El jueves 7 de mayo, el noticiero nacional de la televisión cubana dedicó más de 6 minutos de su emisión a exponer “una pequeña muestra de lo que se vive hoy en el mundo con la crisis alimentaria”. Esa pequeña muestra, que no incluye a Cuba, se reduce a España y a Estados Unidos como ejemplos de “… países, donde las grandes empresas o emporios están privatizados, la situación es grave”.
“En esas naciones también hay largas filas de personas buscando alimentos”, dice la periodista Irma Shelton a las cámaras de la televisión cubana. Si justo en ese momento, algún espectador tuvo que dejar de mirar la televisión, por ejemplo, para ir a llenar depósitos de agua, porque llevaba días sin recibir el líquido, puede haberse quedado con la idea de que en España y Estados Unidos las personas se están fajando por comida en kilométricas colas afuera de mercados desabastecidos.
No. Quienes están haciendo largas colas para recibir alimentos son personas que se encuentran en situación extrema. Y están recibiendo estos alimentos, de manera totalmente gratuita, en comedores sociales y bancos de comida que reciben donaciones de… emporios y empresas privadas.
Por supuesto que la estabilidad de ese suministro peligra, pues la crisis sanitaria creada por el coronavirus ha puesto en peligro la economía mundial.
¿El objetivo de mostrar un reporte de este tipo es que los cubanos comparen y concluyan que la situación en Cuba es mejor que la de esos países, o al menos que no es tan mala como podría parecerles antes de ver el noticiero?
La primera parte está lograda. Los cubanos no podrán haber evitado la comparación entre la cantidad y la calidad de los alimentos que muestran las imágenes del noticiero y los que distribuyó el Estado Cubano para mayores de 65 años en Cuba. Los alimentos que las personas recogen en esos bancos de comida son entregados de forma gratuita. La venta para los mayores de 65 años en Cuba no fue subsidiada, aunque se anotó en la libreta de abastecimiento.
En el reporte de la periodista Irma Shelton, las personas hacen largas colas. En el caso de los Estados Unidos, aparecen filas de carros, pero ninguna imagen muestra a la gente fajándose a golpes como se ha visto en varias imágenes de colas en Cuba.
Quienes tienen que acudir a bancos de comida en estos países, no son mayoría, aunque sí constituyen cifras preocupantes. En España, en 2019 la pobreza extrema ascendía al 6,9% de la población, según datos de Eurostat, y era la segunda de Europa, solo superada por Rumanía. Según Povertyusa.org, el 6,7% de la población (21.3 millones de personas) vive en situación de extrema pobreza, con ingresos de solo el 50% del umbral de pobreza.
Los trabajadores, que devengan un salario mínimo o viven actualmente de un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), como el Estado Español ha garantizado a muchos que tuvieron que dejar de trabajar debido al coronavirus, compran los alimentos en los mercados, sin tener que pagar un riñón para adquirirlos ni hacer colas de horas.
En Cuba, quienes tienen que salir todos los días a comprar comida y aseo, y si tienen suerte de encontrar algo, deben hacer colas brutales para adquirirlo, son los trabajadores que viven de un sueldo, que el gobierno incrementó el año pasado. Los que pasan días sin agua en sus casas y sin que les envíen una pipa son trabajadores que viven de un sueldo. Pero mientras en Estados Unidos y España es el coronavirus lo que ha puesto en peligro que las personas que viven en pobreza extrema reciban sus alimentos, de manera gratuita, en Cuba ya había una situación desastrosa antes de que el virus asomara la corona.
Si el Estado cubano quiere que comparemos, con justicia, debería comparar la situación de esas personas que viven en pobreza extrema en España y los Estados Unidos, con la de quienes viven en pobreza extrema en Cuba. ¿O es que todos los cubanos de a pie viven en situación de pobreza extrema?
Según un análisis independiente publicado por Diario de Cuba, el salario mínimo de Cuba es hoy la cuarta parte del de Haití, y el sueldo promedio también es inferior al haitiano, aún después de que el gobierno cubano subiera los salarios en junio de 2019. Ahora en Cuba, ese salario es de 44 dólares y en Haití casi del doble. De acuerdo con este análisis, el obrero cubano de hace sesenta años ganaba 130 dólares mensuales, equivalentes a 1.150 dólares actuales.
Con esos sueldos, el Estado cubano pretendía que los cubanos encargaran comida a domicilio a hoteles desprovistos de clientes por el coronavirus. La oferta más barata era de 20 CUC por un arroz con pollo para seis personas y 12 cervezas.
Para realizar este pequeño muestreo de la falta de alimentos en otros países, la periodista Irma Shelton escogió justo dos países donde residen muchísimos cubanos y desde donde Cuba recibe muchas remesas.
En España, Cris Álvarez hizo una foto de los productos que había comprado en Mercadona, junto a la factura de 25 euros con cincuenta centavos. Por otra parte, en Cuba, el youtuber Yusnaby Pérez publicó varios vídeos que muestran la molotera y la perreta de los cubanos para conseguir algo de comida.
El NTV agrega que en los noticieros de Estados Unidos trasciende que el acceso a los cárnicos se ha vuelto tan crítico que las empresas empaquetadoras de carne presionan a sus trabajadores para que trabajen, a pesar de estar infestados con el coronavirus. Resulta alentador que los noticieros de ese país denuncien situaciones como esa. En Cuba, ningún medio de comunicación, supuestamente propiedad estatal, pero que en realidad son propiedad gubernamental, denunció la presión que recibieron los estudiantes de las facultades de medicina del país para hacer pesquisas de casos sospechosos de coronavirus, sin la debida protección.
Como afirma la periodista que conduce el noticiero, en esta pandemia, en muchos países con sistemas neoliberales, los gobiernos han antepuesto la economía a la vida de las personas. En Reino Unido, Boris Johnson rechazaba tomar medidas de confinamiento, a mediados de marzo, cuando la Unión Europea ya entraba en cuarentena. El 27 del propio mes anunciaba que había dado positivo al virus.
En Estados Unidos, el presidente Donald Trump llamó a los ciudadanos de estados gobernados por demócratas, a rebelarse contra el confinamiento y regresar a los trabajos. En Brasil, el presidente Bolsonaro minimizó el virus y lo calificó de “gripecita”. El país acumula 125.281 contagios y 8.536 muertos. Y también minimizó el virus Andrés López Obrador, cuya cercanía ideológica al gobierno cubano es evidente.
Todos estos gobiernos deberán someterse a elecciones más tarde o más temprano y el electorado podrá cobrarles su manejo de la crisis. El presidente Donald Trump, tan seguro de su victoria electoral en noviembre, podría sufrir un revés que no esperaba antes del coronavirus.
¿Alguien pagará en Cuba por la irresponsabilidad de haber intentado atraer turismo en medio de la expansión de la pandemia y con los primeros casos confirmados en el país? ¿Alguien ha pagado por un manejo de la economía que ha conducido al país a un desastre que ya era evidente antes del coronavirus?