La activista cubana Carolina Barrero se reunió esta semana con el Representante Especial para los Derechos Humanos de la Unión Europea (UE), Eamon Gilmore, quien visitará La Habana a finales de noviembre.
Según contó Barrero, durante la charla que sostuvieron hablaron sobre la situación de los prisioneros políticos y sus familiares en Cuba, las irregularidades en los procesos judiciales y la persecución a la sociedad civil independiente en la Isla.
Además, la activista cubana transmitió al funcionario europeo su preocupación por las redes de tráfico humano en las que participa el régimen de la isla, relacionadas con la invasión rusa a Ucrania y las llamadas misiones médicas. También comentó con el funcionario europeo la situación de la violencia contra las mujeres en Cuba.
La también historiadora del arte mostró su deseo de que esta visita sea una oportunidad para que la UE evidencie su apoyo a los cubanos que luchan contra la dictadura, a diferencia del viaje realizado por Josep Borrell a La Habana el pasado mes de mayo, cuando apenas tuvo contacto con la sociedad civil independiente.
Sobre la visita de Gilmore a La Habana, Barrero dijo a Árbol Invertido que “es un momento en que el régimen va a estar siendo observado, un momento en que los cubanos pueden alzar su voz sabiendo que si los reprimen y excarcelan el régimen quedará aún más expuesto”.
“Me pregunto, ¿qué pasaría en Cuba si la gente decide salir a reclamar la libertad de los presos políticos durante la visita del embajador Gilmore? Si sucediera una manifestación como las que hemos visto recientemente en Maisí, donde un grupo de madres acusaba al Estado de matar al pueblo de hambre y sed, o en Caimanera, en la que cientos de personas reclamaban derechos humanos, las fuerzas de seguridad del Estado se verían muy limitadas de ejercer la violencia del Estado”, añadió la activista cubana.
Diferencias entre Gilmore y Borrell
En ese sentido, Barrero consideró que cualquier manifestación durante la visita de Gilmore “estaría amparada por la observación directa de la misión de la UE. Es un buen momento para que los cubanos sean escuchados dentro y fuera de Cuba”.
Sobre la posibilidad de que Gilmore mantenga reuniones con organizaciones de la sociedad civil independiente en Cuba, Barrero dijo que esa fue una de las peticiones que le hizo durante el encuentro que sostuvieron esta semana. Además, confirmó que varias organizaciones han enviado solicitudes y peticiones a la oficina del representante de la UE.
“La misión es consciente de que la Seguridad del Estado pondrá limitaciones a estas reuniones, pero ellos harán todo lo posible por reunirse con familiares de presos políticos, defensores de derechos humanos y miembros de la sociedad civil”, explicó Barrero.
Ante la inevitable comparación entre la visita de Gilmore y la que realizó Josep Borrell a La Habana en mayo, la activista cubana dijo que en esta ocasión “Gilmore debe de responder solo a cuestiones relacionadas con los derechos humanos sin estar sometido a presiones políticas y sin tomar bandos”.
“En el caso de Cuba es evidente quién es el opresor y quien es el oprimido, por lo que su visita es una oportunidad para que la UE muestre con gestos explícito cuál es su postura en relación a la situación de los derechos humanos en Cuba”, finalizó Barrero.