables" en la medida en la que no sea esgrimida por opositores, periodistas o cualquier otro sujeto contestatario.
Asimismo, Raúl Antonio Capote, autor del artículo en cuestión y ex-agente de la Seguridad del Estado, se refiere también a lo poco que la "vieja Europa" respeta a "los millones de migrantes que cruzan desde África el mar Mediterráneo", sin ni siquiera tocar de soslayo la grave crisis migratoria que vive Cuba ni el negocio millonario que han construido entre La Habana y Managua a partir de esta situación, la célebre "ruta de los volcanes".
¿El gobierno de Cuba respeta los derechos humanos?
Según este autor, Cuba es "signataria de 44 instrumentos internacionales de protección" a los derechos humanos. De esta forma, afirma también que la Isla fue "el único país de América Latina y el Caribe que cumplió la totalidad de los objetivos globales de la Educación para todos en el periodo 2000-2015", algo que pudiera debatirse, pero que, más allá de su precisión, seguiríamos hablando de datos totalmente desactualizados, con décadas de atraso.
Y ya, para rematar, asegura que Cuba es "la nación con mejor índice de médicos por habitantes, según la OMS", sin dejarnos un enlace ni ninguna otra referencia bibliográfica para corroborar (o contrastar) esta información. Mientras el país vive una debacle médica sin precedentes, con escasez de medicina, insumos e incluso profesionales del sector, el Granma lanza estas aseveraciones tan temerarias sin un mínimo de autocrítica, prueba de una total desconexión (voluntaria o no) respecto de la realidad cubana.
En Cuba hay más de mil presos políticos, las libertades de asociación, prensa y expresión no existen y el disenso (en cualquiera de sus variantes) es fuertemente reprimido. No hay que sacar muchas cuentas para percatarse de que, lo que se dice "derechos humanos", no hay muchos en Cuba. Al parecer, los redactores de Granma no saben calcular.
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