Hace nueve años tuve la primera referencia de Ulises. Mi novia Marcela y él sostenían una divertida videollamada, y de allá hasta la fecha el anecdotario sobre mi entrevistado comenzó a crecer como el fermento de la levadura. Al transcurrir tantos años, desde que se conocieron durante la adolescencia en su natal Holguín, y luego de estudiar juntos en la Escuela Nacional de Arte, en La Habana, los derroteros de ambos se separaron en algún punto de la juventud, tomando rumbos muy diferentes.
Acogió su trabajo como actor en cuanto se graduó, pero la vida lo llevó a exiliarse en la orilla del frente, descubriendo una razón plena para vivir: La Asistencia Social. Además de una comunicación regular, las redes sociales me han facilitado el camino para seguirle la pista y articular un guion para este encuentro. Recién instalado en Estados Unidos comenzó a trabajar con instituciones de beneficencia, tales como la Alianza de Los Ángeles para la Vivienda y la Sanación, las Caridades Católicas de Houston, y otras tantas. Entre la asimilación a un nuevo espacio social y la nostalgia extirpada por razones mayores, sus pasos han estado marcados por motivaciones cívicas.
Si me fuera a guiar solo por las referencias de Marcela, cualquiera diría que estoy conectando con la persona equivocada. Ella guarda muy buenos recuerdos de cuando se formaron juntos en nivel medio de Artes Escénicas. Pero, hurgando en tus publicaciones digitales, descubro a un ser humano entregado a las causas más esenciales de las que podamos requerir en nuestra esencia civilizatoria.
Del teatro al trabajo social
¿Cómo se produce ese desplazamiento del teatro al trabajo social, aun sin ser excluyentes estas prácticas? ¿Renunciaste definitivamente a las tablas?
"Marcela es una amiga de la niñez con la cual comparto lindas experiencias. A ella fue a una de las primeras niñas que vi actuar con otro amigo en el teatro. Dramatizaban Las aceitunas. Eso nunca uno lo olvida. Y de las tablas…, no se puede renunciar tan fácilmente a cosas que te dan placer. He aprendido a llevarlas a la practica en mi vida cotidiana. Me brindó sensibilidad. Saber estar frente a personas y sentirte solo es lo que he conservado. Y hablo de verme desde los ojos del mundo, ese momento de energía es bonito. Y aun lo siento placentero.
"Un día me vi traduciendo en una oficina que ayudaba a refugiados, había ido con un amigo a acompañarlo. Recién él llegaba de Cuba. Yo estaba buscando trabajo y me propuse como voluntario. Creo que fue cuando empecé a tener una carrera con la que me sentí afín, la carrera social".
Ulises Peña sobre su paso por el teatro: "Fui un buen alumno en la especialidad, pero estaba inconforme"
¿Cómo transcurrieron esos años desde que experimentaste curiosidad por el teatro hasta que te graduaste?
"Fueron años rebeldes, yo mismo me construí un camino que desconocía, pero de alguna manera intuía que era positivo por donde iba. Madurar lejos de tu propia familia es arriesgado y peligroso. Pero yo quería salir, me apretaba Holguín, mi ciudad. He sentido muchas veces la necesidad de escape. Fui un buen alumno en la especialidad, pero estaba inconforme con algunas reglas y limitaciones de la beca donde estaba. Me botaron varias veces por inmadureces y tonterías. Tuve excelentes maestros, pero no muy buenos guías. Esa época me dejó buenos amigos. Me dejó conocidos para bien y para mal".
¿Incursionaste en la escena cubana después de graduarte?
"Sí, con Argos Teatro hice el travesti de ´Chamaco´, la florista, como me dice un amigo. Y fue un momento bonito en mi vida porque ser parte de Argos Teatro, y estrenar en el noveno piso del Teatro Nacional en el 2005, era lo que quería. El noveno piso era mi lugar favorito de La Habana. Incursionar en el teatro en esos momentos fue uno de mis recuerdos más lindos. Estaba rodeado de gente hermosa y aprendí de ellos.
Un emigrado cubano en Estados Unidos
Me decías algo que no es habitual en un emigrado cubano, y es que, al formularte la pregunta, no debería cuestionarte por qué te fuiste de Cuba, sino por qué te quedaste en EE.UU. ¿Qué hay detrás de esa decisión?
Ulises Peña: "En la sociedad norteamericana supe valorar mi sacrificio y respetar el de los otros"
"Es exactamente esto: experimentar la sana acción de abrirle la puerta a personas mayores, a mujeres embarazadas. Darles el paso a ellos primero. Ser gentil dando los buenos días y las gracias, sonreír en los establecimientos públicos, en los lugares donde vas a comprar agua, comida o lo que sea. Eso para mí es buscar la esencia cívica de la vida. Si en ese trayecto cotidiano no hay una sonrisa de ida y vuelta, unas gracias o un por favor, simples palabras mágicas, entonces esa sociedad no es funcional. Aquí encontré esas cosas y por eso decidí quedarme. En la sociedad norteamericana supe valorar mi sacrificio y respetar el de los otros. Civismo. Cada vez que regresaba a Cuba notaba más esa diferencia, y daba las gracias por haber renunciado a ese pasado.
"El 28 de septiembre, día de celebración de los CDR, es una fecha que me remonta a las pencas de palmas amarradas a los postes, y a los muchachos como yo corriendo en los barrios mientras toda la ciudad se llenaba de humo por la caldosa colectiva. Aquellas fiestas en mi cuadra de alguna manera terminaban en una pelea. Recuerdo mi último 28 de septiembre en Cuba, cuando vivía en Centro Habana, y me dije: ya no volveré a ver una caldosa de CDR, ni este humo en la calle y esos amplificadores de sonido compitiendo con el de la cuadra siguiente. Cuando me fui tuve que nacer nuevamente".
Tomando en consideración que eres también un emigrado, con la vulnerabilidad inicial que ello implica, ¿en qué circunstancias te inicias en las labores humanitarias a las que te dedicas?
"Aquí va mucho de lo personal. Va necesariamente de entender lo que está pasando conmigo en mi propia vida en este momento. Existe una realidad en la que yo pude encontrar la respuesta a la necesidad de ser el ´centro´ en un escenario iluminado. Pero he preferido ser más útil socialmente. Devolverle a este país lo que me da.
Ulises Peña: "Ayudé a refugiados que llegaban desde Somalia, por ejemplo, o desde Nepal. A estas personas tenía que enseñarles básicamente cómo funcionaba una cocina de gas o qué cosa era una manzana"
"Ayudé a refugiados que llegaban desde Somalia, por ejemplo, o desde Nepal. A estas personas tenía que enseñarles básicamente cómo funcionaba una cocina de gas o qué cosa era una manzana. Llegar a este país y convertirme en un emigrante, pero a la vez en alguien que realmente quiere ayudar de una forma socialmente productiva, me ha dado la capacidad de entender esta nación de muchas maneras. Me siento un emigrante, sí, pero no inadaptado. Nunca he sentido la necesidad de ´ser o pertenecer a un lugar´, soy lo que vivo".
¿Qué te llevó a residir en Miami después de vivir en Texas y California tanto tiempo?
"En una sociedad ordenada puedes moverte mientras tengas trabajo. En Miami me ofrecieron trabajar en una oficina de ayuda de vivienda para personas mayores, y acepté. Aunque pareciera loco, extrañaba la playa, las palmas y el calor. Sentía una sensación placentera cuando sudaba o me caía el agua de lluvia en la playa. Eso no lo había experimentado en mucho tiempo. Gracias al apoyo de amigos cercanos y sus concejos pues decidí regresar al Miami de nuestras vidas.
"California y Texas fueron un aprendizaje para mí y lo serán siempre".
El cine nos acerca a realidades que de otro modo resultarían muy difíciles de conocer. Más allá de Nomadland, el filme de Chloé Zhao; de la cinematografía independiente estadounidense y de la de corte social, ¿cómo constatas en la práctica vivencial la “periferia” humana en la sociedad norteamericana?
Ulises Peña: "Llegue a manejar el Roll Roice de Arnold Schwarzenegger siendo vallet parking en un hotel de Waldorf Astoria en Beverly Hills"
"Mi viaje al West fue un tanto a lo Janis Joplin escapando de Texas. Ir de Texas a California, a una ciudad como Los Ángeles, en medio de una rutina nómada, no significaba una ruptura con lo anterior. Fue como en ese diálogo antológico de la película que mencionas: ´nunca un adiós es para siempre´. Llegue a manejar el Roll Roice de Arnold Schwarzenegger siendo vallet parking en un hotel de Waldorf Astoria en Beverly Hills. Paradójicamente, pocos meses después estaba visitando a mis clientes para los que trataba de conseguir su reinserción social. Mis días podían comenzar en el Downtown de Los Angeles, solo para ayudar, para dar, para proveer, y terminar en el tren que iba desde la Estación Central hacia la parada del Valle de San Fernando. En ese recorrido podía ver muchas capas de una sociedad ordenada. Me he sentido nómada en muchos momentos. Tuve la experiencia de atravesar Estados Unidos, ver sus paisajes, y darme tiempo para meditar. Toda periferia se construye a partir del enfoque y vivencia del individuo".
Supongo que, al tratar con un tejido social de extrema vulnerabilidad, debes haber afrontado circunstancias estremecedoras. ¿Recuerdas algunas en particular?
"Definitivamente tengo varias. No es tan simple cuando tienes a una anciana de 80 años en una soledad extrema, viviendo en una casa llena de cucarachas, y esa señora te dice que puede convivir con ellas. Luego le miras los pies, y en su dedo del medio tiene enredado un mechón de su propio cabello que le corta la circulación. Convencerla de llevarla al hospital, y que los médicos decidan que tienen que cortarle el dedo, es una situación difícil, mucho más cuando esa señora te mira a ti para preguntarte si permites que se lo amputen.
"En otra ocasión un niño menor, en un centro para refugiados de la frontera, escribió una carta para otra niña de ese mismo shelter de menores, y yo se la tenía que entregar. Pero al siguiente día a la niña ya la habían puesto a vivir con su familia en Michigan, y al muchacho con otros primos en Mississippi. La carta no se la pude entregar a ninguno y aun la conservo".
Cuba desde la distancia
¿Cómo ves la Cuba actual desde la distancia? ¿Se interponen los recuerdos, la nostalgia?
Ulises Peña: "Conocí en Malibú a unos judíos, nacidos en Cuba, que eran dueños de una hermosa casa frente al Pacifico, y celebraban en ella una fiesta escuchando La Guantanamera"
"Durante este tiempo lejos de Cuba me he encontrado con los que se fueron para nunca regresar. Con ellos he aprendido a salir adelante en este país, aunque muchas veces no quiera escucharles decir el clásico: ´desconecta de Cuba´. Me he encontrado a la que levantó su cuarto en La Víbora y ayudó a su madre a salir de la miseria en la que creció. Conocí en Malibú a unos judíos, nacidos en Cuba, que eran dueños de una hermosa casa frente al Pacifico, y celebraban en ella una fiesta escuchando La Guantanamera. A ninguno de ellos le he preguntado cómo o por qué viven así.
"Pensar en Cuba desde la distancia, a medida que pasa el tiempo, va sanando, aunque el grado de nostalgia varía. Llega un punto en el que tienes que darte cuenta de que no se puede vivir con la mente en un lugar y el cuerpo en otro, porque es infértil. Luego, desde lo más íntimo, veo a esa Cuba y observo como siguen yéndose grandes amigos y tu propia familia. Ves cómo tu país se vuelve fragmentos dispersos. Ahí es cuando me he preocupado, cuando he sentido tristeza con lo que pasa por la falta de empatía y congruencia, por la intolerancia y la ignorancia de sus gobernantes.
Desde tu apreciación, siendo el trabajo que realizas el mejor aliciente que alguien pueda recibir en circunstancias límites, ¿cuál o cuáles podrían ser los caminos para suprimir las abismales diferencias que existen en el mundo a nivel social?
¿Será que la compasión y la toma de conciencia son meras proyecciones utópicas, o insuficientes, para alcanzar una civilización más equilibrada?
"Cuando dices proyecciones utópicas, me gusta. Cada sociedad debería pasar por entender y querer compartir lo que les falta a los otros. No debería violentarse al individuo para asumir posturas, sino que debería llevársele a presenciar el ejemplo de equidad. He vivido en dos sistemas político-económicos. He vivido en el socialismo-comunismo-dictadura en Cuba, y he vivido en el sistema de economía de mercado, ordenado y con reglas.
Ulises Peña: "En el capitalismo hay capas sociales, y ninguna de ellas tiene barreras físicas que le impidan salir de sus límites"
"En el capitalismo hay capas sociales, y ninguna de ellas tiene barreras físicas que le impidan salir de sus límites. Soy un emigrante en los Estados Unidos que ha dado, básicamente, más de 10 años de su vida a un proyecto social, tramitando y traspasando mi gestión a través de esas capas. A mí me gusta aparecer cuando la persona me necesita: familia, amigo, cliente o extraño. He aprendido a minimizar y enfocarme en lo práctico. Enfocar el problema existente. Creo que la compasión es, definitivamente, uno de los más hermosos sentimientos que pudiera ajustar el desenfoque de las sociedades".
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