El régimen cubano se vio obligado a ceder en su posición de respaldo a la invasión de Rusia a Ucrania y firmó la declaración final de la Cumbre UE-CELAC, donde los países miembros de ambas agrupaciones, excepto Nicaragua, mostraron su preocupación ante el conflicto bélico.
“Expresamos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania, que sigue causando un inmenso sufrimiento humano y está exacerbando las fragilidades existentes en la economía mundial, limitando el crecimiento, aumentando la inflación, perturbando las cadenas de suministro, aumentando la inseguridad energética y alimentaria y elevando los riesgos para la estabilidad financiera”, afirmó el texto, suscrito por 59 naciones.
La omisión del papel de Vladimir Putin o Rusia en la declaración conjunta, que se limitó a la “preocupación” por la “guerra contra Ucrania”, fue una de las concesiones realizadas por el bloque de la Unión Europea a las naciones latinoamericanas, especialmente Cuba y Venezuela, con el propósito de que aceptaran firmar el documento. Aún así, los representantes de Nicaragua decidieron no suscribir la declaración.
Sin embargo, los países firmantes de la declaración final de la Cumbre UE-CELAC sí incluyeron, sin debate alguno, la condena explícita al embargo estadounidense contra Cuba y la inclusión de la isla en la “lista de países patrocinadores del terrorismo” que realiza el Departamento de Estado de EEUU.
“La nueva designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo, y su mantenimiento en la lista, ha introducido obstáculos a las transacciones financieras internacionales con la isla”, sostuvieron los firmantes de la declaración, quienes insistieron en “la necesidad de poner fin al embargo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba”.
El discurso de Diaz-Canel
Tal vez por el ruido que había generado su presencia, con decenas de emigrantes y exiliados cubanos manifestándose en las calles de Bruselas, el discurso de Miguel Díaz-Canel no fue de los más significativos de la Cumbre, pues se limitó a repetir varios de sus tópicos habituales.
El Gobernante cubano exigió el establecimiento de “mejores relaciones” con los países del bloque europeo, a los que pidió “un diálogo respetuoso y sin imposiciones”, con el propósito de eludir los cuestionamientos por las violaciones de derechos humanos en el país.
Díaz-Canel siguió en esa línea de discurso al afirmar que “deben respetarse, en toda circunstancia, los principios de igualdad soberana y de no injerencia en los asuntos internos de los países”.
“Debe primar en las relaciones el respeto al derecho inalienable de cada país de decidir su propio sistema político, económico y social, sin imposiciones de pretendidos paradigmas culturales, democráticos y de derechos humanos”, agregó, como parte de su estrategia discursiva para evitar cuestionamientos a los atropellos cometido contra los ciudadanos de la isla.
Además, Díaz-Canel abogó por solucionar problemas como el de la deuda externa, pues durante su mandato las condiciones económicas de Cuba solo han empeorado, y varias de las renegociaciones de la deuda cubana se encuentran en punto muerto.
Encuentros con otros mandatarios
El gobernante cubano aprovechó el encuentro para reunirse en privado con representantes diplomáticos de otros países, pero según lo anunciado por la prensa, estos encuentros no fructificaron en acuerdos económicos o comerciales.
Uno de los diplomáticos con los que se reunió Díaz-Canel fue el canciller alemán Olaf Scholz, quien en numerosas ocasiones ha criticado la represión y las violaciones de derechos humanos en Cuba.
Según el portal argentino Infobae el encuentro fue un fracaso para Díaz-Canel, pues pese a que anunció la realización de la reunión en sus redes sociales, el diplomático alemán prefirió ni mencionarlo.
Otros de los diplomáticos con los que se reunió el mandatario cubano fueron la canciller de México, Alicia Bárcena, y el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk.
Críticas al régimen cubano
Pese a que los intentos de Díaz-Canel de evadir responsabilidades por las violaciones de derechos humanos en Cuba parecieron dar resultado, organizaciones como Amnistía Internacional solicitaron a los 60 países participantes en la Cumbre mediante una carta abierta que abordaran estos temas.
También eurodiputados de los grupos liberales, de derecha y de extrema derecha, así como opositores cubanos presentes en Bruselas dieron una rueda de prensa el martes solicitando a los participantes en la Cumbre que condenaran a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Entre ellos, el eurodiputado español José Ramón Bauzá dijo que la política de la UE hacia Cuba “debe ser profundamente revisada con un solo objetivo: reforzar a la oposición para que se pueda acabar con el dictador”.
Protestas de activistas en el exilio
Desde la llegada de Miguel Díaz-Canel a Bruselas decenas de activistas cubanos, entre los que se encontró Carolina Barrero, Ariel Ruiz Urquiola, Lázaro Mireles, Sayde Chaling-Chong, Ileana Hernández, Elena Larrinaga, Avana De la Torre y Yusil Gascón, entre otros, se concentraron en los alrededores de la sede del Consejo Europeo para mostrar su rechazo al gobernante cubano.
La ausencia de democracia en Cuba, el encarcelamiento de más de 1.000 ciudadanos por cuestiones políticas tras las protestas del 11J y la postura del régimen de La Habana respecto a la invasión de Rusia a Ucrania fueron algunos de los temas en que más enfatizaron los manifestantes.
En la tarde del martes 17 de julio, mientras transcurría la primera jornada de la Cumbre, hubo un encontronazo entre los exiliados cubanos y grupos de apoyo a Miguel Díaz-Canel que se encontraban en las cercanías del edificio ondeando banderas del Movimiento 26 de Julio.
El otro choque entre ambos grupos tuvo lugar al día siguiente, cuando un grupo de activistas cubanos, encabezados por Ariel Ruiz Urquiola, increparon al eurodiputado español Manuel "Manu" Pineda, conocido por sus simpatías con el régimen.
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