La proyección de El Matadero (2021), primer largometraje documental del cineasta cubano Fernando Fraguela, no pasó desapercibida el Festival de Málaga, que comenzó este 10 de marzo y finaliza el próximo 19, pues suplementos culturales españoles como El Cultural lo calificaron como una de las mejores películas de la sesión inaugural del evento.
Fraguela, coautor con José Luis Aparicio del documental Sueños al pairo, cuya censura por parte del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) provocó un boicot de cineastas cubanos a la Muestra Joven ICAIC, que dio al traste con el evento estatal, se ha consolidado como uno de los jóvenes documentalistas cubanos más importantes de los últimos años.
Solo en 2022 produjo otras dos obras, Mujeres que sueñan un país, estrenado el pasado 10 de diciembre en Madrid como parte del Foro Intemperie 1, y Existen: Resistencia del Arte Urbano en Cuba, en coautoría con el grafitero cubano Yulier P.
Desde Málaga, donde se encuentra el realizador cubano exiliado en España desde el pasado año, conversó con Árbol Invertido sobre la realización de la obra y sus impresiones tras proyectarla en el prestigioso festival español.
“La película El Matadero es una obra autorreferencial que yo filmé durante la pandemia en mi barrio, en Pinar del Río, por lo que el proceso de filmación no fue realmente complicado, pues a pesar de que desde hacía unos años no vivía ahí, ese fue el lugar donde crecí y a las personas que aparecen en el documental los conocía de toda mi vida. Yo pude filmar mucho, y los problemas que se me presentaron principalmente fueron la pandemia, que trajo muchas restricciones de movilidad en Cuba”, contó Fraguela sobre la filmación de una obra que cuenta cómo un grupo de cubanos cría cerdos en un pueblo de edificios construido tras el triunfo revolucionario.
Sobre la producción del filme, Fraguela dijo que “como todo lo que se hace en Cuba, fue más complejo, pero por suerte la Embajada de Holanda dio un primer presupuesto con el que pude llevar a cabo la primera parte del rodaje, y ya con un primer corte de la película la Embajada de Noruega nos dio el presupuesto para la postproducción”.
El crítico de cine español Enric Alberto calificó la cinta en una crítica publicada en el suplemento cultural del diario El Español como “un terrorífico alegato contra la Revolución cubana”, lo que según Fraguela no fue su intención directa, pero se ajusta totalmente a su idea del filme.
“Yo estaba haciendo una película sobre mi infancia, mi juventud, sobre la juventud de uno de mis mejores amigos del barrio, que es Dusniel Pereda, el otro protagonista de la película. Desde ese punto de vista yo no estaba haciendo una película política, sino autorreferencial sobre mi realidad. Pero al ser Cuba un país totalitario y politizado, todo eso devino en esta interpretación que yo creo acertada. Sí era un alegato contra ese sistema de barrios, pues este no es el único. He tenido la oportunidad de recorrer la Isla y los he visto por todo el país. Un ejemplo de ellos es el pueblo de Sandino, donde hay barrios de edificios también que fueron construidos por la dictadura cubana para aislar a los campesinos que se alzaron en el Escambray en los años 60”, afirmó el realizador.
“La familia de Dusniel, el otro protagonista, vivía en el Valle del Guamá, y Fidel Castro necesitaba hacer una represa para la ciudad por lo que obligó a todas las familias a irse para estos edificios de microbrigada, los que tuvieron que pagar a plazos por décadas. Uno de los parlamentos del documental dice que con el primer edificio vino el primer corral de cerdos, porque era lo que sabían hacer estas personas”, agregó el cineasta cubano.
Sobre la inclusión de El Matadero en la sección Documentales del Festival de Málaga, Fraguela dijo sentirse un tanto sorprendido, pues dijo que su obra es “una película que escribí, dirigí y filmé, y aunque me ayudaron otros colegas es una obra imperfecta, que tiene cosas que yo, si estuviera haciendo otro tipo de cine, corregiría, pero en este tipo de cine de carácter autoral me lo permito”.
“Más que cine para mí es como un exorcismo. A mí me gusta más que nada hacer cine ensayo, autorreferencial, aunque no lo veo desde las clasificaciones de la crítica ni de los estudiosos del tema, sino como un exorcismo. Yo hago las películas para mí, no para una audiencia. Pongo palabras que salen de traumas de mi infancia y mi adolescencia, no solo en este filme, sino también en otros. Lo importante para mí es el proceso, como logro sacar esas cosas y reflejarlas. Yo me siento completo con la obra terminada, y lo que viene después es importante, por supuesto, que la gente la vea, que debatan, que se proyecte. Pero para mí lo fundamental es culminar el proceso”, añadió.
Fraguela también comentó los problemas que enfrenta para distribuir sus filmes, pues “Palenque Films, que es la productora con la que hago mis películas, soy yo mismo. El Matadero lo he enviado a los festivales que he podido, porque es algo que cuesta dinero y tiempo, que tampoco tengo. Para mí fue una gran sorpresa que fuera seleccionada en el Festival de Málaga, lo que de por si considero el mayor premio que ha obtenido”.
Además, comentó que en esta ocasión “El Matadero se puso el primer día del festival, cuando la gente está más enfocada en la Gala de Inauguración y en las fiestas, y aun así el cine estuvo bastante lleno. Al otro día fue para mí una gran sorpresa la crítica que se publicó en el periódico El Español. Me sentí conforme con la lectura que hizo el autor. Era la película que yo necesitaba hacer, y si les abre los ojos a las personas y muestra la realidad de mi vida y de millones de cubanos, me hace muy feliz”.
Tras salir de Cuba la carrera de Fraguela, quien ha filmado la totalidad de sus obras en la Isla, está experimentando un cambio. Sobre la continuación de su obra en España, donde reside actualmente, dijo que es muy complicado, y “no era fácil hacerlo en Cuba”.
“Aquí es muy difícil y costoso vivir, por lo que se complica mucho hacer cine. Yo tuve la posibilidad y la gran alegría de poder llevar a cabo en 2022 dos proyectos de documentales, que uno es Existen: Resistencia del Arte Urbano en Cuba, otra película de denuncia sobre la realidad de los grafiteros y hace el intento de contar la historia del graffiti en la Isla”, afirmó.
“La otra película que hice en 2022 fue Mujeres que sueñan un país, donde trato de contar a través de Anamely Ramos, Katherine Bisquet y Daniela Rojo todo el fenómeno de la lucha contra la dictadura desde el acuartelamiento de San Isidro en noviembre de 2020 hasta las protestas del 11 de julio de 2021. Estas tres mujeres, dos de ellas madres, activistas, cuentan sus experiencias dentro de este movimiento de lucha, y los detalles de ese período”, agregó.
No obstante, consideró que este filme “ahora sufre lo mismo que el cine independiente cubano, que no se ven en ningún sitio porque no hay un sistema de distribución y promoción. La película está terminada hace seis meses y solo se ha visto en Madrid. Es muy desgastante y frustrante, y una de las razones por la que los cubanos no podemos hacer más cine, pues además de la producción se dificulta mucho la distribución”.