"Comencé a respirar arte, a hacer amigos, a formarme y a bocetearme como artista, no como restaurador."

“El Arte es una forma de SOCIALIZACIÓN, y es precisamente esa singular forma de socialización la que permite edificar una comunidad cuestionadora”.

"Desde la nostalgia, añoro las clases de especialidad, las discusiones públicas sobre las obras de cada uno, ese formato abierto y circular."

“Cuando cursé formalmente en el ISA trabajaba en la semana y las clases eran generalmente muy deprimentes”.

"Lo que yo recordaba de estudiar en las anteriores escuelas (primaria, secundaria) como algo obstinante, desapareció con el ISA."

“Como argentina viviendo en Cuba, fue un privilegio formar parte de una comunidad que me alojó como a una más”.

"En la academia me sentí útil. Ganarme el respeto y hacer crecer a mis estudiantes, humana y artísticamente, fue parte de mi día a día."

"Mi vida entera ya nunca más fue igual desde que decidí involucrarme en acciones de reivindicación social en mi país."

"Si no me hubiera ido sé que me hubieran botado por razones políticas, pero preferí irme y guardarme los buenos recuerdos."

"Después de salir de Cuba me desconecté del mundo intelectual en gran medida. Aquí en USA me costó mucho reactivar mi carrera."

"Hoy continúo pensando y escribiendo proyectos nuevos, que quizá me lleven a trabajar con objetos, la escultura y a retomar el performance."

“Las Escuelas de Artes son espacios que modelan interiormente al estudiante. Le remueven concepciones y le llevan a florecer de alguna manera”.

“Después de terminar la etapa en el ISA, la vida continúa, uno debe seguir en la lucha, persiguiendo sus sueños”.

"En esa etapa de estudiante universitario, entre 2009 y 2014, es donde mayor libertad he experimentado en mis casi 40 años de vida".

“Mi vínculo pedagógico en el ISA fue bueno, sobre todo para mi metodología de trabajo, encontrando motivaciones e inquietudes en el medio artístico”.

"Después de graduarme, todavía hoy, estoy aprendiendo a conjugar el verbo vender".