El Ministerio de Transporte informó este lunes sobre el comienzo de una nueva iniciativa para que los cubanos puedan legalizar vehículos armados a partir de distintas piezas y partes. El proceso comenzará con un censo obligatorio para todos los que deseen regularizar sus “cachivaches”.
Para ello, se habilitará una página web por un lapso no mayor a 30 días continuos, donde los interesados deberán registrarse usando su documento de identidad. En esta plataforma, deberán completar un formulario de solicitud para el vehículo que desean regularizar, proporcionando la información requerida y dos números de teléfono para contactos relacionados con la inspección técnica.
Según Eduardo Rodríguez Dávila, ministro de Transporte, cada solicitante podrá registrar solo un vehículo de motor y opcionalmente, un remolque o semirremolque. La inscripción finalizará con la asignación de un número de expediente único, que será necesario durante todo el procedimiento.
Una vez cerrado el censo, el sitio solo estará disponible para consultas y no se aceptarán nuevas inscripciones ni cambios. Posteriormente, habrá un periodo de 15 días para organizar la inspección técnica, seguido de una fase de revisión técnica que durará 180 días.
En la cuarta etapa, aquellos vehículos que sean considerados aptos y obtengan la aprobación de las comisiones designadas, procederán al registro y a la adquisición de la matrícula a través del Departamento Nacional de Registro de Vehículos del Ministerio del Interior.
En el año 2021, cuando por primera vez las autoridades cubanas permitieron la inscripción de vehículos armados de forma artesanal por la población, calculaban que había unos 40.000 circulando en el país.
La perenne crisis del transporte en Cuba, marcada por la prohibición durante más de 50 años de la compra y venta de automóviles, la escasez de combustible, la imposibilidad de importar carros modernos y la ineficiencia del transporte público ha exacerbado la inventiva de la población para poder trasladarse.
Tal vez el vehículo más conocido de los “inventados” por los cubanos es el llamado riquimbili, que no es más que una bicicleta a las que se les instala un pequeño motor y una botella de agua que funciona como tanque de combustible, por lo que en la práctica funcionan como motocicletas.
Este medio de transporte, cuyo uso se extendió durante el llamado Periodo Especial, ha seguido evolucionando hasta soportar un amplio número de pasajeros en su versión de triciclo motorizado. Esta adaptación del riquimbili es habitual en zonas rurales del país.
Otro de los vehículos inventados en Cuba son las “camionetas” dedicadas al transporte de pasajeros, sumamente peligrosos debido a que son automóviles a los que se les modifica la parte trasera para que quepan más personas, pero no cuentan con ningún tipo de diseño de seguridad en caso de accidentes.
Pero no solo la población realiza estos “inventos”, también el Estado cubano ha fabricado en los últimos años camiones que funcionan como guagua. Para ello a la cabina de un camión le ensamblan la carrocería de un autobús. Son muy habituales en el transporte entre provincias.
También el Gobierno cubano convirtió en trenes numerosos ómnibus en desuso: los ferrobuses. Debido a la falta de combustible para el transporte de pasajeros, las autoridades aprovecharon la carrocería de ómnibus Diana y Yutong y les insertaron en la parte inferior la base de ferrocarriles.
La mayor parte de estos vehículos son sumamente peligrosos, pero ante el agudizamiento de la crisis económica que atraviesa el país las autoridades han decidido permitir a los cubanos legalizarlos para que resuelvan el problema del transporte, aunque el precio en muchos casos es poner en riesgo sus vidas.