El Gran Maestro de la Logia Masónica de Cuba, Mario Urquía Carreño, anunció mediante un comunicado al que tuvo acceso Cubanet su renuncia al cargo luego de meses de tensiones con los integrantes de la orden, quienes denunciaron la intervención del régimen en su imposición como líder tras ser expulsado en enero.
De acuerdo con la información a la que tuvo acceso el medio independiente, Urquía Carreño anunció su decisión tras reunirse con un centenar de masones cubanos este sábado.
“Antes de permitir que la división existente perjudique aún más a la Institución y se incrementen los ataques que a través de las redes sociales se realizan, lo que aumentaría aún más la denigración a la que está sometida la Gran Logia de Cuba de A.L. y A.M. por parte de sus enemigos, en bien de la Institución este Gran Maestro renuncia al cargo”, expresó Urquía Carreño en el comunicado.
En su comunicado de renuncia, el masón afirmó que hay en la institución “una incompatibilidad en criterios en la correcta aplicación e interpretación de nuestras leyes”, lo que provocó que “las opiniones en nuestras Logias se encuentran divididas en cuanto al correcto proceder”
Al referirse a las críticas recibidas por su imposición como Gran Maestro de la Logia Masónica de Cuba, Urquía Carreño afirmó que “se ha desatado el odio y los insultos entre hermanos olvidando que juramos defendernos presentes y ausentes. La situación institucional muestra hoy una funesta división”.
También criticó el accionar de una parte de los masones cubanos, al indicar que “denota la existencia de un peligro creciente de agresiones y no permitiremos que esto suceda”, pues consideró que “la incomprensión ha sometido a nuestros hermanos”.
El propio Urquía Carreño estableció que tras su salida lo sustituya temporalmente en el puesto el masón Maykel Filema, quien tiene la obligación de convocar nuevas elecciones en el mes de septiembre, cuando se realice la próxima sesión de la Alta Cámara.
Antecedentes de la dimisión
La renuncia de Mario Urquía Carreño como Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba representa un punto culminante en una serie de conflictos internos y controversias que han sacudido a la masonería cubana durante los últimos meses. Estos problemas comenzaron con un supuesto robo de 19.000 dólares de la oficina del Gran Maestro, un evento que desató una cadena de acusaciones y divisiones dentro de la fraternidad.
Tras el incidente, Urquía fue expulsado del Supremo Consejo y, en marzo, la Alta Cámara de la Gran Logia también decretó su expulsión. Sin embargo, en un acto de injerencia que subraya el control estatal sobre las instituciones, el Ministerio de Justicia de Cuba intervino para anular esta decisión y restituyó a Urquía en su cargo en menos de tres meses. Esta acción provocó una fuerte reacción entre los masones, que culminó en una protesta masiva frente a la Gran Logia el 23 de julio, donde se exigió su destitución.
Además, la situación escaló cuando Caridad Diego, Jefa de la Oficina de Atención a Asuntos Fraternales y Religiosos del Comité Central del Partido Comunista, intervino para tratar de calmar el descontento. La sospecha de que Urquía era un "hombre de confianza" de la Seguridad del Estado se extendió entre los masones, reforzando la percepción de que su permanencia en el cargo era una imposición del régimen cubano.
Finalmente, tras meses de tensión y resistencia, Urquía deja tras de sí una fraternidad fracturada y marcada por la intervención gubernamental, lo que genera un precedente preocupante para la independencia de la masonería en Cuba.
Su salida es vista como una victoria por muchos masones, pero también deja el reto de reparar el daño causado y de restaurar la autonomía de la orden frente a las interferencias externas.