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Pese a que América Latina es una región que se ha estabilizado en términos políticos en los últimos años, pues se celebran comicios democráticos con periodicidad en la mayor parte de los países, el fenómeno de la violencia y el crimen organizado sigue siendo uno de los principales problemas que enfrenta la región, como se está viendo estos días en Ecuador.
Tal es la gravedad de la situación de la violencia en Latinoamérica que un reciente Estudio Global de Homicidios realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) calificó a la región como las más violenta del mundo, y señaló al crimen organizado como principal responsable de esta situación.
Mientras que a nivel global el 20% de los homicidios que se contabilizan se encuentran relacionados directamente con el crimen organizado, en América Latina esta proporción llega al 50%, lo cual está muy relacionado con la impunidad y corrupción que predomina en los sistemas judiciales del continente.
La deficiente persecución y sanción de estos crímenes, unida a la corrupción imperante y las condiciones de pobreza que predominan, convierten a la región en un espacio idóneo para el funcionamiento de organizaciones dedicadas al crimen organizado, pues solo la quinta parte de los homicidios son debidamente investigados.
Colombia
Pese a los pasos dados durante la última década en Colombia para transformar al país en un espacio de paz, sigue siendo una de las naciones más violentas de la región, donde las tasas de homicidios superaron en 2023 a las 25 personas por cada 100.000 habitantes, una cifra muy superior al 5,8 global, de acuerdo con los datos del Estudio Global de Homicidios publicado por UNODC.
El documento “Violencia en Colombia informe 2023”, publicado en diciembre por la ONG Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), señaló que los índices de asesinatos de defensores de derechos humanos y firmantes del Acuerdo de Paz, así como los desplazamientos forzados y las masacres, se mantuvieron en niveles muy elevados en el presente año, aunque en algunos casos disminuyeron ligeramente.
Los datos del informe reflejan que entre el 1 de enero y el 28 de diciembre 2023 fueron asesinadas 188 personas en Colombia que se encontraban relacionadas con el activismo por los derechos humanos, con un caso más que en el 2022, y un promedio de 15 homicidios a líderes sociales por mes.
La investigación también indicó que en 2023 fueron asesinados 44 firmantes del acuerdo de paz del Gobierno con la antigua guerrilla de las FARC-EP, con un promedio de tres por cada mes.
Entre los factores que propician el aumento de la violencia en Colombia está la debilidad del Estado y su falta de control sobre numerosos territorios, que se encuentran bajo el mando de guerrillas, narcotraficantes y grupos paramilitares.
No obstante, el Estado colombiano tampoco ha sido un garante de la seguridad para sus ciudadanos, pues son numerosos los crímenes cometidos por las fuerzas del orden cada año.
Ecuador
Aunque el fenómeno de la violencia en Ecuador ha acaparado las portadas del mundo debido al “estado de guerra” declarado por el presidente la pasada semana, se trata de una problemática que el país arrastra desde hace al menos siete años.
En 2023, el año más fatídico respecto a la violencia en el país sudamericano, se reportó una tasa superior a 40 homicidios por cada 100.000 personas, lo que lo colocó como la nación con mayor incidencia de la región en dicho período.
De acuerdo con las cifras recopiladas por el Estado ecuatoriano, casi cada hora muere una persona víctima de violencia criminal, para un total de 7.497 muertes violentas en el recién terminado año.
Entre las regiones donde esta situación se ha visto más agravada se encuentra el sector de Nueva Prosperina, un barrio del sur de Guayaquil, donde la tasa de homicidios alcanza los 114 por cada 100.000 habitantes, uno de los índices más altos del planeta.
En 2023 ocupó las portadas de la prensa internacional el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio al salir de un acto de campaña en Quito, así como el de Agustín Intriago, alcalde de Manta, en ambos casos a manos de sicarios por encargo de alguna de las más de 20 organizaciones criminales que operan en el país.
Pero además de estos casos, que tuvieron mayor resonancia mediática, abundaron las masacres en las cárceles ecuatorianas por disputas entre bandas y los enfrentamientos, muchas veces con armas de fuego, en zonas urbanas de Quito y Guayaquil controladas por bandas urbanas dedicadas al “micro-tráfico”.
México
Los datos de asesinatos en México del 2023 no han sido publicados hasta el momento, pero hasta el mes de octubre se registraron en el país azteca un total de 35.041 homicidios, con una tendencia que, de haberse mantenido constante, representaría una ligera disminución respecto a los 42.888 registrados en todo 2022.
Hasta el mes de agosto, el número de homicidios en México se había reducido en un 5,08% respecto al mismo período de 2022. De acuerdo con la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia en 2018 han disminuido la tasa de homicidios en un 19,2%.
Aunque los datos del Gobierno reflejan una disminución de estos crímenes, principalmente cometidos por bandas ligadas al narcotráfico, las cifras siguen siendo alarmantes, con una tasa de más de 80 asesinatos diarios.
De acuerdo con los datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el 47,4% de los homicidios ocurren en solo seis estados del país: Guanajuato, Estado de México, Baja California, Chihuahua, Jalisco y Michoacán.
Argentina
Aunque Argentina no es un país que sobresalga en la región históricamente por el problema de la violencia, actualmente la situación de inseguridad provocada por el crimen organizado en la ciudad de Rosario la coloca entre las urbes más peligrosas del continente.
Uno de los factores que ha propiciado el aumento de bandas dedicadas al narcotráfico en Rosario es la presencia del mayor puerto agroexportador del país, que se ha convertido en un lugar privilegiado para las organizaciones criminales que operan en Argentina.
Pero el auge del narcotráfico en la ciudad argentina no se ha limitado al contrabando a través del puerto, pues a la par se han desarrollado numerosas pandillas dedicadas a lo que se denomina “narcomenudeo”, que operan y disputan territorios en la ciudad, agravando el clima de inseguridad.
De acuerdo con los datos del Estado argentino, tan solo en 2022 hubo 22 homicidios por cada 100.000 habitantes en Rosario, lo que representa cinco veces más que el promedio del resto del país.
No obstante, este 2023 Rosario registró 28 homicidios menos que el 2022, cuando se contabilizaron un total de 287 asesinatos, de los cuales solo el 6% estuvieron relacionados con robos y delincuencia común.
La cifra de 2023, que reflejó un total de 259 homicidios en Rosario, aunque es menor que la de 2022, sigue siendo superior a todas las cifras registradas desde 2014 hasta la fecha.
El último informe publicado por el Observatorio de Seguridad Pública en 2023 indicó que el 65,6% de los crímenes ocurridos en Rosario corresponden a la categoría “Economía ilegales/organización criminal”, que es la etiqueta que utiliza el organismo estatal para reflejar los asesinatos que tienen como contexto la violencia narcocriminal por disputas entre bandas o por venganzas personales asociadas a esas tramas ilícitas.
El Salvador
El Salvador, uno de los países más violentos de América Latina en las últimas décadas, redujo notablemente la violencia en el 2023, cuando según el Gabinete de Seguridad del país solo ocurrieron 154 homicidios, fruto de las políticas implementadas por el presidente Nayib Bukele.
De acuerdo con los datos del Gobierno, la tasa de homicidios en 2023 se redujo a 2,4 por cada 100.000 habitantes, en comparación con los 7,8 de 2022, cuando se registraron 495 homicidios y los 18,1 del 2021, con 1.147.
Es innegable que la estrategia de Bukele ha dado sus frutos, pues las llamadas “maras”, que convirtieron a El Salvador en el país con mayor tasa de homicidios a nivel mundial, han sido prácticamente desarticuladas tras el encarcelamiento de más de 60.000 personas, lo que representa el 1% de la población del país.
La realidad es que El Salvador dejó de ser el país más homicida del mundo, aunque el precio que pagó para ello es registrar actualmente la mayor tasa de personas en prisión a nivel global, con un total de 1.536 por cada 100.000 habitantes según las fuentes del Gobierno.
Además, en el país centroamericano impera un Estado de Excepción que lleva más de un año vigente, que implica limitaciones al derecho a la defensa jurídica y a ser informado de los motivos de una detención, entre otras cuestiones.
Un informe elaborado en diciembre por Human Rights Watch (HRW) y Cristosal denunció que se habían cometido desde la entrada en vigor del Estado de Excepción constantes violaciones de derechos humanos durante los arrestos, entre los mencionaron las detenciones arbitrarias masivas, torturas, muertes bajo custodia y procesos penales abusivos.
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