Por obvias razones gregarias y de profesión, a una considerable porción de artistas e intelectuales que ahora transitan sus treinta años los conocí durante la década en que impartí docencia en la Universidad de las Artes (ISA). Pasado el tiempo, sus voces y compromisos se están haciendo escuchar en la madurez de sus especialidades de formación. Tal es el caso de Julio Lorente, notable desde su nicho de estudios universitarios por su activa presencia propositiva.
Como a muchos otros le perdí el rastro después de graduado. Gracias a las redes sociales logré localizarlo, y con alegría saber que no pasó hambre por gusto. Desde su rigor académico en las Artes Visuales y su autodidactismo en materias que trascienden el espectro meramente “artístico”, en esta conversación mi entrevistado trasluce los presupuestos teóricos que le ayudan a conformar su cosmovisión del mundo contemporáneo. De ahí que buena parte del encuentro esté enfocado en su parecer sobre filosofía, economía, política y otras materias afines.
El arte como medio para manifestar "malestar político"
Tu obra ha sido cuestionadora desde que te conocí en el ISA hace más de 10 años. No era tan crítica como ahora, desde luego, pero ya despuntabas como un discípulo inquietamente inquieto, como llamaría cualquier tesorero del establishment a alguien como tú. Desde la práctica artística, ¿cómo evalúas la evolución de tú intensidad increpadora en esta década? ¿Cuáles son los detonantes?
"Cómo olvidar nuestras charlas en el ISA esperando que el café con chícharo colara en aquella cafetera que parecía recuperada de algún campo de batalla, al tiempo que nuestras tripas sonoras nos recordaban ese síndrome perenne de las escuelas-becas en Cuba: el hambre persistente.
"En ese mismo espacio de la memoria recuerdo que siempre me acompañó un malestar perenne respecto a la política de Cuba. Primero de forma muy intuitiva, luego sistematizada cuando empezaron a caer los primeros libros en mis manos y, con esto, el despertar crítico consustancial.
"Uno de esos primeros libros, un tratado amplio, ordenado como libro en realidad, fue La Política, de Aristóteles. Allí Aristóteles define al hombre como Zoon Politikón, es decir, el hombre como una ´animal político´. Animal político que vive en sociedad y por lo tanto no puede desprenderse ni ser indiferente al ordenamiento de su propia sociedad, en tanto que un retraimiento de la política terminará redundando en más alcance para que el poder político limite su individualidad. Esta idea quedó fijada en mí como principio de vida, y que se fue profundizando in crescendo.
Julio Lorente: "(…) si tuviera que elegir un ´detonante´ de la gravedad crítica de mi arte, tendría que hablar necesariamente de mi estancia en Rusia"
"El arte fue mi entorno ´natural´, el que estudié académicamente, y por lo tanto el primer medio que tuve para amplificar este malestar político, que no es más que un malestar humano ante el oprobio. Pero si tuviera que elegir un ´detonante´ de la gravedad crítica de mi arte, tendría que hablar necesariamente de mi estancia en Rusia.
"Tenía más que clara la conciencia de la naturaleza totalitaria del régimen cubano, pero no tenía forma de comprobar los efectos de ésta en términos de futuridad, es decir, lo que pude suponer, el comunismo como trauma social aun cuando supuestamente haya concluido en términos históricos. Fue así que una vez concluido mis estudios en el ISA en el 2012, busqué la manera de salir de Cuba, y Rusia era el destino menos complicado en términos de documentación, por lo que en el 2013 me marché a vivir a allá. Tres años duró mi peregrinaje por aquellas tierras. Recorrí gran parte del país y comprobé de primera mano, en la meca del comunismo histórico —convertida en una oligocracia igual de descendente y tiránica—, con el flamante ex-agente de la KGB, Vladimir Putin —ahora enfundado en occidentales trajes—, los estragos del asesinato de la tradición y su suplantación por la ideología colectivista. Una mascarada de capitalismo deforme, y un comunismo que pervive en las instituciones que siguen admirando, sotto voce, los restos imperiales de la Unión Soviética.
"Ahí fue, podríamos convenir, que mi pensamiento y obra tomó un rumbo definitivo a favor de la verdad, o sea, en contra de cualquier ideología que limite nuestra condición humana".
¿De dónde eres? ¿Qué resortes te empujaron a estudiar Artes Visuales y dónde hiciste tus primeros estudios especializados?
"Nací en la otrora bella y próspera ciudad de Manzanillo, hoy destruida y empobrecida como toda Cuba.
Julio Lorente: "Tuve la suerte de que mi tío Alberto Lorente, también artista y graduado del ISA, advirtiera mi talento manual y me guiara"
"Mi vocación por las Artes Visuales, como toda buena o predestinada vocación, la descubrí tempranamente. Era de esos niños que dibujaba compulsivamente y con cierta destreza que me hacía destacar de la media. Tuve la suerte de que mi tío Alberto Lorente, también artista y graduado del ISA, advirtiera mi talento manual y me guiara. Fue así como a partir de los 6 años pasé por varios círculos de interés hasta que completé mi formación en la escuela José Antonio Díaz Peláez, en el Vedado, pues ya vivía en La Habana con mi madre desde los 8 años. Regresé a Manzanillo a hacer el nivel medio en la recién inaugurada Academia de Artes Plásticas Carlos Enríquez. Y desde allí me presenté en las pruebas de admisión del Instituto Superior de Arte (ISA) y aprobé. Me gradué finalmente del ISA en el 2012".
Cuando te reencontré en las redes me costó trabajo identificarte. No estaba al tanto de tus notables habilidades para la escritura y el análisis teórico, no sólo de teoría del arte, sino del amplio espectro que cubren las Ciencias Sociales y la Economía. ¿Desde cuándo te aplicas de modo tan concienzudo a estos temas?
"Tengo graves contradicciones filosóficas con la Ilustración del siglo XVIII, en tanto su propensión universalista de la mano de unos pocos ´elegidos´ que mediante el conocimiento proponían cambiar el mundo. Esto no acabó muy bien si pensamos, por ejemplo, en la Revolución Francesa. Pero al mismo tiempo reconozco en la ilustración una moralidad que sujetaba al deber de conocer como medio de emancipación del sujeto. Kant hablaba de una ´mayoría de edad’ a la que, mediante la cultura, el hombre accedía a un entendimiento crítico de su entorno y naturaleza. Y algo de esto resulta valioso si se entiende en una relación crítica con tu entorno inmediato, como una forma valiosa de aprehender el mundo. Algo de esto ocurrió en mí.
"Como cubanos tenemos bastante material desgraciado, y muy a pesar del grotesco adoctrinamiento para desentrañar las toneladas de falacias políticas, económicas y sociales que han degradado nuestra existencia, no ya solamente de forma cívica, sino humana. Fue así que me propuse desentrañar críticamente esto. Y al verme imposibilitado de estudiar y cuestionar esto desde una institución académica cubana, dada la intransigencia de contenidos, comencé de forma autodidacta y apoyado en la numerosa y fantástica bibliografía a la que podemos acceder hoy con un click. Hace ya casi diez años de este empeño personal, pero siento que no ha sido en vano.
"Comencé, por supuesto, con esa piedra filosofal que más bien ha resultado una piedra obstruyente para el mundo y sus imaginarios —como la piedra grotesca de Santa Ifigenia para Cuba— y hablo de Carlos Marx. Me leí el primer tomo de El Capital, el único que Marx publicó en vida, ya que los dos restantes los conformó Engels póstumamente, a conveniencia, con notas del célebre ´comunista´. Analicé todas las substracciones teóricas que Marx hizo indistintamente de la filosofía alemana, la economía política británica y el socialismo francés, y cómo construyó un gollum de barro ideológico. De ahí pasé a las interpretaciones de Bernstein y Lenin. Y el camino siguió con las escuelas económicas que lo refutaron en vida, como la escuela austriaca con Menger y Bonh-Bawerk. En fin, una arqueología de las ideas con el fin de entender cómo ha sido configurado el mundo como constructo ideológico, que nada tiene que ver con aquella definición que me gusta tanto, dada por aquellos filósofos presocráticos, para mí, ontólogos, de la naturaleza como Physis. Es decir, de la naturaleza como la verdadera posibilidad de realización inmanente del sujeto, en tanto en ella está todo y no en la ideología, que ha venido a fragmentar de manera artificial nuestra condición humana. Y por supuesto, Cuba es una síntesis penosa de esto, y de ahí mi principal motivación para desentrañar la mierda".
¿Cómo apuntala tu bagaje intelectual al del ejercicio de la visualidad…? ¿O podría preguntarte en el sentido inverso?
"Creo que son fenómenos consustanciales en mí. Para mí, pensar es un proceso rizomático que lo atraviesa todo. Por lo tanto, mi arte, mi escritura y mi voluntad crítica parten de la misma premisa: la verdad ontológica. La verdad que desoculta el fenómeno y revela las esencias. La alétehia".
¿Podrías adelantarnos de qué trata el proyecto de libro que llevas con Antonio Correa Iglesias?
"Este proyecto nace de esas maravillosas oportunidades que te brinda la vida en los reencuentros. Antonio Correa Iglesias fue mi maestro de filosofía en el ISA, y aunque entonces lo admiraba por su conocimiento y consecuencia, sobre todo en un ámbito académico ´vigilado´, nunca colaboramos. Pasó un águila por el mar y aquí estamos, estructurando un libro a cuatro manos que se titula Cuba, Historia y perspectivas de una escatología.
"No es un libro de historia, es un libro de ontología de la historia. No nos servimos de una perspectiva anecdótica de los acontecimientos, sino de una incisividad crítica en aquellos aspectos que deforman la posibilidad de ese ´ser nacional´, poniéndolo a disposición perenne de una sensación de frustración histórica. Frustración que nos ha depositado indefectiblemente en la experiencia totalitaria.
"Es un libro difícil que va cobrando cuerpo, pues emite una crítica filosófica y metapolítica de lo que ha sido la historia de Cuba, pero aquí coincidimos con Lezama: sólo lo difícil es estimulante".
El arte como medio y no como un fin
¿Piensas que el Arte, por supuesto que pertinentemente direccionado, puede ayudar a movilizar conciencias?
Julio Lorente: "El artista contemporáneo, grosso modo, es un curioso personaje con graves deudas formativas que se escuda en la ´neutralidad´"
"Siempre que hablo de este tema me gusta poner un ejemplo que coloca March Bloch en su libro La sociedad feudal. Allí Bloch nos dice que los feligreses de una iglesia del siglo XI pedían al cura que no diera la misa en lengua vernácula porque la entendían todos, preferían que la diera en latín porque así era más sagrada e incomprensible. El arte contemporáneo, y el cubano, no escapa de esto, se encuentra varado en esta paradoja de ininteligibilidad. Construir un relato de refinamiento y distancia que siga ubicando al artista en el lucrativo nicho de la ´genialidad´. Claro, en esto no hay genialidad ninguna, tan sólo técnicas donde la mercadotecnia mina la expectativa crítica. El artista contemporáneo, grosso modo, es un curioso personaje con graves deudas formativas que se escuda en la ´neutralidad´ como signo de sofisticación e inteligencia, para lo que es en realidad una moral voluble que aspira a la consagración.
"Dicho esto, me ubico en una definición: el Arte es un medio, no un fin. Un medio para comunicar, un medio para alentar a necesarias dudas sobre el poder y sus disímiles manifestaciones, pero no se puede construir un relato de voluntarismo social mediante el arte porque se va al panfleto y, por lo tanto, a la demagógica noción de las vanguardias del siglo XX, que deliraban mediante el gesto artístico para lograr una transformación política. Esto nunca aconteció. Recuerdo una atinada crítica que me hizo Eduardo Ponjuán en el primer curso del ISA: ´tú lo que quieres es lograr el swing de Joseph Beuys´. Irónicamente, esta es una buena definición".
Desde tú percepción, bastante ilustrada por lo que puedo ver, ¿qué dirección supones que tomará la sociedad cubana ante el desatino sociopolítico que arrastra a una economía política hecha jirones, además de la evidente pérdida de valores cívicos y humanos?
"Autores cubanos como Iván de la Nuez y Rafael Rojas han abordado el ´postcomunismo cubano´. El agotamiento de un modelo intransigente que muta hacia la ambivalencia y el desdoblamiento moral, que le permite a la cúpula del Estado hablar de revolución, al tiempo que dolariza la economía y encarcela la opinión disidente, por ejemplo. O el hecho de lucrar con la nostalgia de ´símbolos nacionales´, para los peregrinos ideológicos que ven y consumen la pobreza del pueblo cubano como souvenirs de la Guerra Fría, habla de la ruina absoluta de un proyecto social.
"Ahora bien, ¿qué peligro encarna un régimen muerto que utiliza la fuerza con la venia de Occidente para mantenerse en el poder? Encarna el peligro de una mutación epidérmica, al tiempo que queden en posición de poder los mismos actores políticos. Mi experiencia rusa me permitió experimentar de primera mano los nocivos efectos de eso que aquí se trata de minimizar como una ´teoría de la conspiración´, pero que desde la metapolítica es real y demostrable: el cambio fraude.
Julio Lorente: "La sociedad cubana fue diluida dentro de un Estado totalitario"
"La sociedad cubana fue diluida dentro de un Estado totalitario, esto a su vez generó una saturación política que despolitizó a esa sociedad, convertida en un apéndice del Partido Comunista. Esta paradoja explica el estado de irreflexión e indigencia crítica en que se encuentra un pueblo devenido masa. A su vez, el ejercicio político se sigue entendiendo desde la emocionalidad, incluso en parte importante de la oposición. Esto sigue manteniendo el mesianismo político como el gesto de cifrar en ´alguien´ nuestras esperanzas de redención. Todo esto habla de una modernidad truncada que nos dejó en un precario estado de discernimiento, que desconoce conceptos medulares de economía, política y cívica.
"Yo apostaría por la irrupción de una economía de mercado y un capitalismo que des-ideologice a la sociedad, y haga desaparecer esa nociva noción de la política como un exclusivo nicho de mercado en el cual seguir lucrando con la desgracia, tanto en el castrismo como en el lobby cool de cierta disidencia de salón progresista. Pero para esto se precisa remover a cabalidad el putrefacto tronco que sigue administrando la política y los imaginarios cubanos.
"No hemos sabido aprovechar la grave crisis de legitimidad que enfrenta un régimen que perdió su exclusivo recurso de legitimidad: la persona de Fidel Castro. Pero para eso haría falta un mínimo de compromiso y no tanta voluntad curricular".
Sacando un poco la cabeza de nuestro ámbito, ¿cómo aprecias el panorama internacional en cuanto a la aparición de nuevos bloques político-económicos enfrentados al casi secular liderazgo estadounidense?
"La historia de Occidente es la historia de los imperios. Y aquí cabe la excelente distinción que hace Marcello Gullo entre imperio e imperialismo. El imperio integra, trata de crear un espectro cultural y trata de sostener en la medida de las posibilidades, respecto a su extensión, un ethos moral. Imperialismo, por otro lado, es destrucción y sometimiento por estricta voluntad política, como apunta Raymond Aron. Aquí Gullo hace una potable disertación documentada entre el Imperio español, que con la escuela de Salamanca propició un debate moral sobre la naturaleza o legalidad de la conquista, frente a el Imperio Británico y su sostenida estrategia de propaganda y fragmentación fundada en lo que se conoce como ´leyenda negra´.
Julio Lorente: "La crisis de liderazgo de EEUU en el orden geopolítico trae consigo lo que hace algún tiempo ya es una realidad, la sustitución de la Nación-Estado por un poder globalista"
"La crisis de liderazgo de EEUU en el orden geopolítico trae consigo lo que hace algún tiempo ya es una realidad, la sustitución de la Nación-Estado por un poder globalista que desdibuja las identidades, y que tiene por objetivo un cambio de paradigma fundado en la indeterminación. Y esto se traduce en más política corrosiva. Aquí los argumentos de la academia minada por el progresismo plantean un furibundo antiimperialismo antinorteamericano desde las propias entrañas de EEUU. Cabría preguntarse desde la mayor honestidad, ¿sería este mundo mejor liderado por otro imperio emergente, o en limitada potencia, de naturaleza deforme como China o Rusia? Lo dudo".
Desde todas las perspectivas posibles, ¿qué cosa es el Poder? ¿Puede la civilización existir sin un modelo de organización-sometimiento como ese?
"Voy a tratar de descender de una definición metafísica como ´voluntad de poder´ porque sería muy extenso explicarlo aquí, para subscribir el fenómeno de poder, en este caso, al ámbito político, que en realidad es el que más nos afecta en una sociedad organizada en un Estado o en alguna organización de poder fáctico. Cuando hablo de estos complejos temas me gusta sugerir literatura que permite un acercamiento documentado. Pienso en dos libros: El problema de la autoridad política, de Michael Huemer, y Justicia sin Estado, de Bruce L. Benson. En ambos textos, indistintamente, los autores nos van explicando como la idea del poder político resulta una creación relativa a la emergencia de la Nación-Estado. Cuando en 1792, durante la Revolución Francesa, las tropas de Francia cargan contra las tropas prusianas en la batalla de Valmy al grito de ´¡Viva la Nación!´, en lugar de ´¡Viva el Rey!´, se puede afirmar que la noción de poder que se reconocía en un monarca de carne y hueso y por lo tanto más fácil de combatir como representación, quedó encarnada en una entelequia republicana que tiene en la ´soberanía nacional` un reducto de autoafirmación.
"Existieron períodos no mediados por una voluntad política descendente. Las lealtades eran religiosas no políticas, por lo tanto, una idea de comunidad permeaba los intercambios y la tradición era puntal de la trasmisión cultural. El poder político ha tenido que elaborar todo un metarrelato de legitimidad, muchas veces apoyados en intelectuales genuflexos que han elaborado sofisticadas falacias, como la del ´contrato social´.
Julio Lorente: "La sociedad hoy tiene niveles de domesticación que ni siquiera en la sociedad feudal existieron"
"La sociedad hoy tiene niveles de domesticación que ni siquiera en la sociedad feudal existieron. Y esto tiene que ver con todo el adoctrinamiento que han padecido nuestras instituciones estatales propagadoras de mitos de obediencia. Es una interesante pregunta con la que Huemer empieza su libro y que sirve para poner en solfa la naturaleza del poder político: ´¿por qué soportamos del Estado intromisiones que no le soportaríamos a una persona individual?´".
¿Qué piensas de todo lo que sucede en el mundo en el marco de la crítica situación medioambiental?
"Entiendo que el mundo es nuestro hogar, y que debería ser una responsabilidad ética cuidar de él. Pero también descubro metarrelatos que se amplifican desde los medios de comunicación que responden a su vez a lobbies políticos y financieros que pugnan por imponer sus agendas. Un personaje como Greta Thunberg, que recibe fondos del Foro de Davos, no me inspira compasión por el planeta, me provoca asco por un activismo más plástico que el que se dice flota en los océanos.
Julio Lorente: "La tierra nos sobrevivirá si hacemos las cosas mal, está en su historia geológica más que comprobada"
"La Tierra nos sobrevivirá si hacemos las cosas mal, está en su historia geológica más que comprobada. El deber ético no debe hacer respecto de una ´emergencia climática´ un discurso político que supere una evidencia científica".
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