¿Por qué el Moncada?
A las ocho y media de la mañana, el secretario municipal del PCC se hallaba en su oficina. Era martes y había llegado tan temprano porque una voz amiga le dijo que estuviera atento a una llamada urgente del secretario del PCC en la provincia.
—Oigo —dijo cuando todavía no había terminado de levantar el auricular.
—Buenos días, Gonzalo —dijo la voz que constituía la llamada urgente.
—¿Qué se cuenta, Frank? ¿Y esta llamada tan temprano?
—¡Oye, hay pincha fuerte y de cuidado! Tú sabes que nos quieren entregar la sede para el acto central por el 26 de julio, pero tenemos que demostrar que además de merecerla, podemos prepararla con eficacia y profesionalidad…
—¡Correcto! —interrumpió algo extraviado Gonzalo—, pero la sede es la capital provincial. ¿Qué puede significar este municipio humilde metido en medio del campo?
—¡Mucho, muchísimo! —respondió Frank con absoluto énfasis—. Faltan cuatro meses, pero nos van a estar midiendo desde ahora: todo cuanto hagamos será decisivo. A ti, por ejemplo, te toca preparar una ”tribuna abierta” para dentro de tres semanas. Te advierto que no es cualquier tribuna abierta. Para esa tendrás que apoyarte en los compañeros del ministerio de Cultura en el municipio y, si hace falta, me dices para movilizar a los artistas de la provincia. Ahora bien, si se hace con los recursos humanos del municipio, se verá mejor.
—¡Oye, ¿qué clase de tarea me estás dando?! —preguntó Gonzalo sin esconder el malestar que lo embargaba, pero Frank fue aún más enfático:
—Lo sé, pero no hay de otra. Así que vístete de largo, porque esto hay que sacarlo. Te digo más: a la tribuna abierta van a asistir los secretarios del Partido de los municipios aledaños y algunos funcionarios del departamento ideológico del Comité Central…
—¡¿Hasta ahí llega la cosa?!
—Sí, de manera que aprieta las tuercas. Y ten presente: el tema es el Moncada, o sea, el asalto y la vigencia revolucionaria del suceso histórico. Te lo digo para que ni te pase por la cabeza poner a recitar a niños de primaria, o a declamar a artistas aficionados de la CTC. ¡Arte, Gonzalo, arte! Busca profesionales para montar un espectáculo sobrio: tipo velada, pero espectáculo. Bueno, eso es todo. Hoy es martes. El lunes próximo, a las diez, tenemos despacho en tu oficina, para chequear avances.
Frank finalizó la llamada y Gonzalo permaneció dos o tres minutos con el auricular en la mano. Como vendaval le llegaron las dificultades para cumplir la tarea en aquel municipio rural, sin profesionales de las artes dramáticas. Aquella localidad perdida en el medio del monte nada más contaba con una peña de cultores de la décima campesina, especializados en la controversia dentro del guateque.
Una hora más tarde, Gonzalo ya tenía algunos nombres de profesionales del universo del teatro dramático, pero todos estaban bien posicionados en La Habana y no había modo de poder implicarlos en la tarea que lo abrumaba, salvo dos que se hallaban precisamente en la capital provincial y sin trabajo. Los dos eran altamente profesionales: uno dramaturgo y el otro actor. El primero estaba tronado; el segundo no hacía mucho había sido dado de alta del Hospital Psiquiátrico de La Habana.
Ni corto, ni perezoso, Gonzalo se comunicó con sus amistades del ministerio de Cultura para averiguar por estos dos artistas y las circunstancias actuales de cada uno. Ese mismo día supo que el dramaturgo, de renombre casi nacional, había sido llevado a la sala penal de lo laboral por corrupción y enriquecimiento ilícito, luego de ser ”sorprendido” en la aduana del aeropuerto ”José Martí” de La Habana, con 232 euros no declarados a las autoridades de la delegación artística cubana en Berlín. El dramaturgo había sido interpelado por los agentes de la policía política cubana en la capital de Alemania, para saber si tenía alguna afectación monetaria, lo cual negó todo el tiempo. ”Porque realmente no tenía problemas”, aseveró en la instrucción del caso.
Pero los agentes testificaron que ellos tenían información corroborada de que el artista había recibido dinero de regalo en fiestas y salidas nocturnas durante todo un mes de temporada teatral entre Berlín, Múnich y Dresde. Eso quiere decir que hubo mucho más dinero recibido y dilapidado en la vida nocturna de esas tres ciudades de la Alemania ya absolutamente Federal. Las autoridades culturales mediaron para que no fuese llevado a juicio, pero no pudieron evitar la defenestración: al dramaturgo le fue prohibido poner sus obras en escena. Vivía de impartir un taller de técnicas actorales en la Casa de la Cultura de uno de los municipios de la capital provincial.
El actor, por su parte, no era conocido en los medios audiovisuales, porque su pasión era el teatro y, por encima de todo, los espectáculos unipersonales. Sobre las tablas había interpretado una galería de personajes de la historia universal. Se desequilibró de los nervios preparándose para interpretar al filósofo francés Louis Althusser. Muy exigente con la preparación de sus personajes, según el método de Stanislavski, para incorporar a Louis Althusser se entrevistó primero con algunos psiquiatras. Después de las entrevistas se las ingenió para que le autorizaran a pasar algunos días en un pabellón de locos de atar: ya incurables, en el Hospital Psiquiátrico de La Habana.
Luego de tanto cabildeo, le permitieron una semana completa de estancia junto a varones trastornados, disfrazados de personajes de la historia universal. Al cabo de ese tiempo, fue necesario ingresarlo en una sala con tratamiento para la ansiedad aguda. Se supo entonces que, en el rigor de incorporar a Althusser, había experimentado cercanía e identificación con un paciente que era reconocido por el resto de los enfermos como ”el general Charles De Gaulle”, presidente de Francia después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. El actor estuvo tres meses ingresado, pues además de la ansiedad aguda se le diagnosticó esquizofrenia paranoide. Mejoró apreciablemente y fue dado de alta para ser remitido a un Hospital de Día, donde vigilarían de cerca su evolución con el objetivo de reincorporarlo a la vida laboral.
—¡Pero, Gonzalo, una semana después lo único que tenemos es un trona'o y un loco! —dijo agraviado y desesperado Frank, en la reunión de chequeo de avances de la tarea.
—¡¿Pero qué otra cosa podemos tener, Frank?! —se defendió Gonzalo—. El resto del potencial artístico de este municipio son los repentistas, a quienes usaremos, pero para el inicio del fragmento artístico de la velada. Con los repentistas y las controversias lo único que saldrá es adrenalina: guapería y doble sentido. Eso no está mal, pero me dijiste que era inteligente procurar un espacio dramatizado para, desde las ideas, recordar por qué el Moncada. Esto es lo que tenemos y hay que aprovecharlo…
Frank se quitó los espejuelos. Se pasó las dos manos por la cara. Miró de frente a Gonzalo y le dijo:
—Sí, ya no tenemos más opciones. ¿En qué condiciones se hallan estos dos?
Gonzalo recuperó el aliento y se dispuso a explicar:
—El dramaturgo está muy resentido por lo que ocurrió: entiende que fueron absolutamente injustos con él. Pero al mismo tiempo le ha gustado esta convocatoria y ya está trabajando en la creación del monólogo. El actor lo que más valora es trabajar con este dramaturgo, quien además será el director de la puesta. Me dijo que conoce bien sus obras y que es muy fácil trabajar con él, pues suele dejar espacio para que los actores aporten a los personajes.
—¿Qué tal está de los nervios este hombre? —preguntó Frank clavando un poco la vista en los ojos de Gonzalo.
—De alta y recuperado.
—Entonces no nos queda más que trabajar. Faltan dos semanas para esa tribuna abierta. Con esta tarea o nos llenamos de gloria, o de mierda.
Gonzalo asintió con un leve movimiento de cabeza, pues sintió la frase como un marcaje, aun cuando sabía que Frank no era un dirigente que dejaba a sus subordinados a la deriva.
A la tribuna abierta asistieron varios funcionarios del departamento ideológico del Comité Central del PCC, unos cuantos secretarios del Partido en municipios limítrofes y algunas autoridades del ministerio de Cultura. Para la ocasión, la televisión nacional garantizó la cobertura con varios periodistas y camarógrafos. El programa contemplaba la presentación de la velada a cargo de un locutor profesional de la radio y la televisión nacionales. Después tuvo lugar un discurso pronunciado por un veterano de la lucha revolucionaria en la clandestinidad. Acto seguido cantaron los decimistas. Finalmente, subió al escenario el actor que protagonizaría el monólogo titulado ¿Por qué el Moncada?.
Posicionado en el escenario, con micrófono sujeto en la cara, el actor lanzó una mirada panorámica al público. Al regresar la vista al frente, comenzó a decir el texto en tono de declamación:
—¡¿Por qué el Moncada?! Porque en Cuba muy pocos vivían bien y era preciso un despertar en el pueblo. ¡¿Por qué el Moncada?! Porque ese despertar sería el preámbulo de la Patria nueva con todos y para el bien de todos: sería la Cuba humilde, por los humildes y para los humildes. ¡¿Por qué el Moncada?! Porque constituiría el programa de la Revolución que ya estaba en el camino del triunfo…
De pronto, el actor quedó mirando al frente, sin pronunciar texto alguno, buscó la cámara de televisión, hizo al mismo tiempo una mueca de extrañamiento y duda: encogió los hombros con los brazos levantados hasta algo más arriba de los codos y, con las manos abiertas y las palmas hacia arriba, exclamó:
—¿Por qué el Moncada?
La señal de televisión fue interrumpida al instante. De inmediato, el actor fue bajado del escenario por dos agentes de la seguridad del Estado. Frank recibió una llamada en su celular para una citación urgente en la sede del Comité Central del Partido, a celebrarse dentro de 72 horas. A Gonzalo no lo convocaron, pero fue destituido de su cargo antes de salir del Acto. Al dramaturgo lo citaron esa misma mañana para una reunión con uno de los viceministros de Cultura. Allí dijo que la representación del último parlamento declamado por el actor no aparece en el guión del monólogo.
Al actor le indicaron que debía acompañar a los dos agentes para una conversación en la sede del ministerio del Interior. Lo interrogaron sin la más mínima demora, para depurar responsabilidades. Ante los investigadores, el actor reconoció haber improvisado, pues le pareció bien hacer una inflexión para, de inmediato, conferirle vigor al tono de la progresión dramática, pero lo interrumpieron groseramente.
Tres meses después, una mañana, Frank y Gonzalo coincidieron en la terminal de vuelos nacionales del aeropuerto “José Martí”. El primero viajaba de regreso a la Isla de la Juventud, adonde lo habían designado como director de Cultura de un complejo turístico para vacacionistas nacionales. El segundo regresaba a Moa, Holguín, donde se hallaba como asesor cultural del oficial de la seguridad del Estado que atiende los proyectos de cultura comunitaria.
Ambos se sorprendieron porque debían permanecer dos años en sus respectivos destinos actuales. Gonzalo le dijo a Frank que el dramaturgo estaba bien: solía escribirle con cierta frecuencia y que en la división de dramatizados de la televisión nacional le habían extendido un contrato como guionista de series policíacas. Del actor se supo que en el mismo hospital psiquiátrico le ofrecieron trabajo como preparador de un grupo de teatro con los pacientes internos y algunos dados de alta, pero con seguimiento por consulta externa.
Valencia, España, abril de 2024.
Glosario de términos estrictamente cubanos que aparecen en el relato
Secretario municipal del PCC: Funcionario que tiene a su cargo el liderazgo del municipio. Sus prerrogativas políticas son mayores que las del intendente (alcalde), en tanto es el máximo representante ideológico en la localidad para la política trazada por el régimen cubano. Esta figura es nombrada en el cargo, o removida de él, única y exclusivamente por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Secretario provincial del PCC: Funcionario que debe ejercer el liderazgo político en la provincia. Sus prerrogativas son mayores que las del gobernador, en tanto es el máximo representante ideológico del régimen a escala provincial. Ostenta, a su vez, poder para condicionar la política en los municipios pertenecientes a la provincia en cuestión. Esta figura es nombrada en el cargo, o removida de él, única y exclusivamente por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Pincha: Es una voz del habla popular cubana. Significa trabajo ("curro" en España, "laburo" en Argentina).
Acto Central por el 26 de julio: El 26 de julio de 1953 tuvo lugar el asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba. Esta acción militar fue organizada y dirigida por Fidel Castro. Aunque constituyó una derrota rápida y absoluta para los asaltantes, la historia oficial en la Cuba posterior a 1959 le ha dado al suceso connotación de despertar nacional. Después del 1 de enero de 1959 se comenzó a hablar del Programa del Moncada, mediante el cual se llevaría a cabo el desarrollo de la nación cubana. De ahí la vigencia conferida al suceso histórico.
Tribuna abierta: Mitin político local, pero organizado para que tuviese connotación de acto nacional, pues las cámaras y micrófonos de la televisión nacional eran desplazados hasta el sitio que el PCC seleccionara con el objetivo de darle cobertura periodística al evento. Las tribunas abiertas se iniciaron en 1998, a raíz de la campaña de propaganda por el regreso a Cuba del niño cubano Elián González, que residía entonces en Miami con su familia paterna luego de que el infante fuera rescatado en alta mar por un pescador estadounidense. El niño, de 5 años de edad, había salido con su madre de las costas matanceras en una expedición ilegal, para cruzar el Estrecho de La Florida. La embarcación zozobró. La madre, antes de morir ahogada, amarró al niño a un objeto flotante y luego quedó a la deriva hasta que fue hallado por un pescador estadounidense.
Departamento ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba: Vela por la divulgación de la política cultural del régimen. Pudiera considerarse la tercera instancia más importante dentro de la sociedad política cubana.
CTC: Central de Trabajadores de Cuba.
Guateque: Fiesta campesina que tiene lugar en pueblos y comunidades pequeñas de Cuba. Es una celebración montuna amenizada por poetas repentistas, esto es, improvisadores de décimas cantadas. En el repentismo es habitual la controversia: cuando dos o más repentistas se enfrascan en una batalla muy singular que gusta por los mensajes de doble sentido (picardía en lo que concierne al ímpetu del hombre macho ante la hembra) y guapería, es decir, hombría exacerbada en el habla popular del cubano. La política cultural del régimen cubano se apoyó en esta forma de versar para realizar propaganda ideológica. Los poetas repentistas se hacen acompañar por una agrupación musical similar a una orquesta, solo que la guitarra y el tres poseen mayor relevancia en la sonoridad. En esta celebración también actúan cantantes que interpretan el son montuno, así como grupos danzarios.
Tronado: Dirigente o trabajador de relevancia institucional que ha sido separado drásticamente de su cargo para ser ubicado, a modo de castigo, en una labor de mucha menor importancia en el ámbito público. El "truene" suele ser una defenestración.
Lucha revolucionaria en la clandestinidad: Modo de combate urbano que surgió en la segunda mitad de la década de 1950 en las ciudades cubanas. Entonces la oposición a la dictadura del general Fulgencio Batista se comenzó a hacer organizadamente: a través de células del Movimiento 26 de julio.