Despiertas, un día más, en Cuba; pleno 2021. La realidad no es alentadora. Es otro día de "apagón", y sin agua. Hay una profunda escasez de alimentos, de medicinas, y productos de primera necesidad. Para colmo, muchos de estos artículos solo se venden en Moneda Libremente Convertible (MLC), cuyo valor, dependiendo de la divisa, se comporta de manera irregular en el mercado negro. Las libertades civiles son cada vez más reducidas: se cometen abusos policiales, detenciones arbitrarias, y se criminaliza cualquier forma de disenso, en nombre del Socialismo.
El salario te alcanza, a duras penas, para sostenerte, y a tu familia, pero aún eres joven, y no quieres que tu vida continúe siendo una lucha constante por la supervivencia. "¡Si tan solo pudiera emigrar!", piensas mientras viene a tu mente la imagen de un conocido que se fue del país, en el 94, cuando la crisis de los balseros. En realidad, sí puedes hacerlo... pero las vías "legales" son procesos extremadamente burocráticos y costosos; y el escenario internacional acoge con escepticismo a los viajeros cubanos (más, con la actual crisis sanitaria).
Quedarse en Cuba no es una opción, pero tampoco lo es perder el tiempo en colas, frente a embajadas, y acreditando documentos, gastando del poco dinero que tienes en trámites y sobornos, intentando "migrar de forma ordenada y segura", para que al final, probablemente, te digan que no. Tu decisión es radical. Conoces bien de los peligros de la migración ilegal (casi siempre, por vía marítima), y las historias de "balseros" ahogados en el Estrecho de la Florida, intentando llegar a suelo estadounidense, pero decides asumir los riesgos, en tus aspiraciones de alcanzar un futuro mejor, lejos de la isla que te vio nacer.
A pesar de no estar vigente la política "Pies secos, pies mojados", en caso de llegar a Estados Unidos, quizá puedas solicitar asilo político, "demostrando" un temor creíble de persecución o tortura, en caso de deportación. En un escenario de restricciones en los vuelos internacionales, producto a la Covid-19, la ruta de los balseros parece ser la única vía. Con este pensamiento en mente, solo resta emprender el viaje.
Entre todas las maneras posibles de hacerlo, unirte a una expedición de balseros, organizada y planeada con antelación, independientemente de su costo, es probablemente la más segura.