Estas enseñanzas de Jesucristo tienen hoy toda su vigencia. También en Cuba. El nombre de nuestro país tiene un significado primario: cuba significa recipiente, barril, odre, tonel. El vino nuevo del cambio, la libertad, la democracia, solo cabe en una Cuba nueva. En vano se desgastan los que toman decisiones, los think tanks rusos, los gerentes del cambio fraude, las administraciones foráneas, los viejos y novísimos aliados de la continuidad de lo viejo en Cuba: sin cambiar lo viejo todo invento nuevo fracasará.
Y esa tozudez contra el cambio tiene un alto costo, no solo económico y político sino y, sobre todo, un costo humano, un daño antropológico de difícil, aunque no imposible, sanación. Es el costo de la vida humana de los cubanos que tiene un tiempo limitado e irreversible. El tiempo de vida de los cubanos no puede ser indemnizado, ni devuelto, no tiene marcha atrás.
Los que siguen experimentando lo imposible con seres humanos que tenemos una sola vida en este mundo son responsables de esa pérdida irreparable del tiempo de vida, de la vida, los proyectos, las familias y los sueños, de todos los cubanos. No tener en cuenta que lo que se está jugando es la vida y el tiempo irreparable de los cubanos es una grave irresponsabilidad, es éticamente inaceptable, es un crimen.
La Cuba vieja
Cuba tiene vasijas viejas irreparables, ¿Cuáles son esas Cubas viejas?
Mencionaremos solo algunas adquiridas en estos más de 60 años. Usted irá encontrando otras:
—Unas estructuras económicas que han demostrado durante más de medio siglo su ineficacia. Que son mecanismos de centralización y control total que van contra la naturaleza humana.
—Un sistema político que viola los Derechos Humanos universalmente reconocidos, penaliza la discrepancia y reprime la libertad de conciencia, expresión, reunión, religión.
— Unos modelos de vida de baja catadura moral, con una profunda crisis de valores y una falta de virtudes. Una “cochambre existencial” que no se corresponde con la más elevada herencia de la eticidad de la nación cubana.
—Unos estereotipos que, aunque tengamos otra forma de pensar, seguimos reproduciendo en nuestra existencia cotidiana: la simulación, la delación, la vagancia, el vivir del trabajo de los otros, el no confiar en nadie, “la vida en la sospecha”, etc.
— Unas manías sociales, malas costumbres, por ejemplo, de llamarle “resolver” al robar, del considerar bobo o raro al que quiere ser coherente, el criticar y sospechar del cubano que ha optado por quedarse en este país manteniendo sus propias ideas discrepantes…
Otros muchos criterios de juicio, valores, determinantes, modelos de vida, puntos de interés y estructuras de maldad, pueden ser identificados como muy presentes y determinantes en nuestra vida cotidiana. Creo que los cubanos debemos tomar conciencia de que no se pueden hacer reformas que tengan como recipiente estas estructuras viejas. Ni se pueden adornar con cosméticos del capitalismo o la economía de mercado una vieja y caducada estructura totalitaria. No se puede. Se le ven las costuras y las cicatrices a ese modelo “Frankenstein” que intenta, una y otra vez, envolver con papel de regalo del mercado las viejas estructuras del control total.
Por eso, con frecuencia, experimentamos como si hubiera dos “gobiernos”, o dos “centros de decisión”, o dos administraciones centrales: una que parece que desea un cambio y la otra que vigila, controla, “atiende”, acosa y hasta amenaza al que quiere cambiar de verdad, pacíficamente, para bien de Cuba.
En realidad, opino que no son dos administraciones. Creo que es el macabro experimento de querer presentar un aspecto abierto, transformador, empresarial, interpretado por protagonistas elegidos entre los fieles incondicionales a la vieja estructura… y esto dura hasta que alguno de los elegidos o de los ingenuos se cree la representación e intenta improvisar y enriquecer su papel… Ese es reprimido por dos razones: por intentar saltar el control total y por creerse que es un protagonista de verdad.
Esta representación del absurdo está llegando a su fin, porque el internet y las redes sociales han descorrido para siempre las cortinas del escenario y han dejado al descubierto la parte del guion oculta tras bastidores.
Propuestas: Vinos nuevos en una Cuba nueva
Es importante no quedarnos solo en la denuncia y el lamento infértil. Es necesario proponer las estructuras, modelos y proyectos de vida de una Cuba nueva para que la nación de todos y con todos pueda servir de recipiente y semillero para los vinos nuevos. Propondré solo algunos de esos vinos nuevos refiriéndome a la dimensión personal del ciudadano y a las iniciativas de las organizaciones de la sociedad civil.
Mencionaré también, a medo de ejemplo, odres nuevos, es decir, estructuras, modelos y sistemas nuevos:
Vinos nuevos:
- Vivir, promover y defender la libertad personal y, al mismo tiempo exigir los deberes y responsabilidades que conlleva inseparablemente el ejercicio de todas las libertades.
- Apoyar las verdaderas iniciativas emprendedoras tanto personales como en los grupos de la verdadera sociedad civil.
- Educarnos y ayudar a educar ética y cívicamente a los ciudadanos para que sepamos ejercer todos nuestros derechos personales y asociativos, como el derecho de opinión, de objeción de conciencia, de reunión, de asociación, de movilidad y libertad para viajar, entre otros.
- Ayudar a transformar los modelos de vida, los estereotipos, las manías sociales que hemos descrito arriba de modo que cada cubano pueda ser verdaderamente un vino nuevo para construir una nueva sociedad.
- Sanarnos y ayudar a sanar el daño antropológico que ha debilitado, lesionado o quebrantado las facultades cognitiva, emotiva, volitiva de la persona del cubano y su ejercicio en las dimensiones personal, social y trascendente.
Odres-estructuras nuevas
- Una verdadera reforma política para fomentar una transición pacífica, ágil, estructural y ordenada hacia una democracia de calidad.
- Una verdadera reforma económica que camine unida a la reforma política y que cree las estructuras para una economía social de mercado.
- Una verdadera reforma constitucional y del marco jurídico complementario que favorezca las dos reformas anteriores y no ponga trampas a su desarrollo.
- Una verdadera reforma educativa de modo que la familia, la escuela y la sociedad civil formen una comunidad que transforme el sistema de educación para que enseñe a pensar con independencia, fomente la creatividad y la audacia intelectual y devuelva a la familia sus derechos primarios sobre la educación de sus propios hijos.
- Que las Iglesias y el resto de la sociedad civil cubana cultiven una espiritualidad en los cubanos que nos reconstruya por dentro, que nos provea de una mística-motivación para darle sentido a nuestras vidas y que sea sostén y alimento para la verdadera esperanza.
Vinos nuevos en Cubas nuevas, eso es resucitar. El que propone ya se ha convertido en vino nuevo y los que nos juntamos para proponer ya somos odres nuevos, una Cuba nueva, soñada y reconstruida entre todos sus hijos.
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