La obra musical de los Beatles marcó buena parte de la segunda mitad del siglo XX. La obra del grupo se ha convertido en un símbolo de eterna juventud, un emblema de música inmortal. Si su talento para la composición y la interpretación era de altos quilates, las letras de sus canciones aparecen transidas por una particular poesía, unas veces sutil y evanescente; otras con una fuerza de enorme intensidad. En particular, el tema del amor y el erotismo —habrá que posponer ahora meditar sobre otros— fue una constante en ellos, ya desde su primera época —desde fines de los cincuenta hasta 1966—, de la cual resultan emblema “I love her” y “Yesterday”.
En su disco Please Please me, la primera canción del long playing —¡ah, aquellas portadas, hechas tantas veces de cartón y arte, de información musical y sugerencias misteriosas!—, ya en pleno despliegue del rock y en los inicios del twist, se crea una imagen conmovedora por su sentido del desasimiento, la inermidad. Lennon y McCartney narran un simple flechazo en una fiesta: un joven queda deslumbrado por una frágil muchacha de diecisiete años, la cual, sin embargo, es quien domina al sujeto lírico:
Well, she was just seventeen,
you know what I mean.
And the way she looked
Was way beyond compare.
[Bueno, ella tenía apenas diecisiete,
tú me entiendes.
Y el modo en que ella lucía
era un modo incomparable].
El muchacho, enamorado a primera vista de la adolescente, que no ha salido a bailar aún —, se sugiere que ella no ha empezado a vivir—, se pregunta a sí mismo: “So how could I dance with another. / Oh, when I saw her standing there”. [Entonces cómo podría yo bailar con otra. / Oh, cuando la vi allí de pie]. Su corazón estalla mientras cruza la sala para tomar la mano de la muchacha y bailar: son dos soledades que van a encontrarse… y allí termina exactamente la canción, sin cerrar la historia ni traicionar su misterio. Su título, “I saw her standing there”, subraya el sentido de sugerencias sin explicaciones. La letra logra, pues, que sean los oyentes quienes completen la anécdota.
En ese mismo long-playing, apareció otra canción, “Ask me why”, de Lennon y McCartney, en la cual el tema no es el flechazo ni el amor a punto de ser, sino que se centra en el instante mismo en que el personaje de la canción conquista a su amada: “And it´s true / […] That I should never, never, never be blue” [Y es verdad que no estaré nunca, nunca, nunca melancólico].
Al tema de la juvenil declaración de amor se dedica “Do you want to know a secret?”, donde se traza con gran frescura, pero también con intensidad, la primera imagen del enamorado incapaz de describir ni medir cuánto ama a su muchacha, quien tampoco puede percibir esa pasión en todo su alcance, de modo que el estribillo, de los más famosos del grupo, reza: “You´ll never know how much I really love you / you´ll never know how much I really care” [Nunca sabrás cuánto realmente te amo / nunca sabrás cuánto de verdad me importas]. Luego de estos versos acompañados por breves acordes de guitarra, la melodía cambia y comienza la estructura musical cuerpo de la canción. “Do you want to know a secret?” es una muestra del perfecto ajuste entre los versos y el ritmo melódico de los Beatles, el cual en esta canción de amor se asocia a un impalpable humorismo:
Listen, do you want to know a secret,
Do you promise not to tell?
Let me whisper in your ear,
Say the words you long to hear,
I´m in love with you, oh, oh, oh.
[Atiéndeme, ¿quieres conocer un secreto?,
¿me prometes no decirlo?
Wo, oh, oh, oh, acércate más.
Déjame susurrarlo a tu oído,
decir las palabras que tú añoras oír:
Estoy enamorado de ti, oh, oh, oh]
Las letras del disco siguiente, With the Beatles, resultaron un cambio, que se aleja de la ternura adolescente de Please, please me. Aquí la atmósfera de nostalgia resulta más marcada en las letras, como, por ejemplo, en “It won´t be long”, donde se canta la historia de un joven abandonado por su amada:
Since you left me, I´m so alone.
Now you´re coming, you´re coming on home,
I´ll be good like I know I should.
[Puesto que me dejaste, estoy tan solo.
Ahora tú estás al venir, tú estás al venir a casa.
Estaré bien como sé que puedo estarlo].
La suavidad de la imagen del sueño en “A taste of honey” vuelve a aparecer en una de sus más bellas canciones, “All my loving”, con menos magia y fantasía, pero con igual intensidad. Un enamorado tiene que alejarse temporalmente de su amada. En su ausencia, canta:
I´ll pretend that I´m kissing
The lips I am missing
And hope that my dreams will come true.
And then while I´m away
I´ll write home every day
And I´ll send all my loving to you.
[Aparentaré que estoy besando
los labios que estoy añorando
y espero que mis sueños se hagan realidad.
Y entonces mientras estoy lejos
escribiré a casa todos los días
y te mandaré todo mi amor]
La imagen del enamorado en estas canciones es trazada en términos de una soledad y una nostalgia que conmueven, pero que, al mismo tiempo, son un resorte para atraer la atención de la amada. Esto es muy evidente en “Little child”, ligera como un juego de palabras:
Little child, little child,
Little child, won´t you dance with me?
I´m so sad and lonely,
Baby, take a chance with me.
[Chiquilla, chiquilla,
Chiquilla, ¿no bailarás conmigo?
Estoy tan triste y tan solo,
Nena, aventúrate conmigo]
Esa tristeza no la revela el protagonista de la canción —el término es válido: estas canciones de amor de los Beatles son siempre una historia narrada en la que hay, al menos, dos personajes, es decir, un muchacho y su amada— solo para atraer a una muchacha. Sus letras son, indiscutiblemente, también formas de poesía erótica, enraizada en la cotidianidad de una época en que, de mano con el pop art y otras renovaciones, la expresión lírica hallaba una potente renovación en el verso, pero también en la música.