Pasar al contenido principal

Opinión | Cuba, no hay comida sin cambiar la agricultura

"La importación de alimentos básicos y de renglones como el azúcar, en Cuba que fue ´la azucarera del mundo´, o de la sal, en una Isla rodeada de mares, son solo algunos ejemplos del desastre al que ha sido precipitada la agricultura en Cuba".

Vasos originalmente de helado reutilizados para vender ajíes en Cuba.
Venta de ají en Cuba. | Imagen: Pixabay

En Cuba se está pasando hambre. Es una verdad comprobable. Puede argumentarse que hay muchos países que sufren hambrunas crónicas. Esto es también verdad. La diferencia radica en dos razones principales, entre otras:

  • En 1957 la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) destacó a Cuba como el mayor exportador de productos agropecuarios de América Latina en proporción a su población. El país se autoabastecía de carne de res, leche, frutas tropicales, café, tabaco, y exportaba sus excedentes. También era autosuficiente en pescados y mariscos, carne de cerdo, de pollo, viandas, hortalizas, y huevos. Con más 6.7 millones de cabezas de ganado vacuno, una vaca por habitante, Cuba registraba el triple del promedio mundial de 0.32 bovino por habitante según la FAO. Ocupaba el primer lugar en América Latina en consumo de pescado y el tercero en consumo de calorías, con 2,682 diarias. Ocupaba el séptimo lugar a nivel mundial en salario agrícola promedio, con 3 pesos diarios (equivalentes a dólares), según estadísticas de la OIT. (Cf. Álvarez Quiñones, R. en Observatorio Cubano).
  • La segunda razón es que Cuba, a diferencia de muchos países, ha perdido 64 años empeñada en implantar obligatoriamente un sistema socio-económico y político que ha destruido, minuciosamente, la agricultura y ha disminuido los niveles de alimentación y la calidad de la misma a mínimos inéditos a escala de todos los habitantes del país. En nombre de un sistema que traería la igualdad, el progreso y el desarrollo para todos los cubanos, lo que se ha demostrado es que, a cambio de quitarnos la libertad y los derechos, y también de haber perdido más de seis décadas de nuestras vidas, nunca se ha logrado alcanzar nuevamente ni siquiera aquellos niveles de hace más de 60 años. Al contrario, Cuba tiene que importar entre el 70 y el 80 % de los alimentos (Agencia Francesa para el Desarrollo).

"No se trata solo de algunas etapas o períodos cortos de escasez. Son décadas de empeoramiento de la cantidad y la calidad de los alimentos que han provocado una severa desnutrición y numerosas enfermedades como consecuencia de ella..."

Para Cuba el retroceso en los niveles de la alimentación es enorme y alarmante. No se trata solo de algunas etapas o períodos cortos de escasez. Son décadas de empeoramiento de la cantidad y la calidad de los alimentos que han provocado una severa desnutrición y numerosas enfermedades como consecuencia de ella, mencionaremos solo algunas: la neuropatía periférica, la neuritis óptica, la anemia, la osteoporosis, el deterioro de la dentadura, retrasos en el crecimiento, el raquitismo, entre otras.

La importación de alimentos básicos y de renglones como el azúcar, en Cuba que fue “la azucarera del mundo”; o de la sal, en una Isla rodeada de mares; o de los jugos tropicales, en una tierra propicia para el cultivo de frutales; o la falta de viandas tan comunes como la yuca, el boniato, el plátano o la malanga, son solo algunos ejemplos del desastre al que ha sido precipitada la agricultura en Cuba.

Propuestas

Todos sabemos que en Cuba, en esta etapa de su historia, sin agricultura no hay alimentación sana, sostenible y suficiente. No debemos quedarnos en el lamento y la queja inútil. Es urgente y necesario transformar la agricultura en Cuba. Es por ello que el Centro de Estudios Convivencia (CEC), primer think tank independiente, con pensadores de la Isla y de la diáspora, ha publicado, como fruto de su trabajo en el Itinerario de Pensamiento y Propuestas para Cuba, el V Informe de Estudios del CEC: “La agricultura en el futuro de Cuba: visión y propuestas”.

En el resumen ejecutivo de este Informe podemos encontrar las siguientes propuestas:

Cuba debe avanzar hacia una agricultura industrial de mercado que tenga como centro y fin el desarrollo humano integral del campesino y su familia, con el fin de garantizar la seguridad alimentaria, el cuidado medioambiental, la eficiencia económica y el desarrollo de una sociedad civil rural con comunidades emprendedoras que sean protagonistas y beneficiarias de ese desarrollo agropecuario gestionado con políticas que garanticen los derechos de propiedad en sus diferentes formas, la libre asociación, el libre acceso a la información y al mercado, la formación cívica y el empoderamiento de las comunidades rurales.

Cuba debe avanzar hacia el desarrollo de un sector agropecuario principalmente privado, intensivo, mecanizado, tecnificado, sostenible, sustentable y ecológico, lo que equivale a incorporar la protección e higiene de los trabajadores agropecuarios, la ingeniería genética y la biotecnología, la agrometeorología, la sanidad vegetal y animal, las técnicas de riego y drenaje, la reparación y mejoramiento de los suelos y los fertilizantes, la eliminación o racionalización de los productos químicos, la producción de semillas, variedades y razas de ganado mejoradas, la mecanización y la informática para intercambiar conocimientos y difundir una cultura agropecuaria actualizada, optimizar el cultivo de la tierra, la producción de alimentos y otras producciones lúdicas, que contribuyen, en primer lugar, a la elevación de la calidad de vida del país, y también a aumentar sus renglones de exportación.

Cuba debe avanzar hacia un modelo agropecuario en que los campesinos sean auténticos propietarios, dueños de la tierra que cultivan, de la cosecha que logran, de los animales que crían, de los árboles que plantan, de sus medios de transporte, de sus maquinarias agrícolas, de los sistemas de riego, de las viviendas, plantas procesadoras y demás edificaciones realizadas en su territorio.

Como empresarios podrán poseer, comprar y vender todas sus propiedades muebles e inmuebles, decidir sobre los destinos de su cosecha, ser comercializadores directos y exportadores de sus cosechas, contratar empleados, realizar transacciones bancarias, importar tecnologías, fertilizantes, materias primas y demás recursos necesarios. Los productores campesinos también contribuirán al presupuesto nacional con el pago de sus impuestos y el cumplimiento de todas las regulaciones genéticas, sanitarias, comerciales y de exportación-importación.

Esta visión va acompañada de objetivos concretos, realizables y medibles, de estrategias y acciones para cuando ocurra el cambio estructural que necesitamos en Cuba. Ojalá que estas propuestas puedan llegar a los campesinos cubanos, donde quiera que vivan, para que, conociéndolas, las analicen, las critiquen, las mejoren y las apliquen. Puede leer el Informe completo en nuestro sitio web (en Cuba con VPN).

Que no se diga que en Cuba no hay visión y propuestas plurales para cada sector de nuestra sociedad.

Publicado originalmente en Convivencias.

Dagoberto Valdés Hernández

Dagoberto Valdés.

(Pinar del Río, 1955). Ingeniero agrónomo. Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años. Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007. Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006. Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director. Premios: “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017. Reside en Pinar del Río.

 

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.