Este 30 de mayo, un jurado estadounidense encontró culpable al candidato presidencial Donald Trump de “falsificar registros comerciales para ocultar un escándalo sexual y proteger su campaña presidencial de 2016”. La sentencia está programada para el 11 de julio y podría recibir hasta 4 años de prisión, aunque muchos consideran “imposible” que el juez Juan M. Merchan lo envíe a la cárcel.
Lo más probable es que Trump apele la decisión, que lo marca como el primer presidente de Estados Unidos condenado por un delito grave. Él, por su parte, tiene como objetivo regresar a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre de 2024, después de haber sufrido un “robo” en las de 2020, según ha afirmado en varias ocasiones.
“Este fue un juicio amañado y vergonzoso”, declaró el propio Trump después de conocerse el fallo del jurado. “El verdadero veredicto va a ser el 5 de noviembre por parte del pueblo”, dijo el expresidente, en referencia a las elecciones estadounidenses, donde parte como favorito ante el candidato demócrata Biden.
El caso gira en torno a 130 mil dólares en pagos que supuestamente Trump autorizó a la actriz porno Stormy Daniels antes de las elecciones presidenciales de 2016, con el objetivo de silenciarla sobre un encuentro sexual que ella afirma haber tenido con él. “Todo nuestro país está siendo manipulado, esto lo hizo la administración Biden para herir a un oponente político”, acusó el candidato republicano.
Este tipo de delitos suele castigarse con condenas de entre 16 meses y cuatro años de prisión. Si Trump fuera finalmente condenado, una de las cuestiones clave a resolver incluirían si enfrentará encarcelamiento en una instalación gubernamental o privada, o si tendrá una experiencia menos restrictiva bajo libertad condicional.
En 2024, el panorama político de Estados Unidos se centra significativamente en Donald Trump, quien continúa siendo una figura divisiva y poderosa a partes iguales. A pesar de enfrentar múltiples desafíos legales, Trump mantiene un sólido apoyo entre los conservadores y ejerce una influencia considerable sobre el Partido Republicano, lo que podría impactar en las elecciones de noviembre de 2024 y en toda la política nacional.