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Poesía cubana | Esquizopatria

"El artista se resiste y grita algo parecido a una queja:/ 'Aquí no hay libertad ni pinga'./ Tiemblo, como cuando uno tiembla una vez al año si llega la brisa fría."

Bandera cubana colgada en medio de una calle habanera.
Calle habanera.

Cuba, una cuestión climática

Una vez ya agudizado el vacío

que provoca el ayuno y la ansiedad

y la falta de optimismo,

queríamos irnos hacia un lugar donde el agua no nos alcanzara

–como usualmente nos alcanzaba–,

por encima de un muro y entre los versos de un poeta.

O bajo las cúpulas de los árboles en los campos de naranjas. Bonsáis enfermizos reclutados para un espectáculo de surcos uniformes. Consagración del servicio obligatorio. Consagración del servicio involuntario. Consagración de la educación gratuita pagada en cuotas de machetes.

Queríamos nuestra propia historia,

fuera del muro y fuera de los marabuzales.

Saltamos sobre los sacos y sobre sus instituciones,

o visto desde un life,

fuimos arrojados como sacos sobre los camiones de las instituciones.

Sin importarles el destino de esas naranjas

(ácidas y precoces

podridas y atrofiadas)

nos dimos a la tarea de no ser más frutas de estaciones.

Nuestro crecimiento fue, ideológicamente, como bregar en una masa infestada por un hongo. 
Nuestro crecimiento fue, ideológicamente, como morir en una historia de murales.

Un día desertamos de los campos

y llegamos a una ciudad en ruinas.

Asaltamos un Palacio con las escaleras destruidas.

Frente al palacio sin escaleras,

un policía trata de meter a un artista dentro de un carro patrullero.

El artista se resiste y grita algo parecido a una queja:

“Aquí no hay libertad ni pinga”.

Tiemblo, como cuando uno tiembla una vez al año si llega la brisa fría.

Un rapero se cose la boca con un hilo de palabras

ensartadas y justas

aprietan los labios encerrados un año de cárcel.

Tiemblo, como cuando tiemblan unas piernas cansadas de pedalear

bajo un sol despiadado y abusivo.

Hay que posicionarse con respecto al Verano.

Quisimos así, una primavera eterna  y un invierno duradero.

¿Por qué no?

¡Derecho a tener derechos!

Derecho a tener otoño, invierno, primavera; incluso, verano.

¡Queremos nuestras estaciones ya!

¿Quién ha autorizado lo que puede o no provocar el clima sobre nuestros cuerpos?

My body, my choice.

¿Quién ha ordenado este verano eterno?

“Cuba no es un eterno verano ni pinga”,

grita el poeta mientras lo agarran por el cuello para introducirlo en una incubadora.

Derecho a abrir la boca en el espacio público.

Derecho a salir.

Derecho a regresar.

Derecho a caminar.

Derecho a correr.

Derecho a sudar.

Derecho a mear.

Derecho a escupir.

Derecho a ser.

Derecho a cagar.

Derecho a abortar.

Derecho a llorar.

Derecho a parir.

Derecho a existir.

Querían que soportara el calor y la represión.

Y dijo “no”.

Yo siento lo que siento.

Soy un símbolo.

***

Para Luis Manuel Otero Alcántara, preso de conciencia

La gente está de pinga Luis,

En el sentido que significa la palabra pinga.

Anoche salí a una fiesta y te extrañé.

Fue raro no verte con tu casco azul y tus zapatos dorados.

Dentro de mi aburrimiento es fácil extrañar,

Dentro de mi tristeza es aún más fácil extrañar.

Pero yo estaba ahí, comprando cerveza a tres cincuenta,

(ya casi está a cuatro dólares)

Para cuando vuelvas recuerda que te lo dije,

La cerveza es el termómetro de un país.

Un país sin cerveza no es un país,

(un país caliente / un país adulterado / un país sin inventariar / un país robado / un

país importado)

Un país dispensado.

Qué te puedo decir, no hay nada nuevo…

El documental que te pasé al final lo censuraron,

Hay tremendo revuelo en Facebook, mucha gente apoyando, gente dura,

intelectuales de verdad.

Pero Luis, no será todo eso demasiado virtual? Y el cuerpo que se introduce en el

día como se abre una fiera en la pólvora… quién lo pone?

Qué harías tú?

Qué harías tú por los demás?

Qué harías tú por la intelectualidá?

Ayer pensé ponerme un cartel en las tetas y salir pa’ la calle, pero se quedó en el

arranque,

(arrancar, echarle agua al carburador, aquí nadie funciona bien)

Yo no funciono bien.

Pensé en escribirte un poema Luis, te lo juro,

Pero hace mucho tiempo que no escribo poesía.

Lo que vi anoche no fue bueno,

Hay mucha indiferencia, hay muchos merengues duros, hay mucha inconsistencia,

hay algunos, incluso, que susurran…

Cómo pueden reír, como pueden menear el culo?

Yo pensaba en ti, en cómo tú actuarías.

Tú estarías en esa misma fiesta comprando esas cervezas y meneando el culo.

No estarías triste, mientras tú mueves el culo se te ocurren buenas ideas,

Una idea que pueda entender la gente, por ejemplo, cómo usar la bandera,

Cómo usar la ropa de cuando éramos pequeños, la ropa desvencijada con marcas

falsas hechas en casa.

Yo pensé en eso que me contaste de cuando niño cargabas ladrillos de los

derrumbes para venderlos y tener tres pesos,

Porque hay que ser independientes desde la cuna, para ser una cucaracha difícil

de aplastar.

Sin embargo, te pienso calvo, te pienso con un número de serie y una causa.

Calvo Luis, qué pinga es eso?

Es necesario eso? que te dejen calvo?

Acaso dejándote calvo te rasuran las ideas?

Las ideas de defender a la misma gente que te ha dejado calvo.

Dice mi madre que no me siga metiendo en candela, que yo no voy a lograr nada,

(esa guerra la perdieron ellos, nuestros padres)

Tú dirías que el gran problema es que no tienen ningún referente.

Cómo sabrían, a ver, dime cómo?

La furia de una ciudad entera,

La furia de una ciudad entera,

Contra quién la furia de una ciudad entera?

La furia de una ciudad entera…

Contra qué?

Yo creo Luis que esto se va a poner feo, muy muy feo,

En el sentido que se entiende la palabra feo.

Tú me dirías que hacen falta los poetas.

Yo te juro que no voy a parar de pelear

Aunque mi único logro fuese que me dejaran calva,

En el sentido que significa la palabra calva.

Marzo, 2020

***

Lustrar tumbas

Un poeta hoy lustra unas tumbas.

Me ha dicho que sintió frio y se sintió solo.

Sube sus poemas a Facebook.

Ha subido muchos en lo que va de año.

Me dice, amiga, casi me voy al trabajo,

cuando tengas un tiempo lee los que subí anoche,

me han escrito burlándose.

Tengo un libro que no he abierto de un poeta que se llama Rolando Escardó.

También saqué las obras poéticas de Miguel Hernández

que quiero leer con mucha calma.

No pienses que soy un cobarde,

solo estoy enfermo de los nervios.

Ya han dejado de golpear la puerta en las noches.

Y ya no mandan a los niños a lanzar piedras al techo.

Tengo que ir a lustrar las tumbas del mausoleo,

es el trabajo que aquí he conseguido,

o vender café en la funeraria a algunos vivos.

Las pastillas me calman mucho.

Trabajo con presidiarios por la mañana.

En el horario del descanso les leo poesía.

Me he enamorado de uno de los presos

que cumple condena por acuñar billetes.

Perdona, amigo.

Solo he tenido frío y me he sentido muy sola.

Camino por un pasillo de piso azul

que va hacia un baño lejano.

Voy custodiada por unas palabras que me gritaron al amanecer.

He creído que el café no me es suficiente,

cuando podía haberme librado de este presidio.

Se me ha acabado el papel de las cajas de cigarros

y ya no puedo retener las palabras en el techo.

Me han regalado un pomo de tinta

o se lo he robado a alguien

o alguien me lo ha dejado en una mesa para que tuviese algo para robar.

En todo caso, no me ha servido de mucho.

En todo caso, podré bebérmela.

Para escribirte los versos desde adentro

y veas que me he inspirado

en lo último que me has leído.

***

Desde lo alto

Hoy es un día soleado,

El primer día soleado dentro de un puñado de días de encierro.

Y empiezan a abrirse los gladiolos que me trajo mi padre el día de mi cumpleaños.

Saco mi cabeza a secarle toda la humedad

Y a sacarle las malas ideas.

Lavo la ropa de todas estas jornadas de espera.

Mientras enrollo la hamaca que he dejado colgada en la terraza

Miro hacia abajo para anotar el número del nuevo carro patrullero.

Me entretiene llevar la cuenta de esta serie cancerbera.

El número de hoy es 044.

Las dos mujeres policías han comprado tamal en hoja,

Se notan más desenvueltas

Y más felices,

Bromean con el tamalero

Y el tamalero les lanza chistes desconfiado.

Nadie muerde la mano del que te ha dado de comer,

Piensa el tamalero.

Una de ellas embarra la puerta del carro blanco de grasa amarilla.

Las hojas del tamal yacen en la acera,

En las inmediaciones de la puerta de mi casa.

***

En tiempos de paz

Y sí, esta vez he podido salir de mi casa,

Sólo esta vez.

Y he corrido por toda la avenida del malecón,

Con la desconfianza hacia abajo, la fuerza hacia el frente y el deseo hacia el mar.

La gente paseaba a sus perros y hacían gimnasia en el parque,

Con la placidez que supone la libertad absoluta.

Porque en tiempos de paz, no hay mayor alegría que estirar los cuerpos

Para eliminar la obsolescencia,

Y tener el privilegio de que tu perro cague en el espacio púbico,

Donde debió cagar toda la vida,

Porque si alguien tiene conciencia de que el animal obedece

–Sólo a los dictados de la vida–,

Es su propio dueño.

Corrí entonces hasta un punto específico,

El mismo punto de siempre,

Con el cuidado de no pasarme un metro

De la meta señalada,

No porque me lo prohibieran,

Sino por respeto al cansancio de mis acciones repetidas.

Porque en tiempos de paz,

Se puede recorrer el mundo siempre y cuando tus pulmones alcancen.

El mundo que es una manera de decir hipódromo.

Qué felicidad trotar sobre la yerba recién cortada

Cuando te lo permiten los días no históricos de su calendario,

Pisar las flores y escuchar el romper de las olas.

Pensé luego, con los músculos recogidos,

Que podría conspirar la creación de un plan de bienestar animal,

Porque en tiempos de paz,

Qué mejor que devolverle a la sociedad

Un manual de mejoras ciudadanas.

Pero de qué conspiración hablo?

Si precisamente son estos los días donde debemos sentirnos dichosos.

Pues en tiempos de paz,

No puede acometer la duda

Para esconder tus ideas.

***

Poema a una podóloga y a la Seguridad del Estado

Y me curaban los pies.

Caían los pellejos como ángeles caen del cielo.

Mientras en las afueras del spa El Paraíso

Les crecían los cayos a las guardianas de mi belleza.

***

Para Camila, en reclusión domiciliaria

Vi caer la tarde en las elevaciones del Hospital Ameijeiras.

Vi a dos niñas desde sus balcones pasarse cartas agujereadas por un cordel.

Los enfermos deambulando hacia la libertad

O hacia su muerte.

Y yo presa del sueño y del hambre tumbé mi cabeza dentro del carro patrullero.

Solo pensaba en el hambre

O solo soñaba con comer,

O fue solo el golpe del olor de la comida de los policías.

Cuándo me llegaría mi hora?

La hora de la cena.

Nunca se me ocurrió pensar en el tedio

O el tedio nunca me supo tan placentero

–Creyéndome libertaria castiza

O castizos todos los libertarios–.

Llegó la hora de regresarme a casa.

Me permitieron comprar tres cajas de cigarros y tres papas rellenas,

Las provisiones de nuestro encarcelamiento cotidiano.

Y subí las mismas escaleras de siempre

Y miré hacia la calle de siempre.

Miré con una tranquilidad entrenada,

Como quien amanece bien temprano cada día

A torear a las bestias más desobedientes. 

Todos estos poemas pertenecen al libro Esquizopatria (2018-2023), Premio de Poesía Ciudad de Alcalá 2022.


Katherine Bisquet habla sobre su libro Esquizopatria

Poeta cubana Katherine Bisquet
Poeta cubana Katherine Bisquet.

En una entrevista publicada por Rialta Magazine, la poeta Katherine Bisquet señala que los textos de Esquizopatria fueron concebidos "mientras la Seguridad del Estado me expulsaba de mis rentas, me detenía; encarcelaba a mis amigos". 

Este libro fue premiado en septiembre de 2022, durante la LIII edición de los Premios Ciudad de Alcalá. En esta misma ocasión fue galardonado el cantautor Joaquín Sabina en la categoría "Premio de las Artes y las Letras".

Katherine, por su parte, confiesa que estos poemas se gestaron "mientras resistíamos, nos acuartelábamos, o permanecíamos en prisión domiciliaria. Mientras sufría el chantaje para salir de Cuba, a cambio de la excarcelación de mi novio, y me desterraban."

"Esquizopatria es también un nombramiento de esas cosas que subyacen, desde una consciencia que igual habita en eso subyacente", nos dice Katherine, "La Patria es una invención. Los amigos están presos. Los amigos no son humanos, son símbolos."

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Katherine Bisquet

La poeta Katherine Bisquet en la revista Árbol Invertido.

(Ciudad Nuclear, Cuba, 1992). Escritora. Graduada de Letras en la Universidad de La Habana. Ha publicado los cuadernos de poesía Algo aquí se descompone (Colección Sur Editores, La Habana, 2014), Ciudad Nuclear mon amour (Ediciones Sinsentido, La Habana, 2020) y Uranio empobrecido (Rialta Ediciones, Querétaro, 2021). Fue organizadora y curadora de la #00 Bienal 2018 de La Habana y una de los acuartelados y huelguistas de San Isidro. En 2020, fue seleccionada para la residencia de escritores Can Serrat Primavera Barcelona. En 2021, recibió la Beca Antonia Eiriz, con el proyecto de libro de crónica “Los mojados”, otorgada por el Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) a artistas e intelectuales independientes. Ha publicado poesía, crónicas y entrevistas en revistas y diarios como Vice en español, El EstornudoHyperallergicHypermedia Magazine, Árbol invertido, Diario de Cuba, Rialta Magazine. Es cofundadora del proyecto Cine Cubano en Cuarentena, iniciativa de rescate, promoción e investigación orientada al cine cubano.

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