Encarcelar artistas y escritores ha sido una práctica de la dictadura cubana. Desaparecer de la vida pública a quienes se atreven a "pensar demasiado".
Nelva Ismarays Ortega relató que un día antes de recibir la golpiza oficiales intentaron llevar a Ferrer a un lugar que no especificaron, a lo cual se negó.