Carta abierta de Javier Cuevas Guas para Sandro Castro del Valle, nieto de Fidel Castro y dueño de varios establecimientos en La Habana. En uno de estos negocios, en el bar EFE (en el Vedado habanero), Sandro Castro anunció celebrar el 5 de diciembre su cumpleaños, entre lujos y excesos. Un anuncio que ocurre en medio de una grave crisis económica, política y social como sufre Cuba, donde la miseria y la represión están a la orden del día. Nuestro lector, Javier Cuevas, se dirige al nieto de Fidel Castro, joven conocido por mostrar su vida de "millonario" en redes sociales.
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Santo Domingo, República Dominicana
3 de diciembre de 2024
A: Sandro Castro del Valle
He leído y oído las últimas noticias sobre tu mega fiesta en "tu" bar para la celebración de tu cumpleaños y me surgen muchas preguntas, tales como ¿de dónde un joven puede sacar el dinero necesario para poder tener uno de los bares mejor montados de Cuba?, ¿cómo adquiriste esa propiedad a la que llamas tu casa?, ¿como pudiste comprar tu juguetico (como tú lo llamas), un Mercedes Benz de más de 50 mil dólares?
¿Sabes, Sandro, por qué me surgen estas preguntas? Pues muy sencillo: mi familia fue hasta 1959 de clase media-alta. Tenía propiedades que había adquirido con el dinero sudado y ahorrado por generaciones, entre ellas una maravillosa finca llamada "La Esperanza" en San Antonio de los Baños, la cual pertenecía a la familia desde los años 1800. Mi bisabuelo fue General de la guerra de independencia, Carlos Guas Pagueras, quien, a diferencia del tuyo, Sandro, se ganó los grados dando machete en la manigua contra los españoles.
"Cuba era próspera y la sumieron en la peor de las miserias, y en esa miseria le han chupado la sangre a la patria tú y tu satánica familia."
Mientras tu queridísimo abuelito comía res y cerdo en la Sierra, al mío Maceo le dio los grados; el tuyo se autonombró comandante. El tuyo hizo el paripé de asaltar un cuartel militar (al que llegó tarde) y le hicieron un juicio y lo condenaron a unas vacaciones de par de años en la Isla de la juventud; al mío al caer en una emboscada fue capturado por el ejército español, herido en una pierna, y fue juzgado y condenado a ser fusilado. Cuando le dijeron que si deponía las armas le perdonaban la vida, dijo que si salía vivo de esa volvería al campo a empuñar el machete. Por cosas de la vida escapó y volvió a la manigua a darle la libertad a Cuba.
¿Sabes, Sandro, qué pasó con las propiedades de mi familia que venían con ella por más de 100 años? Tu abuelito se las expropió en nombre de la revolución, para hacer que hoy sus nietos sean más ricos, ricos sin derecho. La casa de mi familia en Varadero (construida por ellos mismos en terrenos comprados con dinero de su sudor) hoy la vive un mayimbe de los tuyos que no hizo por Cuba más que hundirla.
"¡Ay, Castros, ay!, algún día este pueblo despertará e irá a rendirles cuenta de todo lo robado."
Cuba era próspera y la llevaron a la peor de las miserias, y en esa miseria le han chupado la sangre a la patria tú y tu satánica familia. La mía dio la sangre por Cuba, fueron fundadores del primer Senado, trabajaron desde la política de esos años por una Cuba mejor, en la que hubo equivocaciones, sí, como sucede con todas las personas, pero jamas como los tuyos, que han llegado a creerse que Cuba les pertenece.
¡Ay, Castros, ay!, algún día este pueblo despertará e irá a rendirles cuenta de todo lo robado. Y sí, también te expropiarán tu casa y tu bar, pero con todo derecho, no como hizo el sátrapa de tu abuelo.
Javier Cuevas Guas