La serie de contenidos agrupados con el nombre "Para Elisa", son un proyecto editorial de nuestro colaborador Amilkar Feria, quien compendia reseñas periodísticas publicadas por él entre 2008 y 2013. En su mayoría, el contenido se centra en la actividad artístico-pedagógica desarrollada en la Universidad de las Artes (ISA).
Nuestra publicación se hace eco de este acontecimiento editorial en proceso, compartiendo testimonios actualizados de algunos de los protagonistas de sus páginas.
En esta ocasión, Amilkar entrevista al MSc. Kevin Beovides Casas, Profesor de Estética y Arte.
Amilkar Feria: ¿Qué trascendencia tuvo para ti el vínculo pedagógico con el ISA durante los años en que impartiste docencia?
Kevin Beovides: Si tuviera una máquina del tiempo probablemente volvería a los días del ISA. Para mí fue una de las experiencias más enriquecedoras desde el punto de vista espiritual. En el ISA conocí a mi actual esposa, por poner un ejemplo. Suelo decir en broma que empecé siendo profesor y terminé siendo alumno, al punto de graduarme como artista: antes de irme hice una exposición personal y leí un texto como si fuera mi tesis y todo. Es poco probable que hubiera encajado en otro lugar, fue realmente una suerte que justo después de graduarme de la UH aterrizara como profesor del ISA. Cuando llegué estaba creando textos digitales y combinándolos con imágenes y música.
Fue en el ISA donde entendí en qué lugar se situaba mi obra dentro del contexto del arte contemporáneo, y eso me condujo a la creación del proyecto El Diletante Digital. Finalmente, la investigación de los nuevos medios que acompañaba mi práctica se convirtió en mi tesis de maestría. De forma que, tanto desde el punto de vista profesional como afectivo –y un saludo desde aquí a todos los grandes amigos que conocí en aquellas aulas– el ISA ha sido la institución que más me ha marcado.
AF: ¿Cómo ha sido tu recorrido profesional desde que ejerciste como docente en el ISA hasta la actualidad?
KB: Después de salir de Cuba me desconecté del mundo intelectual en gran medida. Aquí en USA me costó mucho reactivar mi carrera, y salvo algunas conferencias en Princeton o en México y alguna que otra exposición, me quedé mayormente fuera del juego. Por un lado, tuve que reinventarme como programador profesional, lo que obviamente requiere tiempo y esfuerzo. Por otra parte, el idioma (aunque hablo decentemente el inglés, lo escribo muy mal) me limita a la hora de dar conferencias y publicar. Simplemente no puedo expresarme en inglés con la misma facilidad con que lo hago en español.
Para colmo, buena parte de mi obra estaba vinculada a la docencia, pues mi principal esfuerzo era el proyecto El Diletante Digital, que se alimentaba de los alumnos y profesores del ISA, y brindaba una galería online y espacio colaborativo para desarrollar las ideas de los artistas. Aunque hubiera podido continuar con este proyecto, visitando Cuba de vez en cuando, era realmente muy difícil para mí, y el costo prohibitivo. De forma que durante algunos años simplemente no hice mucho de nada. Sólo en los últimos 5 años he vuelto a producir consistentemente.