En la mañana del lunes 21 de abril falleció en Roma, a la edad de 88 años, el papa Francisco. En un comunicado, la Santa Sede hizo pública la noticia y recordó su pontificado: “Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados”.
Apenas unas horas antes, en la que sería su última aparición, Francisco exhortó a los fieles desde el balcón de la Basílica de San Pedro, a renovar la esperanza y la confianza en los demás, “incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras lejanas, trayendo costumbres, formas de vida e ideas desconocidas. Porque todos somos hijos de Dios”.
Las más de 50 mil personas que asistieron a su último servicio en la Plaza de San Pedro, escucharon sus palabras leídas por un clérico, mientras Francisco saludaba desde su silla de ruedas.
“No puede haber paz sin libertad religiosa, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto a las opiniones de los demás”, añadió en su mensaje, donde hizo un llamado “a todos los que ocupan puestos de responsabilidad política en nuestro mundo para que no cedan a la lógica del miedo, que solo lleva al aislamiento de los demás, sino que utilicen los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y fomentar iniciativas que promuevan el desarrollo”.
Su muerte ocurrió poco después de terminar este evento de cierre de Semana Santa, el más importante del año para los católicos.
El primer papa latinoamericano
Jorge Bergoglio, argentino, fue elegido como Obispo de Roma en marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI. Fue el primer papa latinoamericano y también el primer jesuita en asumir ese cargo. Abogó por la participación de las mujeres en altos puestos de la iglesia y defendió la dignidad de los homosexuales, reconociendo su derecho al matrimonio y a la integración social, al tiempo que insistió en la necesidad de que la iglesia se dedicara con más empeño al servicio de los pobres y los migrantes. Sus ideas no encontraron siempre el apoyo del clero, pero le ganaron el afecto de millones de personas en el mundo.
Al conocerse la noticia de su muerte, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola elogió su carácter afable, que “conquistó el corazón de millones de personas en todo el mundo”; y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, lo recordó como un “hombre de humildad, del lado de los más vulnerables”.
También el presidente argentino, Javier Milei, hizo saber a través de las redes sociales su tristeza por la muerte del Papa: “A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí”, escribió.
Por su parte, el gobierno español ha decretado tres días de luto oficial en homenaje a Francisco. En su mensaje de condolencias, el rey. habló de “su compasión, su preocupación por la unidad de la Iglesia y su incansable compromiso con las causas comunes de todas las personas de fe”; y el presidente Pedro Sánchez destacó el compromiso de Francisco con la paz y la justicia social.
En Cuba, Miguel Díaz-Canel emitió un breve mensaje en X donde afirma: “Lamentamos profundamente el fallecimiento del inolvidable Papa Francisco. Las muestras de afecto y cordial cercanía que transmitió a nuestros compatriotas fueron siempre reciprocadas por los cubanos”.
Francisco reclamó en varias ocasiones la liberación de los presos políticos cubanos e instó al gobierno de la isla a escuchar a su pueblo y evitar la represión a quienes piensan diferente. Su última gestión por la excarcelación de los prisioneros en Cuba condujo, a inicios de 2025, a una liberación parcial y condicionada de cientos de personas que, no obstante, no obtuvieron una libertad real ni fueron reconocidos como prisioneros políticos o de conciencia.