"¡El arte nos salva y nos conecta!", dice Anamely Ramos en una nota desde la página en Facebook de Luis Manuel Otero Alcántara, en la que se muestra como el artista y activista sigue creando a pesar de su delicado estado de salud en prisión.
Detenido desde el pasado 11 de julio en la cárcel de máxima seguridad y severidad de Guanajay, Artemisa, Otero Alcántara ha sufrido castigos y vejaciones, ha llevado a cabo huelgas de hambre y sed y se ha contagiado de COVID-19 en estos más de cinco meses.
“Esta serie responde a la necesidad de Luis de mostrar su experiencia ante el dolor, pero también esa esperanza que no muere. Seguimos! Estamos conectados!", escribió Ramos, curadora de arte y miembro del Movimiento San Isidro (MSI), sobre la serie de dibujos del artista titulada "En el Valle todos los gorriones son libres".
Este 20 de diciembre Otero Alcántara recibió la que quizás sea la última visita de sus familiares en el año, y en ella se supo que padece en la actualidad, debido al estrés, una enfermedad del cuero cabelludo conocida como dermatitis seborreica.
“Le hemos podido alcanzar algunos medicamentos, el estado de estrés en el que se encuentra y la incertidumbre, aún no han permitido que estos actúen eficazmente”, dijeron en un post en Facebook los del MSI, grupo de intelectuales cubanos que coordina desde sus inicios Luis Manuel.
Con las acusaciones de desacato agravado, desorden público e instigación a delinquir, el régimen totalitario pretende silenciar a quien ha sido una de las principales voces de la sociedad civil cubana en los últimos tiempos. Su arresto se produjo en el contexto de las protestas antigubernamentales del pasado julio, por lo que su nombre integra la lista de centenares de presos políticos con la que las autoridades de la isla despiden el 2021.
A continuación les compartimos íntegramente las palabras de presentación a la serie, escritas por Anamely:
En el Valle todos los gorriones son libres
Un artista se empeña en que dejen pasar sus utensilios en la cárcel de máxima seguridad de Guanajay. Su nombre es Luis Manuel Otero Alcántara. Después de mucho insistir, consigue la cuota exigua de un cuaderno y dos crayolas por visita. Los guardias miran atónitos la alegría con la que recibe estos pedidos. Son tesoros. Pero al artista no le es suficiente y empieza a coser las cajas de cigarros para seguir dibujando. Todo lo que cae en sus manos, sirve.
Comienzan a surgir los payasos. Son retratos. Casi autorretratos. Combinando todos los colores que ha podido reunir va dándole forma a una galería de emociones, variaciones mínimas donde se recrea la naturaleza humana, lo más básico y visceral que a todos nos acompaña. Luis es obstinado, eso lo sabemos. Sin poder salir, tomando sol una vez al día, mirando el cielo a través de una ventana chica, se conecta con sus/nuestras motivaciones esenciales, con eso que nos hace reír, llorar, asombrarnos, dudar, sentir miedo o tener deseos. ¿Cómo mantener los deseos dentro de una cárcel?
Algunos de los dibujos tienen frases breves, como exvotos. Algunas recuerdan pasajes anteriores de su vida: “En el Valle solo los gorriones son libres”, dice uno, haciendo referencia a marzo de 2020, cuando permaneció 14 días preso en la prisión de Valle Grande. Entre las dos cárceles, transcurrió poco más de un año, y cambió un país. Luis lo sabe. Los payasos son el rostro de un parto doloroso y grande, en el que todos estamos involucrados.
Luis Manuel Otero lleva más de cinco meses en prisión. Desde ahí ha salido como uno de las cien personas más influyentes del año según la Revista Times. En este tiempo su arte lo ha acompañado. Para Luis el arte es ara y no pedestal, al igual que la Patria. Sus payasos son hoy los retratos de una patria que se ahoga, que grita, y que aún así logra transmitir esperanza.
