La agrupación musical cubana Buena Fe informó a través de un comunicado publicado en sus redes sociales que contrató el servicio de un bufete de abogados en España para demandar a las personas que promuevan boicots a sus conciertos, tras la suspensión de varias presentaciones de su reciente gira por el país europeo.
El apoyo incondicional de los integrantes del dúo musical a la dictadura cubana, en especial de Israel Rojas, su líder, ha provocado el rechazo de una gran parte del exilio a los conciertos de la agrupación en el extranjero, lo que llegó a su punto cumbre con la realización de protestas y llamados a boicots durante su reciente gira por España.
En el texto publicado en Facebook, los integrantes de la agrupación aseguraron que, en respuesta a lo que consideraron una “campaña de hostigamiento y odio” en su contra mediante las redes sociales y a la “violencia” sufrida durante su gira española, no les queda más opción que emprender acciones legales.
“Vamos a iniciar acciones legales oportunas contra todas aquellas personas que difunden mensajes de odio, especialmente aquellos que cuentan con matices ideológicos, así como, a quienes quieren dañar, perjudicar y herir nuestra imagen, intimidad y honor con el objetivo de incitar a la realización de acciones tanto individuales como grupales para causarnos daño, personal y profesional”, se puede leer en el comunicado.
Para ello contrataron los servicios del despacho de abogados penalistas TQA, con sede en Madrid, y especializado en ciberdelincuencia y delitos a través de las redes sociales.
Hasta el momento, los miembros de la agrupación no han especificado si tomarán las acciones legales contra los emigrados cubanos que protestaron contra sus presentaciones en España, o se trata de una amenaza para quienes pretendan boicotearlos en el futuro.
El primer incidente de la agrupación con exiliados cubanos tuvo lugar justo en la primera presentación de la gira, en la sala de conciertos madrileña Galileo Galilei, cuando dos personas que se encontraban en el publico gritaron frases contra la dictadura cubana y fueron golpeadas brutalmente.
Posterior a ello, numerosos exiliados cubanos se movilizaron y contactaron con los locales donde habían sido anunciadas las presentaciones de la gira para alertar sobre la postura política de los músicos, que apoyaron la represión del régimen contra los manifestantes del 11 de julio en Cuba y se han convertido en fieles defensores del dictador Miguel Díaz-Canel.
Nada más empezaron a anunciarse las suspensiones de los conciertos, el oficialismo cubano se volcó en apoyo a la agrupación, empezando por figuras como el propio Miguel Díaz-Canel y su esposa, Liz Cuesta, así como por instituciones como el Instituto Cubano de la Música, la Unión de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC) y hasta la División de Tanques de las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, muchas de estas acciones en defensa de los músicos lo que hizo fue hundirlos más para la opinión pública, y uno de los puntos clave en este proceso fue la entrevista dada por Israel Rojas, líder de la agrupación, a la revista OnCuba, donde dijo desconocer acerca de la existencia de presos políticos en Cuba.
Mientras los músicos y las autoridades se victimizaban y hablaban de censura contra la agrupación en su gira por España, numerosos cubanos les recordaron que nadie les estaba prohibiendo cantar en el país europeo, como sí les ha sucedido a prestigiosos artistas cubanos como Celia Cruz, Bebo Valdés, Olga Guillot, Gente de Zona y Los Aldeanos, entre otros.
La cancelación de varios de los conciertos pactados para la gira tuvo como efecto que agrupaciones políticas españolas de izquierda y extrema izquierda dieran apoyo a los músicos, quizá tras peticiones del régimen, que intentó dar el mayor apoyo posible a la banda.
Fue entonces que Buena Fe apareció cantando en actos políticos de la agrupación Candidaturas de Unidad Popular (CUP), una formación política independentista que no reconoce al estado ni a la monarquía española.
Justo antes de uno de estos conciertos en Barcelona se dio otro de los mayores escándalos de la gira, pues varios activistas encabezados por Sayde Chaling-Chong García, presidente de la Alianza Iberoamericana Europea contra el Comunismo, encararon a los músicos en el interior de una cafetería de la cadena Burger King.
Curiosamente, entre los funcionarios cubanos que denunciaron el enfrentamiento entre los exiliados cubanos e Israel Rojas en el interior de la cafetería fue el ministro de Cultura Alpidio Alonso, conocido por golpear a un periodista independiente cubano a inicios de 2021 en las afueras de su ministerio.
Aunque la agrupación intentó salvar la gira con un concierto en la sala Riviera de Madrid, este también fue suspendido, tras lo cual Rojas acusó al exilio cubano de querer “miamizar” a la capital española.
La última presentación de la gira tuvo lugar finalmente en un auditorio mucho menos conocido, llamado Marcelino Camacho, donde contaron con la participación de políticos del Partido Comunista de España y se vieron entre el público pancartas del Movimiento 26 de Julio y carteles que decían “No pasarán, Madrid no es Miami”.
A su llegada a la Isla, los integrantes de la agrupación dijeron haber rechazado un recibimiento al nivel de jefes de Estado, así como ofertas de giras y presentaciones al más alto nivel.
No obstante, poco después marcharon a Venezuela, donde se encuentran actualmente realizando conciertos en reclamo de la liberación del empresario Alex Saab, encarcelado en Estados Unidos con cargos por lavado de dinero y acusado de ser un testaferro de Nicolás Maduro.