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Cine | Carlos Lechuga: "Lo peor que le puede pasar a un artista es la dictadura mental"

La migración, "Vicenta B.", el cine y su carrera literaria son algunos de los temas que hablamos con Carlos Lechuga.

El cineasta y escritor cubano Carlos Lechuga.
El cineasta y escritor cubano Carlos Lechuga. | Imagen: Facebook

La más reciente película del cineasta Carlos Lechuga, Vicenta B., será proyectada en la Sala Berlanga, en Madrid, los próximos días 3, 10 y 13 de mayo. A propósito del estreno de su obra en la capital española, donde lleva varios meses residiendo, Árbol Invertido conversa con el artista cubano.

La emigración, Vicenta B., el cine y su carrera literaria son algunos de los temas que hablamos con Carlos Lechuga, autor de películas como Melaza y Santa y Andrés, y más recientemente de la novela En brazos de la mujer casada y el libro de entrevistas Fuera de Cuadro.

En días recientes presentaste tu libro de entrevistas Fuera de Cuadro en la librería madrileña Lata Peinada, y la próxima semana presentarás, también en Madrid, tu más reciente película, Vicenta B. ¿Crees que Madrid, tal vez la ciudad con la comunidad cubana más grande de Europa, te ayude de alguna manera a aliviar el golpe emotivo que significa la emigración?

Mira yo no tenía pensado venir a Madrid. Yo vine para Europa porque estaba esperando una hija. Llegué a Barcelona y en todo un año que me pasé buscando trabajo, tocando puertas, ninguna puerta se abrió. Entonces decidí probar suerte en la capital (así como en las películas). 

Llegué a Madrid con dinero y alquiler para un mes y empecé a tocar puertas. Madrid me abrió sus brazos y me acogió como si fuera un hijo. Poco a poco me fui quedando para un mes más y otro y otro y así… Es curioso porque aún sin tener una casa, un techo fijo, Madrid se siente como un hogar. Hay algo en el aire que dice BIENVENIDO: no es tan cerrada como otras ciudades. Quizá es que hay una tradición de recibir gente de todas partes. No sé.

He tenido la suerte que muchos cubanos, amigos y conocidos me hayan ayudado. He tenido el apoyo de mucha gente buena que me ha sostenido y levantado. En Madrid tengo familia y mucha gente a la que admiro. No me imagino viviendo en otra ciudad.

Hay muchas personas de Cuba que me hablan de Estados Unidos, de Miami, pero yo no me veo allá. Creo que depende de la persona y de lo que uno quiere para su vida. Las oportunidades, las librerías, los cines, la gente de Madrid, la manera de moverse… No sé. Después de La Habana donde mejor me he sentido es en Madrid.

La comunidad cubana de Madrid ha sido muy buena conmigo.

Lo del libro y la película ha sido una casualidad. Estrenar una película en España cuesta mucho trabajo, la situación en Francia es diferente y a veces es más fácil… A un nivel emocional sí te digo que hubiera sufrido mucho estando en una ciudad más fría, con otro idioma, más alejada…

He tenido la suerte de recibir mucho amor y apoyo aquí. Madrid alivia bastante todos los dolores que trae emigrar.

¿Cuéntame como ha sido este tiempo fuera de Cuba? ¿Fructífero, difícil, o ambas cosas, tanto en lo personal como en lo profesional?

Este tiempo fuera de Cuba ha sido muy duro, muy; pero al mismo tiempo nunca antes había sido tan libre. Hablo de la libertad que da poder reunirte con quien te de la gana, aplicar a concursos, fondos y becas que desde Cuba era más complicado. Poder aspirar sin autocensurarte. Ha sido un reto constantemente y eso es una cosa a agradecer. El techo en Cuba era bien bajo.

Emigrar también te hace madurar, te hace sentirte muy solo y eso a veces no es malo. Yo acabo de terminar una novela que pronto saldrá que se llama Ballena Tropical y habla de eso, de como se siente ser un emigrante. En lo emocional hay de todo: hay momentos muy duros donde te parece que no vas a poder aguantar y hay otros momentos muy lindos, con situaciones nuevas. El tiempo que paso con mi hija me regenera totalmente. Emigrar es aprender cosas nuevas y está muy mal estar estancado así que en ese sentido es bueno también.

En muchas ocasiones vemos críticas desde el exilio a los artistas cubanos que deciden quedarse a vivir en la Isla, o que viviendo fuera mantienen presentaciones artísticas allá. ¿Sientes que tu obra se puede resentir por la distancia? ¿Te gustaría volver a filmar en Cuba?

Lo peor que le puede pasar a un artista es la dictadura mental. Lo peor que le puede pasar a un artista es vivir en una dictadura que sí o sí te va a joder el cerebro. En Cuba se vive con miedo. A la hora de crear caes en mil temores, te autocensuras, te partes, te conviertes en un cuero. La falta de oportunidades, la falta de gente a la que admirar (aquello de que es bueno nadar con un Michael Phelps porque su bomba te va a llevar a querer vencerlo y entonces tu bomba mejora). Lamentablemente los Michael Phelps cubanos no existen, o están fuera, o están muertos.

Lo peor que le puede pasar a un artista es que tres policías del Ministerio de Cultura cubano te quieran “perdonar” y dar una medalla después de haberte hecho la vida un yogurt. Eso te quiebra. Te rompe. Dejas de ser un artista verdadero. No hay como amanecer después de eso.  

Ahora, te digo algo, no juzgo a los que tienen una historia diferente a la mía. No juzgo al que se queda. No juzgo al que quiere regresar. Es su maletín. Nadie sabe lo que está sufriendo por dentro. Yo no podría: tengo los ojos muy abiertos y volverlos a cerrar, hacerme el bobo, duele, tiene un coste muy grande a nivel emocional, personal. Te tendrías que convertir en otra persona.

No creo que vuelva a filmar una película en Cuba. Nuestros destinos se han separado (así como en un bolero).  No creo que mi obra se vaya a resentir por eso. Creo que lo mejor está por venir. Las películas y los libros que tengo en mente son mil veces mejores que lo que ya ha pasado… Ahora, no sé si las vaya a poder hacer, si mañana estaré vivo. Lo bueno de la libertad es que mañana me puede dar por el performance, por la canción. Mañana puedo ser el nuevo Tania Bruguera o la nueva Diosa.

El cineasta y escritor cubano Carlos Lechuga.
El cineasta y escritor cubano Carlos Lechuga. | Imagen: Facebook

En los últimos años hemos visto como emprendes una carrera cada vez más consistente en el ámbito de la escritura, cuando estábamos habituados a encontrarte detrás de las cámaras. ¿Lo ves como un complemento a tu cine, o como una experiencia totalmente separada?

Hacer una película depende de un millón de factores, de mucho dinero y de mucha gente y suerte. Para escribir solo hace falta un ordenador. Luego de Santa y Andrés pensé que no iba a volver a filmar y una amiga me dijo que escribiera. La gente de Hypermedia y El Estornudo me abrieron su espacio. Gracias a la escritura vivía y comía en la isla.

Es cierto que muchos de mis textos empezaron siendo como un complemento a mi cine: hablaba de directores, hacía un diario de los rodajes… Pero también empecé a escribir de mis experiencias, de la noche, de la vida en Cuba… Ahora mismo tengo par de novelas escritas. No sé si sean buenas o malas. Las iré sacando poco a poco. Es una cuestión personal. No sé si haya gente interesada en leerme con la cantidad de contenido que hay en el mundo y no sé si mi talla interese. Pero mi camino es ese, mi maletín (sin rueditas) es ese: escribir, dirigir… como diría Tony Manero: “esto, el arte” (con acento chileno).

Hay amigos que prefieren mis textos a mis películas. Igual creo que llego a más gente con las películas. Pero eso también es secundario. Lo importante es poder seguir haciendo, escribiendo, dirigiendo, lo que sea…

En el tema escritura soy mas nuevo y por eso todavía no me he soltado. Pero me voy a soltar.

¿Ahora mismo qué te motiva más, los proyectos cinematográficos o literarios? ¿Has pensado filmar alguna novela o relato de los que has publicado, o viceversa?

Ahora mismo me divido: Me motiva dirigir hasta que choco con algo feo de la industria del cine (que pasa semanalmente) y entonces me voy al mundo literario… Me motiva escribir hasta que choco con alguna bobería de editoriales y tal… y me voy al mundo del cine entonces. Son dos balsas, que te salvan de las olas y los tiburones que te quieren hundir.

Lo que sobrevive siempre, lo que me ayuda, es contar… ya luego veremos en que medio. Estoy loco de ganas por filmar algo que no sea mío, el guion o el libro de otro. Y me encantaría que otro director hiciera una versión de un texto mío. Mientras no pase uno sigue bailando solo. Desde temprano, everyday. Lo importante es trabajar.

Muchos cubanos residentes en Madrid irán la próxima semana a la Sala de Cine Berlanga para ver Vicenta B., una película que cuenta, entre muchas cosas, la experiencia de los que quedan Cuba mientras ver a sus seres queridos emigrar ¿Cómo crees que los interpele la película?

Vicenta B. es de mis películas la que más me gusta. El personaje principal puede ser la madre de todos nosotros y al mismo tiempo puede ser una versión de nosotros que se quedó allá. También es una obra que da mucho espacio a que el espectador llene los bloques vacíos con sus propias experiencias.

Hay una realidad que se dibuja tratando de acabar con el mundo interior y la fe… y hay una mujer tratando de salvarse. Lo que se espera es que conecte con todos los cubanos que nos hemos tenido que ir, o con los que están allá tratando de no perder la fe… a mucha gente le ha llegado, pero también hay gente que no ha conectado con la película. No la han entendido o viven una realidad diferente como para sumergirse en ese mundo.

Me encanta que la película este viajando el mundo y este viéndose con los cubanos que hay desperdigados por todas partes del mundo.

Mario Luis Reyes

Periodista Mario Luis Reyes.

(La Habana, 1994). Graduado de Periodismo en la Universidad de la Habana (2018). Reportero de la revista El Estornudo. Ha colaborado con medios cubanos como Periodismo de Barrio, AM-PM Magazine, OnCuba News, Cachivache Media, entre otros. Textos suyos han aparecido en medios internacionales como CTXT (España), Univisión Noticias (EEUU) HuffPost (Mexico), The Clinic (Chile) y Universo Centro (Colombia).

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