En los últimos años Cuba está experimentado un preocupante incremento en los índices de violencia y criminalidad, por lo que las autoridades han acudido nuevamente a los controvertidos "juicios ejemplarizantes" con el objetivo de atemorizar a la población, una práctica ha suscitado críticas por su efectividad y su desapego a los derechos humanos.
Dos casos recientes en Santiago de Cuba ilustran esta tendencia, pues el portal oficial Cubadebate publicó este martes una nota informando que la Sala Primera de lo Penal del Tribunal Provincial Popular celebró un juicio público en la causa 176 de 2024, donde se condenó a un individuo a diez años de prisión por un intento de robo con violencia.
El acusado, armado con un cuchillo, intentó despojar a una persona de sus gafas en una céntrica intersección de la ciudad, pero el tribunal justificó la severidad de la pena al señalar antecedentes penales similares y una "desajustada conducta social" del implicado.
En otro incidente, la misma sala llevó a cabo un juicio público correspondiente a la causa 123 de 2024, en la que tres acusados fueron sancionados por delitos de asesinato en tentativa, homicidio, desórdenes públicos y portación y tenencia ilegal de armas.
Las penas impuestas oscilaron entre 20 y 30 años de privación de libertad y el tribunal subrayó que estos juicios se realizaron de manera "ejemplarizante" en el marco de jornadas de prevención y enfrentamiento al delito, con la participación de la comunidad.
Sigue creciendo la violencia en Cuba
Estas acciones judiciales fueron presentadas como medidas ejemplarizantes para frenar la creciente ola de violencia en el país. Sin embargo, informes recientes señalan que, a pesar de ello, la criminalidad continúa en ascenso.
Según un estudio realizado por Cubadata en 2022, el 61% de los cubanos encuestados reportó haber sido víctima de algún tipo de violencia o acto delictivo en los 12 meses previos al sondeo, y de ese grupo, solo el 14,6% denunció el hecho ante la policía.
La implementación de juicios ejemplarizantes, muy utilizada por el castrismo a lo largo de los años, es considerada una práctica que vulnera garantías procesales y derechos fundamentales, además de que es cuestionable su eficacia como herramienta de disuasión.
Organizaciones de derechos humanos han señalado que, en ocasiones, estos juicios priorizan la demostración de autoridad sobre la justicia imparcial, lo que podría derivar en condenas desproporcionadas o sin el debido proceso.
Los “juicios ejemplarizantes”, una constante desde 1959
En cambio, los especialistas recomiendan que para frenar estos comportamientos es importante abordar las raíces socioeconómicas de la violencia, pues la aplicación de penas severas sin un enfoque integral que incluya prevención, educación y reformas sociales difícilmente logrará una reducción sostenible de la criminalidad.
Los “juicios ejemplarizantes” han sido una constante desde la llegada de Fidel Castro al poder en Cuba. Un ejemplo de ello fueron los juicios públicos contra presuntos colaboradores de Fulgencio Batista tras la huida del dictador en 1959, siendo condenados a pena de muerte la mayor parte de los acusados.
También procesos judiciales como el que conllevó al fusilamiento de Arnaldo Ochoa y otras importantes figuras del ejército en Cuba, los juicios a activistas e intelectuales cubanos enmarcados en la “Primavera Negra” y más recientemente los desarrollados contra los manifestantes del 11 de julio son otros ejemplos de estos procesos en el país.