Este 26 de julio trascendieron en todo el mundo las "revelaciones" hechas por David Grusch, mayor retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. De acuerdo a lo afirmado por este ex-militar, el gobierno del país norteamericano que encontró restos de una nave de origen "no terrestre", dentro de la cual se hallaron restos biológicos “no humanos”.
David Grusch ofreció su testimonio ante un subcomité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, encargado de investigar lo relacionado con fenómenos o avistamientos que pudieran ser considerados "anómalos". "No humanos", fue la respuesta de Grusch ante la pregunta de la congresista republicana Nancy Mace sobre la composición biológica de los supuestos vestigios encontrados. "Y esa fue la evaluación de las personas del programa con conocimiento directo con las que hablaron, y que actualmente siguen en el programa", concluye David Grusch.
Más allá de la evidente "revitalización" que ha experimentado la ufología después de estas declaraciones, el suceso en cuestión ha mostrado el funcionamiento de una sociedad en la que existe la división de poderes. El Congreso, constituido como un sujeto político independiente, tiene derecho y potestad suficiente como para enfrentarse al Pentágono, sede del Departamento de Defensa y "refugio" de la cúpula militar de los Estados Unidos.
"La NASA lo ha tenido. El Pentágono lo ha tenido. Todos en el Departamento de Defensa lo han tenido. Liberen los archivos. Lleguemos al fondo del asunto. Esto es solo el principio", señaló al final del encuentro Tim Burchett, igualmente congresista por el Partido Republicano.
La versión de los ex-militares y los secretos del Pentágono
David Grusch estuvo acompañado por Ryan Graves y David Fravor, dos colegas también retirados del ámbito militar. Este último, por su parte, testificó lo siguiente con respecto a las "habilidades" de varios objetos voladores con los que se ha tenido contacto: "No tenemos nada que pueda detenerse en el aire e ir en la otra dirección, ni tenemos nada que pueda, como en nuestra situación, descender del espacio, pasar el rato durante tres horas y volver a subir".
Asimismo, el propio Grusch afirmó haber estado en posesión de algunos documentos que informaban sobre la apropiación de una nave espacial "no humana" en 1933, por parte del gobierno de Benito Mussolini. El Vaticano y los Cinco Ojos (alianza de inteligencia integrada por Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos) habrían ayudado al Pentágono en su objetivo de apropiarse del supuesto OVNI entre 1944 y 1945.
Según Grusch y compañía, el gobierno norteamericano ha monitoreado este tipo de eventos desde la década de los treinta del siglo pasado. Su meta, supuestamente, ha sido aplicar la llamada "ingeniería inversa", proceso llevado a cabo con el objetivo de obtener información sobre los componentes de un producto y su fabricación, a partir de artículos ya "terminados".
Mientras, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) como el Departamento de Defensa de los Estados Unidos han emitido sendas declaraciones indicando que no se ha encontrado señal alguna de vida extraterrestre. Este contrapunteo pudiera continuar potencialmente ad infinitum, puesto que el David Grusch ha revelado, incluso, haber sufrido represalias por parte de sus superiores debido a sus reclamos públicos con el fin de que esta información "clasificada" sea compartida.
De igual forma, varios han sido los que han optado por catalogar a estos "visitantes" como interdimensionales, es decir, pertenecientes a otra realidad que nos es perceptible desde la nuestra. Esto ha hecho que muchos prefieran no referirse a estos seres como "extraterrestres", ya que provendrían desde otra dimensión, no desde otra galaxia.
Independientemente de las implicaciones políticas y científicas de revelaciones como esta, es muy probable que lass más beneficiadas a corto plazo sean las comunidades entusiastas de los eventos "paranormales". La ufología moderna (iniciada en 1947 con el Caso Roswell, según varios especialistas en el tema) parece alimentarse de este litigio entre el Congreso y el Departamento de Defensa de la nación norteamericana. Lo cierto es que, como quien no quiere (o tal vez sí) la cosa, David Grusch le ha hecho una invaluable publicidad a los ufólogos.