La Feria Internacional de Alimentos Cuba 2024 se inauguró este 22 de mayo en el recinto ferial Pabexpo de La Habana. Este evento llega en un contexto de escasez generalizada, donde la producción y comercialización de alimentos es cada vez más difícil y el gobierno lo apuesta todo a las importaciones.
A la Feria han acudido más de cien empresas de 20 países, sobre todo de España, México y Cuba, por supuesto, que participan en conferencias y exponen sus productos a los visitantes. Según lo aseguran varios medios, han asistido al encuentro representantes del sector privado cubano.
“El país necesita encontrar caminos que conduzcan a ser menos dependientes de las importaciones en el desarrollo de producciones nacionales”, explicó el ministro de la Industria Alimentaria Alberto López Díaz en las palabras inaugurales. “Hay que lograr encadenamientos, contratar y buscar materias primas, contar con tecnología para desarrollar la industria nacional y sustituir exportaciones”.
Asimismo, según lo asegura el medio oficialista Cubainformación, “más de tres mil metros cuadrados han sido contratados por empresas internacionales y nacionales, tanto estatales como privadas para exhibir sus tecnologías y producciones.”
Por su parte, el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca añadió que esta Feria se propone igualmente “ver todo el potencial científico y de innovación que hay entre todas las empresas y poder asimilar esa experiencia en nuestras fábricas y nuestras industrias para poder desarrollarlas”.
En esta Feria Internacional de Alimentos se exhiben carnes, bebidas y panes de distintas clases. Con respecto a este último, Julia María Babastro, especialista de la Empresa Cubana del Pan, le comentó a la Agencia EFE que esta es “una oportunidad para mostrar lo que hacemos, a pesar de la situación seria que hay con la harina nacional”.
Este evento tiene lugar en un período crítico para la isla, donde la dolarización de los bienes y servicios y la inflación galopante echan abajo la economía doméstica de los cubanos. De igual forma, los apagones y la escasez de combustible han motivado a los servicios de inteligencia rusos a temer un “estallido social” en el país, según varias fuentes.