Este es el momento emotivo en que Tal Kuperstein, un padre judío que quedó en silla de ruedas tras un accidente y luego sufrió un derrame cerebral, logra ponerse de pie para recibir a su hijo Bar, uno de los últimos rehenes israelíes liberados por Hamás después de una larga espera.
Durante dos años, Kuperstein dedicó todo su esfuerzo a la rehabilitación, con la esperanza de poder cumplir la promesa que había hecho: levantarse para recibir a su hijo cuando este volviera a casa. Aunque su estado físico hacía parecer imposible ese deseo, nunca perdió la fe. En su silla de ruedas, participó en actos públicos y encuentros de familiares de rehenes para mantener viva la causa de quienes seguían en manos de Hamás.
Bar, su joven hijo, permaneció secuestrado un total de 738 días en los túneles de Gaza.