En Cuba, los autobuses, conocidos popularmente como "guaguas", han sido una parte fundamental del transporte público durante décadas, convirtiéndose en símbolos de la vida cotidiana de los cubanos.
A lo largo de los años, diversos modelos de guaguas han circulado por las calles de la isla, cada uno con sus propias características y peculiaridades, evocando recuerdos y emociones en una nación donde el transporte público ha sido un desafío constante, exacerbado por las limitaciones económicas y políticas del país.
Uno de los modelos más recordados es el Girón XIII - Ikarus 260, procedente de Hungría y que fue introducido en Cuba durante las décadas de 1970 y 1980. Este modelo, con su característico color rojo y su estructura robusta, se destacó por su capacidad de transportar a una gran cantidad de pasajeros, lo que lo convirtió en un emblema del transporte masivo en La Habana y otras ciudades cubanas.
Aunque muchos de estos autobuses ya no están en funcionamiento, algunos fueron adaptados para otros usos, como el transporte escolar o incluso como vehículos turísticos.
Otro modelo icónico es el Hino RV 850P, fabricado en Japón y que llegó a Cuba durante el Periodo Especial en los años 90. Este modelo fue una solución a la crisis del transporte en ese momento y se distinguió por su diseño moderno y su capacidad para manejar las difíciles condiciones de las carreteras cubanas.
El Hino RV 850P ayudó a moverse por la ciudad a muchos cubanos en un tiempo de escasez, y su durabilidad ha permitido que algunos de estos autobuses aún se mantengan en funcionamiento, aunque adaptados para otros usos.
Sin embargo, uno de los medios de transporte más peculiares y recordados en Cuba es "El Camello". Este medio de transporte surgió como una solución improvisada en La Habana durante el Periodo Especial, cuando la falta de autobuses se convirtió en un problema crítico.
El "Camello" era en realidad un remolque de camión modificado para transportar personas, con capacidad para cientos de pasajeros. Su apodo proviene de su peculiar forma, con dos "jorobas" que se asemejan a un camello. Aunque era incómodo y masivo, es recordado con nostalgia por muchos cubanos.
Otro modelo que dejó su huella en la historia del transporte cubano es el Pegaso Monotral, de fabricación española, que llegó a la isla en los años 70. Estos autobuses, con su estructura ligera y su capacidad para maniobrar en calles estrechas, se convirtieron en una opción ideal para las zonas urbanas densas.
Un modelo más antiguo, pero igualmente icónico es el Skoda 706 RTO, fabricado en Checoslovaquia y que comenzó a circular en Cuba en los años 60. Este modelo, con su diseño curvo y su motor diésel, fue uno de los primeros autobuses a motor que sustituyó a los tranvías en varias ciudades cubanas.
A pesar de su antigüedad, algunos de estos modelos fueron tan bien mantenidos que se utilizaron hasta bien entrada la década de 1990, testimonio de la durabilidad y la importancia de estos vehículos en la historia del transporte cubano.
En tiempos más recientes, los autobuses Yutong, importados de China, comenzaron a llegar a Cuba en la década de 2000 como parte de un esfuerzo por modernizar la flota de transporte público. Equipados con asientos más cómodos, los Yutong representaron una modernización significativa del transporte en la isla.
Sin embargo, estos autobuses también han enfrentado los desafíos del mantenimiento y la falta de piezas de repuesto, lo que ha limitado su durabilidad en las difíciles condiciones de la infraestructura cubana.
Estos modelos de guaguas no solo reflejan la evolución tecnológica y las alianzas internacionales de Cuba, sino que también capturan la esencia de la vida cotidiana en la isla, marcada por la creatividad y la resiliencia de su gente.