Un nuevo apagón masivo sumió a Cuba en la oscuridad la noche del viernes 14 de marzo de 2025, en lo que representa el cuarto colapso del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en los últimos meses. La interrupción dejó sin servicio eléctrico a millones de personas en varias provincias del país, incluida La Habana, donde las calles permanecieron oscuras y vacías durante la madrugada. Las únicas luces visibles procedían de los hoteles que cuentan con generadores propios.
De acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas de Cuba, el evento se produjo alrededor de las 20:15 horas locales tras una avería en la subestación Diezmero, situada en las afueras de la capital. Esta falla provocó una pérdida significativa de generación eléctrica en el occidente del país y derivó en la desconexión total del SEN.
A través de su cuenta en la red social X, el Ministerio afirmó que "se está trabajando en el proceso de recuperación", aunque este sábado la situación no se ha resuelto en varias provincias del país. Reportes ciudadanos en redes sociales indican que el apagón afectó también a Guantánamo, Santiago de Cuba, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Holguín, Las Tunas y otras localidades.
El director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, Lázaro Guerra Hernández, explicó a la prensa estatal que la causa exacta del apagón aún está en investigación. No obstante, señaló que, de manera preliminar, se asocia a la avería en la subestación de Diezmero. El funcionario detalló que se han conformado “microsistemas en varios puntos del país”, lo que ha permitido restablecer el servicio de manera parcial en algunas zonas.
En un comunicado posterior, el Ministerio informó que varias unidades de generación comenzaron a sincronizarse y fortalecieron estos microsistemas. Sin embargo, durante el horario pico del viernes, las afectaciones por déficit en la capacidad de generación superaron los 1.300 megavatios, lo que representa más del 40% del sistema eléctrico nacional.
El colapso reiterado de la red eléctrica
Este evento se suma a una serie de desconexiones generalizadas que han puesto en evidencia la fragilidad de la red eléctrica cubana. Solo en los últimos meses de 2024, Cuba sufrió tres apagones similares. El más reciente, ocurrido en diciembre, se produjo tras la paralización de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas y considerada la mayor generadora del país.
Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, describió recientemente el estado del sector energético cubano como "totalmente colapsado". Según Piñón, todas las plantas termoeléctricas en operación son "almendrones que se rompen por lo menos una vez a la semana", en alusión a la obsolescencia de las instalaciones que, en su mayoría, superan los 30 años de funcionamiento continuo sin el debido mantenimiento.
Infraestructura al borde del colapso
Los cortes de electricidad en la isla tienen raíces profundas en la escasez crónica de combustible, la falta de piezas de repuesto y el envejecimiento de una infraestructura que ha recibido escasas inversiones en las últimas décadas. A ello se suman las dificultades para importar insumos en gran medida por la falta de divisas.
En la actualidad, más de la mitad de la electricidad que se consume en Cuba se genera en plantas termoeléctricas alimentadas por crudo nacional de baja calidad o por diésel importado. Ambas fuentes presentan elevados costos operativos y riesgos de averías constantes. Las consecuencias de esta dependencia se reflejan en los prolongados y frecuentes apagones que afectan tanto a zonas urbanas como rurales, impactando en sectores clave como la salud, el comercio y la producción alimentaria.
Los apagones se han convertido en un catalizador del malestar social en Cuba. En 2021, 2022 y 2024, cortes prolongados de electricidad fueron el detonante de manifestaciones ciudadanas.
En respuesta a la crisis, las autoridades han anunciado un plan de instalación de parques fotovoltaicos, con la promesa de que decenas de ellos estarán operativos antes de finalizar el año. Sin embargo, los expertos advierten que estos proyectos no resolverán a corto plazo la precariedad del sistema eléctrico cubano.
Los apagones se han convertido en un catalizador del malestar social en Cuba. En 2021, 2022 y 2024, cortes prolongados de electricidad fueron el detonante de manifestaciones ciudadanas que derivaron en protestas contra el régimen. La actual crisis energética amenaza con reavivar ese descontento, en un contexto de aguda crisis económica, desabastecimiento de alimentos y deterioro de los servicios públicos.
Los condiciones de vida de los cubanos se agravan cada vez más con la reiteración de estos apagones ya que en la mayoría del país la electricidad es imprescindible para tareas básicas como la cocción de alimentos o el bombeo de agua.
La embajada de EE.UU. advierte a sus ciudadanos
Ante la magnitud del apagón, la embajada de Estados Unidos en La Habana emitió este sábado 15 de marzo una alerta de seguridad para sus ciudadanos. En el comunicado, publicado en su página de Facebook, la sede diplomática advierte que la red eléctrica cubana es "cada vez más inestable" y señala que desde octubre de 2024 se han registrado múltiples cortes de energía, tanto programados como imprevistos, afectando a la población y a sectores estratégicos.
La embajada insta a los ciudadanos estadounidenses en la isla a planificar de acuerdo a la situación y pone a disposición canales de contacto para emergencias: el teléfono +(53) (7) 839-4100 y el correo acshavana@state.gov.
El servicio eléctrico aún no se había restablecido este sábado por completo en toda la isla, y las comunicaciones por internet y telefonía móvil seguían presentando dificultades.
Mientras tanto, los cubanos continúan lidiando con apagones prolongados que afectan su vida diaria. Las promesas oficiales de diversificar la matriz energética con fuentes renovables se enfrentan a desafíos logísticos y financieros considerables. La falta de confianza de los inversores extranjeros en un contexto político y económico incierto también limita las posibilidades de obtener los recursos necesarios para modernizar el sistema eléctrico.
El cuarto colapso del SEN en pocos meses reafirma la vulnerabilidad de la red eléctrica cubana, un problema que trasciende esta coyuntura y que requiere soluciones estructurales y sostenibles a largo plazo.
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