Era viernes y 30 de abril. Transcurría el sexto día de la huelga de hambre y sed de Luis Manuel Otero Alcántara, y no teníamos certeza de lo que sucedía en el barrio de San Isidro, pues todo intento de llegar a la vivienda del artista era frustrado por las autoridades del régimen. Así sucedió con una docena de activistas que, rechazados por la policía apostada en la calle Damas, decidieron iniciar una protesta pacífica en las inmediaciones de Obispo y Aguacate, en La Habana Vieja. Lo que ocurrió con esos valientes, sentados en el suelo, enlazados en cadena humana, o bien de pie coreando consignas de “Patria y Vida”, como el clímax tras la irrupción de un joven portando un cartel, nunca lo hubiéramos conocido, ni tampoco cuán violenta fue la represión de las fuerzas conjuntas del Ministerio del Interior, presentes en el lugar, de no haber estado arriesgándose allí la joven reportera Mary Karla Ares, quien, celular en mano, mostraba al mundo los hechos.
Pero aquella transmisión en vivo, que en cuestión de minutos se hizo viral en redes sociales, y que provenía, como daba a entender un icono, del Facebook de Mary Karla, no pasó desapercibida para los represores. Primero cautos, pero luego más agresivos, fueron introduciendo uno a uno a los activistas en patrullas y camiones jaulas. Precisamente la directa terminaba cuando la reportera era conducida a uno de estos últimos transportes, destinados, al parecer, a trasladar a prisioneros en una rebelión popular.
Lo que sucedió fue el calvario que hemos podido seguir desde la prensa independiente: el arresto y la apertura de causas judiciales contra al menos seis de los manifestantes. Mary Karla Ares, desde luego, no quedó exenta. Su prisión provisional duró todo el mes de mayo, y en ese período, que transcurrió entre la estación policial de 7ma y 62, en Playa y la cárcel para mujeres El Guatao, fue sometida a constantes interrogatorios de la Seguridad del Estado. Con varios padecimientos acarreados desde la infancia, su salud se deterioró en prisión y en un primer momento las autoridades se negaron a brindarle asistencia médica, aunque luego, en su liberación, las enfermedades serían una de las causas —además de “ser mujer”— por las que le permitieron aguardar el proceso judicial por los presuntos delitos de “desacato” y “desorden público”, en casa.
El caso de la reportera de Amanecer Habanero, un medio anidado al Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), fue uno de los más mediáticos de los de Obispo, al recibir el apoyo de instituciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Comité para la Protección de los Periodistas y la Sociedad Interamericana de Prensa. También durante su reclusión fue presentado un recurso de habeas corpus en favor suyo, desestimado por los tribunales.
En una celda, teniendo por cama al piso, la joven cumplió, el 11 de mayo, sus 29 años. En redes sociales pudimos ver el dolor de sus padres, Carlos y Marisol, ante la injusta situación de su hija, una “promesa del periodismo ciudadano”, y “maestra en la constancia y el coraje”, al decir de Martha Liset Sánchez Solís, directora del medio de comunicación comunitario del ICLEP Cocodrilo Callejero. Autodidacta, Mary Karla destaca por el orden de sus reportajes y el broche de oro de sus entrevistas. Quizás la constancia le venga por practicar el tenis de campo en una etapa de su vida. El coraje, ya lo vimos, la llevó a ser una de las personas más libres de Cuba el pasado 30 de abril.
Recuperándose en casa, le hicimos esta breve entrevista que accedió a contestar con una amabilidad en la que también sobresale.
Mary Karla, miles de personas vieron tu trasmisión en directo que mostró al mundo lo que sucedía en Obispo. ¿Podrías contarnos qué te llevó a este reportaje, que muchos consideran de lo más valiente y completo de ese género periodístico en Cuba en los últimos años?
Ese día, en la mañana, me reuní con el director de Amanecer Habanero; tuvimos una reunión de política editorial y ahí se me asignó dar cobertura a esta manifestación pacífica, en apoyo a una de las figuras más visibles del Movimiento San Isidro, Luis Manuel Otero Alcántara; en apoyo a la demanda que estaba haciendo por la devolución e indemnización de sus obras, por el cese del cerco policial y de la represión contra la libertad de creación artística, por la cual estaba llevando a cabo esa huelga de hambre y sed. Era una manifestación en solidaridad con una persona con mucha luz y grandes ideas para una Cuba nueva y democrática. Le fui a dar cobertura a esta noticia porque necesitaba más que todo que el mundo conociera cuántas personas apoyaban estas ideas, el sentir de aquellos cubanos que abogan por un cambio.
Tengo que confesarte que una de mis mayores satisfacciones, a pesar de estos oscuros meses, ha sido el descubrimiento, a través de ti, de Amanecer Habanero, una revista con siete años de creada y más de 165 ediciones en formato pdf, en la que muchos de sus colaboradores se identifican como “Cubano de a pie” o “Periodista Ciudadano”. ¿Crees que el periodismo es un deber y una consecuencia cívica? ¿Cómo ha sido tu experiencia en un medio como este?
El periodismo para mí ante todo es un deber. Es el deber de decir la verdad, anteponiéndola a cualquier otra consideración y recordando siempre que la mentira no es noticia. Es el deber de ser tan objetivo como un espejo plano, y esto a su vez trae consigo esa consecuencia cívica de cumplir como ciudadano, contribuyendo al bienestar de la comunidad, algo que todas las personas deberían conocer, preservar y poner en práctica en su vida cotidiana. Considero que esto es hacer periodismo independiente, o ciudadano, como lo llamamos en el medio comunitario para el que escribo. Siempre teniendo en cuenta el estricto control que mantiene el gobierno sobre el internet y los medios de comunicación.
Amanecer Habanero me dio la posibilidad de dar rienda suelta a mi imaginación, de escribir, de expresarme, y el deber con mi trabajo de promover los mejores valores nacionales, el cabal conocimiento de las leyes y el perfeccionamiento constante de nuestra sociedad.
He leído tu magnífica crónica sobre la protesta de los animalistas frente al Ministerio de Agricultura. Tú misma eres defensora de la causa de los animales. ¿Qué crees de esa al parecer sempiterna disyuntiva que coloca al periodista entre la neutralidad y la militancia en cuestiones sociales o políticas? ¿Tomar partido o atenerse a los hechos sin juzgarlos? ¿Qué piensa Mary Karla Ares?
Lo primero que aprendí en este mundo del periodismo independiente fue la delgada línea que existe entre tomar partido o atenerse a los hechos sin juzgarlos. Y fue algo de lo que más me chocó. Ese peso de la neutralidad periodística, en un contexto político como este para mí resulta casi imposible. Esta idea de que los medios tienen que ser objetivos, viene del prejuicio de que existe una única visión de los hechos. Entonces, partiendo de que la noticia es una construcción del periodista, y la actualidad política son construcciones conformes a una serie de valores, veo lógico que no podamos ser neutrales. Para mí se trata de algo propio de todo sistema democrático, y desde luego lo ideal serían medios con múltiples opiniones.
Muchos en Cuba y en el extranjero hemos seguido de cerca el caso que el régimen quiere construir en tu contra, haciendo uso de una de sus habituales tácticas de represión. Las causas ya las sabemos, y es muy probable que en este punto los pesquisidores de la Seguridad del Estado ya hayan leído tus incisivos artículos en Amanecer Habanero. Entrevistas a Luis Manuel Otero Alcántara y a Manuel Cuesta Morúa, el citado testimonio de la protesta animalista y Los muertos de Soberana, sobre la actual crisis sanitaria que atraviesa el país, son algunos de esos trabajos en este año. ¿Puedes decirnos si en los interrogatorios a los que fuiste sometida se hizo alusión a ellos? Alguna anécdota de esos días infames...
Muchos de los interrogatorios a los que fui sometida hacían alusión a mi trabajo, sí. A pesar de ser corto mi tiempo de colaboración con Amanecer…, ellos estaban bien informados de lo que hacía, y su mayor interés era cambiar la manera del enfoque de mis publicaciones. Me dijeron en alguna ocasión que, si yo amaba tanto a mi país, “¿cómo podía escribir cosas feas de Cuba?”. Y mi respuesta fue que yo jamás escribiría nada feo sobre Cuba, pero sí sobre quien la pisotea y la hunde. Para mí escribir es una terapia que libera emociones. Escribir sobre Cuba y sus dolencias es como un mecanismo para ahondar en las emociones. Yo amo a mi país, pero amo a un país libre, un país donde una persona que se identifique con mis sentimientos tenga la oportunidad de leer un medio independiente como en el que escribo.
Durante el tiempo que estuviste en prisión, la cobertura del ICLEP nos mantuvo al tanto de cuanto sucedía contigo. ¿Cómo es trabajar bajo el amparo de una organización como esta, que ya agrupa a varios medios de noticias en la isla?
ICLEP es para mí una familia. Es la familia encargada de hacer visible el trabajo de periodistas cubanos, y conectarlo con las diferentes redes de comunicación del mundo libre, para, entre otras razones, brindarles apoyo moral, espiritual, y protegerlos de la represión del gobierno cubano.
Cada uno de los que trabajamos para ICLEP somos importantes, cada uno es la pieza de un rompecabezas. Creo que es lo que ha llevado a ICLEP a permanecer haciendo el trabajo que hace por varios años. Trabajar bajo el amparo de personas con mucho conocimiento me da tranquilidad. Son también quienes me enseñaron lo que sé hasta hoy, y sabía que nunca me iban a abandonar, siempre iban a dar cobertura a todo lo que ocurriera conmigo. Sabía que siempre iban a estar allí.
“Cuba en plural es posible”, “Quizás sea solución el diálogo cuando los caminos se oscurecen y se traban”, son dos frases extraídas de uno de tus artículos. Ahora que transcurre una especie de segunda Primavera Negra en Cuba, y con los caminos más trabados que nunca, ¿sigues creyendo lo mismo? ¿Cuánto crees que aporta el periodismo independiente a ese posible diálogo?
Sí, sigo creyendo en la posibilidad de una Cuba plural, sigo creyendo en la democratización del estado, y hoy más que nunca en que la solución pudiera sí, ser el diálogo. Ahora que transcurre una segunda Primavera Negra en Cuba considero que el diálogo no se debe basar en negociar como tal un acuerdo de la noche a la mañana. Creo que el objetivo está en dialogar como un proceso incluyente, que implica aprender no solo a conversar, sino a lanzar esta información pública en campañas de concientización a través de los medios, para lo que el periodismo independiente aportaría muchísimo, de forma que la gente conozca los resultados positivos de este diálogo y también aprendan más sobre los asuntos que nos afectan.
La noticia de tu excarcelación fue sucedida por la de la alta médica de Luis Manuel Otero Alcántara, un día después. No puedo dejar de evocar tu trabajo El aire es enemigo de los arrepentidos, en el que terminas preguntando a Luis Manuel sobre el futuro de Cuba. Entonces, Mary Karla, ¿cómo ves el futuro de esta nación?
Como diría Luis Manuel Otero Alcántara, creo que el futuro de Cuba es un futuro ya presente. Somos una nación que se encuentra ahora mismo en este proceso de cambio. Somos nosotros los cubanos ese cambio, ese futuro. Es cada persona que tome un minuto de su vida para educarse cívicamente, en pos de una nueva Cuba. Y sí, veo un país en muy poco tiempo libre, plural, democrático, próspero, porque como bien mencioné ya una vez, “cuando se va a la cima, se va por todo”, y no existe otro futuro para Cuba que no sea este, un futuro “con todos y para el bien de todos”, como diría nuestro Apóstol.