En el periódico Granma del pasado viernes 14 de abril se puede leer un titular que sería muy edificante convertir en realidad. El titular dice: “Que las propuestas se levanten siempre como herramientas redentoras” (Granma, 14-4-2023, p. 3). Luego, en el interior del texto se exhorta: “a procurar siempre la alternativa que se levante como herramienta redentora”.
Los cubanos ya sabemos por larga experiencia que, con demasiada frecuencia, las exhortaciones y los titulares de la prensa, sea escrita o televisiva, no se corresponden con la realidad cotidiana, ni con lo que ha sucedido, ni con lo que sucederá.
Pero lo que quisiera reflexionar con ustedes este lunes no es la incoherencia entre la realidad y los medios de comunicación, sino de lo que textualmente dice el titular y un texto de la prensa cubana si, y solo si, como se dice en lógica matemática, esas letras se convirtieran en realidad. Ojalá que el origen de estas frases no obnubile (ocultar tras una nube) lo que me han provocado pensando en la verdadera Cuba futura.
La exégesis de un texto, sea bíblico o periodístico, conlleva diversos pasos: análisis histórico, análisis del texto en sí mismo, análisis del vocabulario del texto, síntesis de lo que pudiéramos interpretar del texto, qué nos dice en sí, y qué nos quisieron decir… Por supuesto que el objetivo de esta columna no es hacer exégesis de un texto o un titular de Granma. Lo que deseo compartir con ustedes es lo que estas dos frases, en sí mismas, me hicieron pensar. Repito, aunque esté convencido de que no coincida con lo que el autor y el periodista quisieron decir. No deseo manipular el texto, respeto al autor y lo que quiso decir, solo deseo compartir lo que estos textos, tomándolos literalmente, me sugirieron a mí. Las palabras tienen vida propia. En el arte, en la literatura y también en el periodismo, una cosa es lo que el autor quiso expresar y puede ser otra lo que le sugiere al que la contempla, la escucha o la lee. Esto lo dejo a salvo.
Lo que me sugiere el titular: propuestas redentoras
El titular dice: “Que las propuestas se levanten siempre como herramientas redentoras”. Ahora dejaré fluir lo que suscitaron en mí estas palabras, independientemente de su origen:
Como los lectores saben, las “propuestas” son una parte esencial y constitutiva de la misión del think tank o laboratorio de pensamiento del Centro de Estudios Convivencia (disponible en www.centroconvivencia.org). Es bueno recordar que llevamos 30 años proponiendo: primero desde el Centro Cívico y la revista Vitral (1993-2007) y luego desde el Centro de Estudios Convivencia y su revista del mismo nombre (2007-2023). En nuestras columnas anteriores expresábamos que “proponer es resucitar”. Que quien propone comienza ya, en semilla, la vida nueva que propone.
"Toda redención es fruto de la entrega del que propone, de los que presentan alternativas. Toda liberación verdadera es el fruto del sacrificio de los que se atreven a proponer en ambientes cerrados"
De este modo, se puede comprobar que hace tres décadas estamos viviendo y ejerciendo, desde el interior de la realidad cubana, esa exhortación a que “las propuestas se levanten…”. Las consecuencias de hacer este servicio no han sido fáciles. La segunda parte del titular, en su letra, se acerca todavía más a lo que hemos vivido como experiencia: considerar a las propuestas “como herramientas redentoras”. Las herramientas no son un fin en sí mismas, sino un medio para labrar, para reparar, para sanar, para construir: el fin es la libertad, la democracia, el progreso. Redimir es literalmente “comprar la libertad de un esclavo”, rescatar, liberar, salvar. Entonces, podemos decir que las propuestas de Convivencia y las que, a nombre personal, hago en todas mis “columnas de los lunes”, tienen y aspiran a tener un fin “sanador”. No son propuestas para demostrar conocimiento, ni solo para deducir lo que falta o es negativo. Son propuestas para servir. Son propuestas para cambiar, para rescatar lo más valioso de la identidad cubana, para beber de la herencia que hemos recibido de nuestros padres fundadores. Son propuestas para, entre todos, redimir, liberar, y reconstruir. No son las propuestas solas las que redimen y liberan. Toda redención es fruto de la entrega del que propone, de los que presentan alternativas. Toda liberación verdadera es el fruto del sacrificio de los que se atreven a proponer en ambientes cerrados.
La redención de la persona humana y de la sociedad no se reduce a un cambio político, ni a un cambio económico o social. Estos cambios pueden ayudar a la redención de una persona o de una nación. Pero redimir es más que hacer cambios. Existe una redención mayor que es la liberación del alma de todo lo que la esclavice. Es también la transformación profunda de nuestra manera de ser, de sentir, de pensar y de obrar. La redención de los pueblos no depende solo del cambio político o económico, es también la sanación del daño antropológico que hemos sufrido. Es también crear las condiciones morales y espirituales para que la sociedad sea semillero de valores y virtudes. Es hacer de la convivencia social una amistad cívica, una ecología social donde cada persona pueda alcanzar un desarrollo humano integral.
Ninguna persona sola, como un “caudillo iluminado”, “sabe” lo que Cuba necesita. Ningún cubano puede ser “mesías redentor” de la Cuba que necesitamos. Esperar por este tipo de personas o esperar pasivamente su “aparición” para luego “seguirlo ciegamente” es ya una larga y fracasada experiencia en la historia de Cuba.
"Ningún grupo solo, ningún partido solo, ninguna iniciativa aislada, ´sabe´ lo que Cuba necesita. (...) Aceptar la hegemonía excluyente de cualquiera que sea el grupo o partido, o atribuirle misiones que no le corresponden en democracia es ir contra la naturaleza humana y contra el sano desarrollo de la sociedad en que vivimos..."
Ningún grupo solo, ningún partido solo, ninguna iniciativa aislada, “sabe” lo que Cuba necesita. Ninguno de ellos puede ser el “oráculo”, la “solución” o el “alma” de la nación. Aceptar la hegemonía excluyente de cualquiera que sea el grupo o partido, o atribuirle misiones que no le corresponden en democracia es ir contra la naturaleza humana y contra el sano desarrollo de la sociedad en que vivimos. Es “bloquear” la Cuba que soñamos: plural y democrática.
Otra sugestión del texto: “alternativas”
Dentro del artículo dice: “a procurar siempre la alternativa que se levante como herramienta redentora”. Aquí aparece dicho que las propuestas pueden ser “alternativas”. Y que las alternativas pueden ser también “herramientas redentoras”. Ojalá que la realidad confirmara en el futuro que las propuestas alternativas han sido despenalizadas, como postula un periodista amigo. Que proponer alternativas a lo establecido sea un aporte de buen ciudadano y no un estigma contra nadie. Que la Constitución y las leyes no propongan castigos o “lucha armada” contra los que proponen alternativas pacíficas para el bien de Cuba. Ojalá que en Cuba surjan muchas y diversas herramientas redentoras.
Propuestas
- Cuba necesita que se levanten propuestas alternativas y redentoras. Cuba necesita que esas propuestas sean plurales, sinérgicas, debatibles y debatidas con libertad. La democracia es proponer.
- Que toda crítica o discrepancia vaya acompañada de propuestas viables que respeten los Derechos Humanos y que contribuyan al bien común de la nación. Proponer es construir.
- Cuba necesita propuestas que no sean impuestas por un grupo de cubanos sobre otros cubanos. Cuba necesita que todos podamos proponer libremente, que no seamos perseguidos por proponer alternativas pacíficas y que todos sometamos nuestras propuestas al debate público, a la crítica, a la oposición respetuosa, al mejoramiento que le puedan aportar otros.
- Cuba necesita crear espacios de debate libre, creativo, plural, para construir nuevos consensos de propuestas en una ecología humana de liberación personal y redención nacional.
- En fin, que la letra de estas frases, tan sugerentes, pueda hacerse realidad y experiencia constructiva en la vida de la nación cubana: Cuba tendrá una salida a la libertad y a la democracia si fueran despenalizadas las “propuestas alternativas como herramientas redentoras”.
Publicado originalmente en Convivencias.
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