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Religión | Obispos de Cuba se pronuncian sobre el nuevo Código de las Familias

Los obispos cuestionaron los conceptos reformistas del Código y exigieron aclarar el entendimiento de la "patria potestad". 

manos y cruz
Imagen: Pixabay

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) emitió este 25 de febrero un comunicado oficial en el que ofrecen sus opiniones sobre la versión 23 del anteproyecto para el nuevo Código de las Familias cubano. Bajo la advocación de la frase "Cuba, cuida a tus familias, para que conserves sano tu corazón", pronunciada por el papa Juan Pablo II en su visita de 1998 a la isla, los religiosos hicieron "aportaciones y sugerencias en la discusión y análisis" del Código, en el contexto de su consulta popular.

"Nos alegramos de esta posibilidad de ámbitos de diálogo social, pues siempre hemos pensado y manifestado que la nación crece cuando se establecen los canales para que todos puedan expresar su pensamiento, y que éste sea respetado y atendido, incluso cuando no sea mayoritario", escribieron los obispos.

La organización, que preside monseñor Emilio Aranguren Hecheverría, obispo de Holguín, fue tajante en lo que respecta a las propuestas del nuevo Código sobre el concepto de matrimonio, que constituyen un giro radical sobre lo estipulado en el Código de las Familias de 1975.

"Creemos que nuestro pueblo, en la materia que nos atañe, fue muy claro en la discusión previa a la aprobación de la Constitución actual del 2019. Es una constatación innegable que la mayoría de los cubanos quiso que se mantuviera la definición de matrimonio como la unión de un hombre y una mujer", afirmaron.

Para los prelados, dicha "constatación" fue un reconocimiento implícito de que las uniones matrimoniales que se establecen "por las condiciones biológicas y psicológicas propias del ser masculino y femenino, son las que permiten la complementariedad en el amor de dos personas creando el ámbito natural para procrear y hacer perdurar la especie humana". "Esta realidad natual (sic)", sostienen, "es la que debe ser fortalecida y preservada por la ley y nunca debilitada".

Este aspecto, uno de los que más polémica ha despertado en la sociedad cubana, fue en efecto objeto de debate en las consultas de la Constitución de 2019. No obstante, el anteproyecto que se discute por estos días no atenta contra la idea de matrimonio del Código anterior, sino que agrega el concepto de "unión de hecho afectiva", a la que reconoce tantas facultades legales como al matrimonio.

Según la última revisión del nuevo Código, se trata de "la unión establecida entre dos personas a los fines de llevar un proyecto de vida en común, sustentada en los afectos, de manera duradera o estable, singular, pública, notoria, o sea, a la vista de un número considerable de personas, y sin que exista impedimento alguno para ello", sin hacer alusión o distinguir entre sexos o géneros involucrados en la unión.

Por otra parte, los religiosos encontraron "elementos positivos" en la propuesta de ley, "como el fortalecimiento de la atención y el cuidado del adulto mayor o de las personas con capacidades diferentes". Sobre estos, los obispos consideran que "se les da un marco jurídico ampliado a cuestiones relativas a herencias y bienes, en diversos grados de parentesco consanguíneo".

Asimismo, la COCC elogió el "reclamo a desterrar la violencia en las relaciones entre miembros de la familia" contenido en el Código.

Contra la ideología de género

En la mayor parte del documento, los obispos expusieron sus razones para oponerse a la "ideología de género" de la que, insisten, "está permeado" el anteproyecto.

"Como suele suceder con las ideologías, son construcciones de ideas que quieren implantarse por la fuerza a la realidad y acaban distorsionándola, apartándose así del pensamiento occidental que nació justamente como un dejarse impactar por la realidad y, a partir de la realidad y de los datos que ella misma nos ofrece, organizar nuestras ideas, nuestros hábitos y comportamientos", esgrimieron los prelados.

Hay que acotar que en el texto que se propone convertir en ley no aparece ni una vez el sintagma "ideología de género", y ni siquiera la palabra "ideología". Sí aparece, en cambio, el sintagma "identidad de género", en tres ocasiones a lo largo del documento de 135 páginas.

Los obispos pasaron a definir la ideología de género, según la cual, dijeron, "como ya el ser humano no tiene que respetar un dato previo de tipo biológico, fisiológico, hormonal y psicológico, entonces el hombre está llamado a construirse a sí mismo y rehacerse y reidentificarse continuamente, y pareciera que no hay ningún límite que no pueda o deba transgredir".

"Una mirada atenta a la historia", advierte la COCC, "demuestra que cuando el hombre rompe las leyes de la naturaleza, el final no es feliz para él", y equipara las consecuencias de la ideología de género a las del cambio climático.

Más adelante los obispos sostuvieron que "la aceptación tácita de la ideología de género en algo tan importante como un código que regula la vida familiar abriría el espacio para que, en otros ámbitos, como por ejemplo, la escuela, se adoctrine a los hijos, sin el consentimiento de los padres, en ideas y posturas que se contraponen a aquellas que los padres, en conciencia, son las que quieren que asimilen sus hijos, porque son las que ellos sostienen en virtud de su formación humana y las legítimas tradiciones culturales y concepciones religiosas".

"Contradicciones" y "elementos subjetivos"

En línea generales, los clérigos cuestionaron los conceptos reformistas del Código, como “gestación solidaria”, la “filiación asistida”, la adopción, la “responsabilidad parental” y la “autonomía progresiva del menor”. "Dentro de un contexto ideológico", afirmaron, "crea suspicacias y ambigüedades que debilitan el otro concepto que es la 'patria potestad'".

Según la COCC, estos términos son contradictorios, pues "pareciera que los niños son los que menos cuentan".

"Sostenemos que no existe un derecho a tener un hijo por cualquier vía, sin embargo, todo hijo tiene derecho a tener un papá y una mamá. Y en caso de que la vida y lamentables circunstancias lo hayan impedido, la legislación debería procurarlo, no al revés. Un hijo es una persona, no una cosa ni un capricho", apuntaron.

También clasificaron como "elementos subjetivos" las categorías de "afecto, respeto, felicidad y amor", las que reconocieron "entendidas de innumerables modos en la cultura contemporánea".

"Alguien puede justificar su infidelidad matrimonial, por ejemplo, porque también ama o siente afecto por otra u otras personas: lo que hoy se denomina 'poliamor'. O descuidar a sus hijos o padres ancianos, porque se tiene derecho a ser feliz y nada debería interponerse a ello", reza el mensaje de la COCC.

Nuevamente hay que decir que la palabra "poliamor" no aparece en el anteproyecto.

Los religiosos contrapusieron el ejemplo del "matrimonio cristiano", en el cual "los esposos expresan su amor, afecto y respeto diciéndose recíprocamente que se entregarán y serán fieles 'en las alegrías y las penas, en la salud y en la enfermedad todos los días de la vida'". Según la Conferencia Episcopal, "esa es una manera objetiva, no solo subjetiva, de expresar el amor".

A pesar de esto, los representantes de la Iglesia Católica en Cuba alegan que en sus "templos siempre han estado y estarán las madres solteras con sus hijos, los abuelos que crían y cuidan al nieto, los que nunca se han casado y han tenido disímiles experiencias afectivas y sexuales, los solteros, los viudos, los divorciados". "La Iglesia no rechaza a nadie, acompaña y acoge a todos y les propone la vivencia del Evangelio", declararon.

Opiniones, afirmaciones, debate

Los sacerdotes, sin embargo, repudiaron las "opiniones y afirmaciones", emitidas "con desprecio, calificativos denigrantes o burlones" por diversos factores de la sociedad sobre la postura de la Iglesia en lo que atañe al Código.

En este sentido, la COCC exhortó a la participación íntegra de todos los ciudadanos cubanos en el debate de la que en abril próximo podría convertirse en ley, cuando llegue a sus instancias finales la discusión de una veintena de anteproyectos del cronograma legislativo de la isla en 2022.

"Cuando se dice todo el pueblo, no se entiende una parte del mismo o la parte que tiene acceso a los medios de comunicación y puede hacerse oír más fuerte o seguido, sino que todos debemos participar y escucharnos con respeto", afirmaron.

Por último, los obispos proponen que para el referéndum previsto, "se sometieran a aprobación popular los artículos o capítulos por separado, y no el conjunto del Proyecto como totalidad". Según los religiosos, esto "permitiría resaltar las grandes coincidencias que se encuentran en los aspectos positivos; y probablemente eliminar, matizar y mejorar aquellos que tanta preocupación y perplejidad suscitan en una parte considerable del pueblo".

El pronunciamiento de la COCC era un momento esperado por la sociedad civil cubana, no sólo por su condición como líderes de opinión, sino por los tópicos que trata el Código de las Familias y el interés central de la Iglesia Católica por lo que entienden como el núcleo de la sociedad.

Además de Aranguren Hecheverría, la Conferencia actual está compuesta por los arzobispos Juan de la Caridad García Rodríguez (cardenal de San Cristóbal de la Habana), Dionisio Guillermo García Ibáñez (Santiago de Cuba) y Wildredo Pino Estévez (Camagüey), así como por los obispos Juan Gabriel Díaz Ruiz (Ciego de Ávila), Domingo Oropesa Lorente (Cienfuegos), Silvano Herminio Pedroso Montalvo (Guantánamo-Baracoa), Marcos Pirán Gómez (obispo auxiliar de Holguín), Manuel Hilario de Céspedes y García Menocal (Matanzas), Juan de Dios Hernández Ruiz (Pinar del Río), Marcelo Arturo González Amador (Santa Clara) y Álvaro Julio Beyra Luarca (Santísimo Salvador de Bayamo-Manzanillo).

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