Así se promociona el régimen cubano en las calles de Moscú, desesperado por atraer a la isla a visitantes de ese país. El turismo procedente de Rusia se ha convertido en un salvavidas para Cuba, que está lejos de alcanzar las cifras de visitantes previas a la pandemia de Covid.
Pese a que las metas de La Habana para 2024 se quedan cortas, los turistas rusos se han posicionado como el segundo grupo más numeroso, con más de 66 mil visitantes en los primeros tres meses del año, solo superados por los canadienses.
Para atraer más turistas rusos, el Gobierno cubano ha implementado varias medidas. Entre ellas, la aceptación de las tarjetas Mir, un sistema de pago ruso que facilita las transacciones en la isla con más de 20.000 terminales habilitadas. Además, se han abierto más rutas de vuelos directos desde el país euroasiático y han diseñado productos turísticos enfocados en las preferencias de estos visitantes.
A pesar de estos esfuerzos, la recuperación del turismo en Cuba sigue siendo más lenta que en otros destinos del Caribe, con un déficit de generación turística que amenaza las proyecciones. Y aunque el régimen espera recibir en 2024 más de 200 mil visitantes rusos, el turismo que le aporta su aliado resulta insuficiente para revitalizar completamente el sector.