La Feria del Libro de Madrid de este 2023 dio inicio el 26 de mayo y fue concluida el domingo 11 de junio. Además de las tradicionales ventas de ejemplares, la firma de títulos por sus autores y las conferencias sobre temas afines, esta edición albergó un espacio para exigir el cese de los estados dictatoriales en América Latina. El manifiesto “La literatura, siempre del lado de la libertad y de la democracia” fue leído el 9 de junio por Gioconda Belli, Rosa Montero, Yunior García y Juan Carlos Chirinos, cuatro de sus firmantes, en el Parque de El Retiro, sede de la Feria.
El texto comienza citando al Quijote, adalid de la emancipación y el libre albedrío, cuando dijo que la libertad era “uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. Asimismo, el documento define perfectamente a los gobiernos a los que se dirige:
Países donde la represión no tiene visos de detenerse y todo vale para derribar las tribunas y los púlpitos desde los que aún se denuncian los abusos de esos regímenes enemigos de sus pueblos. Países donde se define a los críticos como traidores a la Patria y se les condena en farsas que llaman “juicios” sin pruebas, ni derecho a la defensa.
El manifiesto hace referencia, sobre todo, a “la tierra Rubén Darío, de Dulce María Loynaz, de Miguel Ángel Asturias, de Rómulo Gallegos”, emplazando así a los gobernantes de Nicaragua, Cuba, Guatemala y Venezuela. Con respecto a la nación guatemalteca, cuyo gobierno se autoproclama derechista y no suele ser agrupado junto a los otros tres, ha sido conducida hacia el autoritarismo por su presidente Alejandro Giammattei, demostrando que el totalitarismo puede residir en cualquier margen del espectro político.
De igual forma, la directora de la Feria del Libro de Madrid, Eva Orúe, secundó la iniciativa y mostró el apoyo del evento a esta iniciativa de los escritores e intelectuales latinoamericanos. El texto alude también al Premio Cervantes 2023, el venezolano Rafael Cadenas, un opositor del chavismo que, en su momento, alertó sobre la deriva autoritaria que tomaba su país.
Puede hacer clic en el siguiente enlace para acceder al texto íntegro del documento.
Algunos de los firmantes del Manifiesto y la respuesta de Casa de las Américas
El documento concluye con la lista de las más de setenta personalidades que respaldaron este suceso, sujetos conscientes de la relevancia de las posiciones que asumen y de la responsabilidad social que implica el hecho de ser una figura pública:
Los abajo firmantes sabemos que nuestras voces cuentan para mantener la atención, usemos nuestras redes, no permitamos que las dictaduras alcen una muralla de silencio que oculte sus torturas y desmanes.
Además de los autores mencionados al inicio de esta nota, otras relevantes figuras del panorama cultural iberoamericano se sumaron a la firma del texto leído en la Feria del Libro de Madrid. El peruano Fernando Iwasaki, el mexicano Jorge Volpi, el argentino Martín Caparrós o el catalán Joan Manuel Serrat son algunos de los nombres más notables.
Entre los cubanos, vale destacar la presencia de Abraham Jiménez Enoa, Alexis Díaz Pimienta, Wendy Guerra y la del propio Yunior García.
Asimismo, la reacción oficialista no se hizo esperar y este domingo 11 de junio la plataforma Cubadebate respondió con su propia "declaración". Haciendo uso nuevamente de la retórica del "hostigamiento", estos funcionarios del gobierno cubano afirmaron que los firmantes del Manifiesto "han querido sumarse con entusiasmo mal disimulado a la campaña de la prensa hegemónica contra todo aquel que en nuestra región se niega a aceptar los dictados de Washington y la vigencia de la bicentenaria doctrina Monroe."
A semejanza de lo sucedido en Madrid, Casa de las Américas intentó apropiarse del símbolo que rodea a la figura del personaje cervantino, aludiendo al supuesto compromiso de la Revolución con los "procesos emancipadores":
Emulándolos, vale la pena recordar el célebre encuentro de don Quijote con los mercaderes, en el que el hidalgo les pide reconocer la hermosura de Dulcinea aun sin conocerla, pues “la importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender.
Cuando los firmantes del “manifiesto” creen, confiesan, afirman, juran y defienden, no la belleza de Dulcinea, sino lo mismo que los poderosos de este mundo, y ponen su palabra –así sea indirectamente– al servicio de quienes intentan aplastar cualquier proceso emancipador en Nuestra América, se ubican lejos, muy lejos, del don Quijote que es paladín de la libertad, la justicia y las utopías.