El preso político cubano Yan Carlos González González recibe el último adiós de familiares y amigos en el cementerio de Manacas, en la provincia de Villa Clara, Cuba, tras más de dos meses en huelga de hambre. Durante este tiempo, Yan Carlos protestó contra la injusticia de una acusación infundada que lo señalaba de cometer un sabotaje: haber incendiado un cañaveral, pero sin pruebas ni testigos que lo vincularan al delito.
Se cosió los ojos y la boca, en señal de protesta. A pesar de las condiciones extremas en las que se encontraba, su huelga de hambre fue ignorada por las autoridades, quienes no le brindaron la atención médica necesaria. Fue detenido en mayo de 2024 y, aunque luchó por su libertad y justicia, hasta que falleció el 7 de julio de 2025, sin que su caso fuera revisado ni reconocido por el sistema judicial cubano. El día del sepelio, familiares y amigos recuerdan a Yan Carlos, quien había dejado claro: "Si yo lo hice, me muero cumpliendo. Pero si no lo hice, me voy con los pies por delante de esta prisión." Su esposa, Elena Pérez, denunció que su esposo fue convertido en un preso político por el régimen cubano.