Los datos más recientes publicados por el Gobierno de Estados Unidos confirman la gravedad de la crisis migratoria que enfrenta Cuba en los últimos años: más de 850.000 cubanos han emigrado desde 2022, lo que equivale casi al 18% de la población.
Según un informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), más de medio millón de cubanos llegaron a ese país entre octubre de 2021 y septiembre de 2023. Solo entre octubre y agosto del propio 2023, otros 208.000 solicitaron asilo a las autoridades norteamericanas, sin contar a los más de 100.000 que se beneficiaron del parole durante ese año.
Se trata de la mayor ola migratoria en la historia cubana, motivada tanto por las carencias materiales que enfrentan los habitantes de la isla, como por la falta de libertades y la represión intensificada desde julio de 2021, cuando decenas de miles de cubanos salieron a las calles en las mayores protestas sociales desde enero de 1959.
A consecuencia de esta enorme migración, el pasado viernes 27 de septiembre, el Departamento de Estado anunció la exclusión de Cuba de la lista de países que pueden optar por el Programa de Visas de Diversidad para el año 2026. El “bombo”, como se conoce popularmente a este programa, beneficia a países con bajas tasas de inmigración, y al menos desde 2021 la cantidad de cubanos que ha ingresado a territorio estadounidense es muy superior a la cifra máxima de 50.000 migrantes anuales.
Aunque el Estado cubano no reconoce la gravedad de la actual crisis migratoria e intenta ocultarla con estadísticas amañadas, lo cierto es la población cubana se calcula hoy en unos 8,62 millones de personas, un 18% menos de lo que fue en 2020. Eso y la reducida tasa de fertilidad del país, apuntan a un serio problema demográfico que será difícil de revertir dada la terrible situación económica de la isla.