Lester Álvarez. Católico raigal y sin fronteras. Soñador inagotable. Caminante que respira en el laberinto de la ciudad de Camagüey. Nos trae una visualidad de un misticismo que nos recuerda a los poetas españoles San Juan de Cruz y Santa Teresa de Jesús. Sus obras visuales sobre el elemento del fuego, comenzadas a pintar en el año 2020, fueron concebidas como estudios o ensayos poéticos de un profundo enfoque minimal y como aproximaciones para encontrar un abecedario, un lenguaje afín y personal.
Este es un segmento creativo que abarca los últimos 4 años desde su llegada a España, porque los procesos temporales creativos de este artista tienen múltiples aristas y son muy dilatados en el tiempo. En esta serie el elemento del lenguaje más persistente es el de las llamas, las llamas también concebidas como lengua, como expresión de lo inconmensurable.
Nos detendremos, primeramente, en dos pinturas que tienen un vigoroso anclaje en el judeo-cristianismo. Una fue nombrada "Lenguas" y la otra aparece "Sin título". En estas obras, Lester nos remonta a una de las todopoderosas descripciones en el nuevo testamento del Espíritu Santo, donde el evangelista nos narra sobre unas enigmáticas lenguas de fuego que aparecieron encima de las cabezas de los apóstoles y sus discípulos en la fiesta del pentecostés. También se palpa una referencia directa a la zarza ardiente que vio Moisés en la cumbre del monte Horeb o Sinaí. La morfología de estos dos trabajos se repite como un oxímoron, porque el arbusto y los brotes ígneos que brotan de las ramas funcionan a manera de señales que saltan de un lienzo a otro como en un mapa estelar. Estas creaciones participan de una seducción seráfica, encontramos aquí a lo largo de estas piezas destellos como de espíritus que titilan desde el horizonte de un extraño mundo.
"Lester pinta con la paciencia de un orfebre"
Proseguimos con la pintura "Las cigüeñas traen fuego (sueño)" del año 2024. Aquí presenciamos una figuración con connotaciones marcadamente surrealistas. Las cigüeñas en el imaginario popular europeo son las que traen una nueva vida, las que nos traen una esperanza imperecedera. En esta pieza, sin embargo, estas aves son los heraldos de la destrucción. De un incendio de tamaño colosal estos pájaros toman antorchas encendidas y remontan el vuelo hacia un horizonte de adversidad. Esta pieza representa la ruina y el caos sin precedentes que sufre nuestra patria. No hay esperanza de mejoramiento humano, la única salida es emigrar como parias y vivir en el exilio repudiados por un gobierno de una ideología kafkiana y medieval. La tan llevada y traída ¨maldita circunstancia del agua por todas partes¨, de Virgilio Piñera, se respira aquí como una inmensidad irrepetible.
Por último, nos referiremos al "Diario de fuego", realizado entre el 2020 y el 2024. Este es otro estudio experimental que discurre como un río y nos hace partícipes de la manera continua que ocurren los fenómenos a nivel astral. Como en las pinturas panteísticas de Yves Klein a base de combustión se palpa un derrotero de una gran síntesis cosmogónica, lo material y lo inmaterial se imbrican en un nudo inextricable. Sobre un rollo de celuloide de 35 milímetros Lester pintó con la paciencia de un orfebre, fotograma por fotograma una hoguera, el resultado es una película metafísica donde resplandece una llama perpetua. Este ensayo visual resume en un crisol el trabajo de casi media década, donde el artista busca ir al antepasado del cine, a la cuestión arcaica de cómo hacer el cine en un mundo dominado por las inteligencias artificiales y las nuevas tecnologías. Aquí en esta creación procesual la flama es el arquetipo del ser, el ser que viaja hacia sí mismo en el medio del caos y aun así conserva intacta la esencia del origen.
Lester Álvarez es un místico conceptual, aunque para él es muy importante también trabajar en la manualidad o en la artesanía, en el crafts y el saber hacer. En esta zona de su creación interdisciplinaria nos sumerge en un universo visual incandescente, en esta serie podemos visualizar e introducirnos en pensamiento que tiene resonancias y una gran conexión con los postulados de Heráclito de Éfeso. En la filosofía de Heráclito el fuego es increado y primordial, el mundo y todo lo que existe es fuego vivo que perdura para siempre jamás. En la obra visual de Lester el alma es fuego, es como un espíritu celeste que recorre buena parte de sus piezas como un incendio. La serie "El diario de fuego" funciona como una historia del universo, como las llamas que consumen todas las cosas y la vez hacen renacer todas las cosas, es un atrevido discurso que habla tanto del mundo físico como del espiritual. Y a raíz de eso se palpa toda una imaginería como un eterno ciclo que se transforma, como una eterna rueda de fuego que va girando al compás de la eternidad.