El humorista cubano Ulises Toirac criticó en sus redes sociales la vida opulenta de figuras como Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, y Manuel Anido, hijastro del gobernante Miguel Díaz-Canel, quienes han causado polémica en los últimos días por llevar una vida de lujos que contrasta abiertamente con la realidad de la población del país.
En un texto publicado en sus redes sociales, Toirac argumentó que la molestia con estos casos no radica en la envidia ni en “operaciones mediáticas enemigas”, sino en la incoherencia entre la ideología que enarbolan las autoridades y la vida de opulencia que llevan sus descendientes.
“Ese dinero sale del que me roban a mí por miles de vías (y a ti, y al bocadito de helado, y al puestero, y a la anciana que no le alcanza su pensión para comprarse el almuerzo de la primera semana)”, señaló el humorista cubano, conocidos por papeles como el de Chivichana en el programa televisivo “Jura decir la verdad”
“Impunidad para la cúpula”
Toirac denunció que, al igual que en la historia de la antigua Unión Soviética, donde muchos de los grandes millonarios de la Rusia actual amasaron fortunas desde el seno del Partido Comunista, en Cuba se gesta una oligarquía cuyos privilegios provienen de sobornos y el desvío de fondos estatales.
“Ellos no nacieron en cuna de oro. O no debieron nacer, porque el oro de esas cunas sería malhabido: sacado de las arcas del estado para uso personal”, afirmó en la publicación.
El humorista también criticó que en Cuba las leyes se diseñen para castigar cualquier protesta o crítica contra el Gobierno, mientras que las irregularidades cometidas por los altos funcionarios o sus familias permanecen sin consecuencias.
“No se hacen leyes para encausar, investigar y sentenciar a personajes del Gobierno o del Partido… porque, vamos a quitarnos la careta, de donde único pueden salir esos dineros es del robo o del soborno”, sentenció.
Un sistema diseñado para perpetuar el poder
El comediante lamentó que no existan mecanismos legales ni políticos que permitan equilibrar el poder en Cuba, un país donde la crítica está prohibida y se aplica una política de “tierra arrasada” contra cualquier intento de oposición o balance.
“El mismo mecanismo que impide la crítica a decisiones autocráticas y pronunciamientos disparatados restringe la posibilidad de impugnar los preparativos de una oligarquía que nace en el seno de la sociedad”, advirtió.
El comediante concluyó su mensaje con una frase popular que refleja el sentimiento de impotencia ante la impunidad de las élites: “De a Pepe Cojones y sin grasa”. Su denuncia se suma al creciente malestar social que generan las disparidades entre los líderes y sus allegados frente a las difíciles condiciones de vida que enfrenta la mayoría de la población cubana.
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